Ana Martín no canta ni en el baño, pero su disco es una joya que vale más que nunca

Grabó un disco en 1983 por insistencia de Bebu Silvetti, aunque ella no se sentía cantante. Aun así, lo hizo… y económicamente le fue mejor que como actriz.

“Eso me ayudó a sobrevivir”, dice Ana Martín, quien será homenajeada este mes en el Festival Internacional de Cine de Guanajuato. Lo curioso es que ese disco, que ella creía olvidado, hoy se vende en plataformas de segunda mano a varios cientos de pesos.

Dice que ni en el baño canta, pero su vinil se ha convertido en pieza de culto. Cosas del destino.

Aunque no desarrolló su carrera, la actriz alcanzó gran fama como cantante. Foto: Instagram.

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Este martes, la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas citó a una reunión para calmar ánimos. El motivo: la molestia del gremio de guionistas por lo ocurrido en las nominaciones al Ariel.

En las categorías de Guion Original y Adaptado sólo aparecieron tres títulos, algo que desconcertó al medio. Según Armando Casas, presidente de la AMACC, la razón fue que entre el tercer lugar y el cuarto hubo una gran diferencia de votos. Pero en el reglamento eso no está contemplado.

La queja no es por perder, sino por falta de claridad. Y aunque las letras chiquitas dicen que un comité puede resolver “eventualidades”, los autores exigen reglas más transparentes. Porque si algo no debe quedarse fuera en una premiación… es el guión.

Premios Ariel

El cantante del momento decidió seguir a una sola persona en TikTok: su novia. Un gesto que muchos le aplaudieron como romántico, pero que en redes fue recibido con comentarios tipo: “quedaste”, “simp” y “migajero”.

La polémica no fue por él, sino por ella: mientras Peso Pluma sólo sigue a Kenia OS, ella sigue a más de 800 cuentas, incluyendo varios hombres. Y eso bastó para que comenzara el debate sobre fidelidad digital, control de pareja y dobles estándares.

“Él puede seguir a una sola, pero eso no obliga a nadie”, dijo un fan. Otro fue más directo: “Si a Peso le vale, imagínate a nosotros”. En 2025, hasta el algoritmo puede detonar celos.