La serie Ojitos de huevo no iba a estar basada en la historia de vida de Alexis arroyo, el comediante mexicano con discapacidad visual que ha triunfado en el stand up.

Inicialmente, cuenta la guionista Olfa Masmoudi, los escritores querían hacer la serie de una persona ciega, pero llegaron al relato de vida de Arroyo y los cautivó.

“Alexis nos empezó a contar su historia de vida y también por su capacidad de comedia es que la cuenta de una manera muy chistosa, pero parecía también una historia muy entrañable y después una cosa llevó a la otra”, cuenta Mosmoudi.

El proceso de creación llevó al menos tres años en los que también se involucró Kike Vázquez, amigo de Arroyo, quien tiene parálisis cerebral y es activista por los derechos de las personas con discapacidad.

La serie, que acaba de anunciar su segunda temporada a través de Netflix, sigue las andanzas de ambos personajes en su mudanza de Queretaro a la Ciudad de México para buscar dedicarse a la comedia.

“Generalmente nos comparamos hacia arriba, siempre vemos lo que no tenemos y cuando te cuentan una historia de alguien que desde nuestra perspectiva tiene menos, como seres sin una discapacidad, te pone un poco en tu lugar y te dice ‘a lo mejor el problema no es tener una discapacidad, sino que no estás siguiendo tus sueños’”, señala.

La producción, que en su primera semana de estreno suma 8 millones 100 mil horas vistas, convirtiéndose en la primera serie inclusiva de México en la plataforma.

“El reto más grande que nos encontramos fue romper las barreras, ser los primeros en hacer algo siempre es una apuesta que necesita mucha valentia y ser muy cuidadosos, pero a la vez muy arriesgados, yo creía en esta historia porque sabía que no existía, buscamos contar algo diferente, con protagonistas que tienen otro tipo de dificultades y conflictos que quizá no hemos visto. Hubo muchas reescrituras para encontrar el tono correcto, pero siempre con la intención de darle verdadera voz a estos personajes”.

La creación no fue fácil, acepta la guionista, pues además de las consideraciones en el libreto, también había que adaptarse a las necesidades de los protagonistas en el set.

“Buscamos crear un personaje que fuera honesto, pero al tener un actor ciego tienes que resolver de otra manera en cosas cómo poner marcas o dar las indicaciones porque esto es nuevo, no estamos acostumbrados a tener actores con discapacidad y cuando los tienes no son los principales”, señala.

Alexis y Kike fueron sus principales asesores al momento de plantear la historia que busca generar empatía, y aligerar el tema.

“Que el público pueda tomar conciencia de ir mas allá de la apariencia y del prejuicio y aprender a ver la discapacidad desde un lugar que no es ‘pobrecito cómo sufre’, sino desde la comedia y reír y romper la seriedad que ciertos temas tienen, recordar que se necesitan momentos de risa y de soltar, que eso también te hace pensar”.

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