En las últimas décadas, buena parte del cine estadounidense sale de su propio territorio para aprovechar incentivos fiscales, locaciones específicas y mano de obra especializada de otros países.

Producciones como Misión imposible o hasta películas del universo Marvel se realizan en Londres, Praga o Vancouver.

Ante esta situación, el presidente Donald Trump anunció su intención de imponer un arancel de 100 % a todas las películas filmadas fuera de EU.

Aunque la Casa Blanca aclaró que no se ha tomado una decisión definitiva, el anuncio plantea interrogantes, sobre la viabilidad económica de muchos proyectos internacionales, y sobre el papel que juegan países como México en la maquinaria del entretenimiento.

“Se explora un marco que cumpla con las directivas del presidente Trump para proteger la seguridad nacional y económica de EU y, al mismo tiempo, fortalecer a Hollywood”, explicó el portavoz de la Casa Blanca, Kush Desai.

La propuesta podría parecer, en principio, dirigida a películas extranjeras. Pero en la práctica afectaría a muchas producciones estadounidenses que se filman en el extranjero por razones logísticas, técnicas y financieras.

El productor Fernando Montes de Oca advirtió que la tarifa impactaría a películas extranjeras, y a otras filmadas por estudios estadounidenses fuera del país.

“No se trata de películas extranjeras como muchos creen, sino de cualquier producción filmada fuera del territorio estadounidense, incluso si es de estudios norteamericanos. Eso afectaría directamente a grandes franquicias”, dijo.

Desde su perspectiva, la propuesta desconoce cómo funciona el ecosistema audiovisual actual, en el que los proyectos se arman con recursos distribuidos en varios países. En el caso mexicano, las consecuencias serían directas.

“La falta de apoyos en estados como California llevó a los estudios a buscar locaciones en países que sí ofrecen incentivos competitivos para los productores. Si esta tarifa se implementa, impactaría directamente a películas mexicanas o extranjeras que busquen llegar a EU, y a las propias producciones estadounidenses que dependen de filmar en el extranjero”.

Además, el productor advierte que la medida podría frenar la llegada de producciones estadounidenses a México, lo que pondría en riesgo también empleos, recursos técnicos y colaboraciones que hoy sostienen a una parte importante de la industria fílmica local.

¿Y el cine mexicano?

El anuncio evidencia los pendientes estructurales del cine mexicano. Para el director Emilio Portes, lo preocupante no es sólo lo que pueda ocurrir en EU, sino lo que México ha dejado de hacer por su propio cine en los últimos años.

“Trump lanza propuestas sin detallar nada, generan ruido y aparecen en la agenda mediática. Habrá que ver en qué condiciones se aplicaría esta tarifa, para qué películas y a partir de cuándo”.

Portes señala que el país no ha actualizado su legislación audiovisual ni ha consolidado mecanismos efectivos de protección y estímulo al cine nacional.

“Necesitamos, con urgencia, una ley de cine que funcione y que se aplique realmente. Parece que estamos más interesados en lo que afecta a la industria estadounidense que en defender la nuestra”.

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