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Aprender mecanografía en la secundaria ¡vaya tarea! Antes de los teclados de hoy había unos duros y si tu dedo se iba por en medio terminaba un poco lastimado, al final fue una entretenida experiencia que resultó ser una de las habilidades que más he utilizado en mi vida universitaria y profesional.
El tiempo que ha pasado parece mucho pero no lo es tanto, en especial, si me pongo a pensar en los profesionales de la educación. Los imagino viendo venir una de esas cortinas de lluvia bajo una “nube” con conceptos nuevos como “colaboración en la web”, “administración de accesos”, “tareas virtuales” o “enseñanza multimedia”. No es de sorprenderse que algunos se pongan a la defensiva, y otros, más aventureros, empiecen a utilizar las herramientas, la mayoría de las veces sin metodología.
Es imprescindible poder contar con una forma adecuada de romper con esa tensión que produce la indecisión y que genera aspectos pesimistas por parte de los que requieren expresarse o la sensación de fatiga que tienen otros más resistentes al cambio sin siquiera empezar “la migración”. Vivimos un momento clave en el que todos estamos más cerca de acceder a un repositorio universal de información. Pero tener esa oportunidad será un trago distinto para cada persona y cada personalidad.
Hay personas acostumbradas a trabajar en colaboraciones y repositorios de información, citar fuentes, etc., especialmente en los campos de Ciencias, Tecnología, Ingenierías o Matemáticas (STEM por sus siglas en inglés). Ellos suelen tener mayor facilidad a la hora de adoptar la colaboración y el trabajo en Internet. Lo importante es destacar que nadie tiene que ser un experto en tecnología para disfrutar de los beneficios de educarse y aprender en la web.
Las personas están migrando a teléfonos inteligentes dejando que el trabajo difícil de procesamiento lo hagan los data centers de las compañías. Mientras, el precio de las nuevas laptops disminuye debido a que se enfocan en conectarse bien más que utilizar sus recursos internos en procesar información. Es claro que hay un interés real (¡con soluciones reales!) por conectar más lugares de enseñanza sin importar qué tan remotos estén, ahí es donde el costo-beneficio impactará a la sociedad.
Las escuelas rurales y suburbanas son las que se están conectando ahora. Lo vemos en el trabajo de compañías por intentar ampliar las zonas de cobertura en las que ya han invertido otras empresas para volverse socios que extienden la red con aviones, globos y satélites. O en otras instancias vemos a personas proactivas (un caso es en República Dominicana) que lo hacen con equipos baratos y ollas de cocinar, u otros (México, Cambodia) con latas de conserva grandes.
Algunas empresas que ofrecen servicios de cómputo en la nube ya ofrecen cursos en línea para educadores (e.g. goo.gl/7X8fHL) y para los no tan técnicos hay guías con recomendaciones para mejorar la conectividad de escuelas goo.gl/Xcu2pA y migrar a servicios en la nube goo.gl/L8yRYI. Evitar el #ruidoblanco alrededor de las especificaciones técnicas de una computadora y tener equipos para poderse conectar mejor a un menor precio es algo esencial para el futuro de la educación.