Más Información
Embajada de EU en México continúa capacitaciones a INM en migración; estamos orgullosos de apoyar, dice
De la Fuente alerta por tráfico ilícito de bienes culturales; Gobierno recupera 220 piezas arqueológicas
Reforma “ternurita”: Imjuve lanza campaña para promover elección judicial; “ellos nos salvarán del neoliberalismo”
#LaVozDeLosExpertos
Todos hemos escuchado lo caro que es producir una película, en especial en Hollywood con los nombres de artistas que van a llevar a más gente a las butacas. La experiencia de ir al cine todavía tiene un importante valor emocional en nuestras vidas. La carga de recuerdos se vuelve más sensible en un lugar que nos obliga a concentrarnos en una enorme pantalla y solo la gente a nuestro lado o los maleducados a nuestro alrededor pueden romper la concentración de consentir nuestros sentidos.
Una película puede gustarnos tanto que la quisiéramos poder ver cuando se nos antoje y ese deseo lo empezaron a cumplir las casas productoras vendiendo las películas en celuloide a algunos pocos. Luego llegaron los videocassettes a democratizar la posibilidad de tener las películas que más te gustan. Con esa tecnología antigua de cintas magnéticas para guardar datos audiovisuales llegó una nueva área comercial para las empresas cinematográficas: el entretenimiento en casa.
La peor pelea que podía venir de dicha estructura es que el director del área de entretenimiento en casa dijera que quería X película en videocassette (ahora DVD, Blue Ray o en Google Play / Amazon Video / iTunes) al mismo tiempo que en cartelera. Tan creo que existió esta conversación, que la norma es 90 días de espera entre la pantalla grande y la compra para el hogar. Obvio hay películas que se producen y no llegan a la pantalla grande y también son fuente de ingresos para las productoras.
Estoy de acuerdo con el romanticismo de la sala de proyección cinematográfica y su diseño tan exquisito para prepararnos mentalmente haciéndonos concentrar en lo que veremos, ese momento oscuro y silencioso previo a que arranque la película. Pero es absurdo no ver las tendencias digitales: pantallas, audio y contenido.
La oferta para el hogar con precios sorprendentes de pantallas, más grandes y con más nitidez que la del cine. La baja en costo y mejorada sencillez de los equipos para obtener un sonido envolvente que hoy ya son barras o sistemas sin cables, y el el acceso al contenido: Chromecasts, HDMI, computadoras económicas, hoy ¡casi cualquier equipo puede conectarse a Internet y permite hacer un streaming decente en HD y pronto 4K!
Mi primer GoogleTV tenía un BlueRay que ha de estar atrofiado, el equipo se usa para hacer streaming, y cuando el Internet y router lo permiten, Chromecast es una gran opción. Es así que hoy tengo una habitación en donde puedo disfrutar de un contenido en un ambiente propicio. Eso sí, probablemente seré más flexible con las notificaciones de mi celular y con la posibilidad de poner pausa.
Esta semana en el escenario de la conferencia Code, organizada por el medio de tecnología ReCode, el CEO de Netflix, Reed Hastings dijo que: “en última instancia, la elección del consumidor es una fuerza muy poderosa,” obvio. Pero ¿quién es ‘el consumidor’? A quién, en especial con problemas de desplazamiento, horarios complejos o con hijos, no le encantará poder ver lo que está en cartelera desde su sofá en dos horas de paz disponible.
Además esto es sin meseros pasando frente a tu butaca, sin groseros hablando a tus espaldas. Por supuesto, sería en un ambiente que no controle tanto tu capacidad de distraerte, pero no es tan malo. Tal vez la cantidad de salas disminuya, pero no creo que pase en el corto plazo, no por nada hoy Grupo Cinépolis tiene 214 cines en 97 ciudades alrededor del mundo.
Todos hemos escuchado lo caro que es producir una película, en especial en Hollywood con los nombres de artistas que van a llevar a más gente a las butacas. La experiencia de ir al cine todavía tiene un importante valor emocional en nuestras vidas. La carga de recuerdos se vuelve más sensible en un lugar que nos obliga a concentrarnos en una enorme pantalla y solo la gente a nuestro lado o los maleducados a nuestro alrededor pueden romper la concentración de consentir nuestros sentidos.
Una película puede gustarnos tanto que la quisiéramos poder ver cuando se nos antoje y ese deseo lo empezaron a cumplir las casas productoras vendiendo las películas en celuloide a algunos pocos. Luego llegaron los videocassettes a democratizar la posibilidad de tener las películas que más te gustan. Con esa tecnología antigua de cintas magnéticas para guardar datos audiovisuales llegó una nueva área comercial para las empresas cinematográficas: el entretenimiento en casa.
La peor pelea que podía venir de dicha estructura es que el director del área de entretenimiento en casa dijera que quería X película en videocassette (ahora DVD, Blue Ray o en Google Play / Amazon Video / iTunes) al mismo tiempo que en cartelera. Tan creo que existió esta conversación, que la norma es 90 días de espera entre la pantalla grande y la compra para el hogar. Obvio hay películas que se producen y no llegan a la pantalla grande y también son fuente de ingresos para las productoras.
Estoy de acuerdo con el romanticismo de la sala de proyección cinematográfica y su diseño tan exquisito para prepararnos mentalmente haciéndonos concentrar en lo que veremos, ese momento oscuro y silencioso previo a que arranque la película. Pero es absurdo no ver las tendencias digitales: pantallas, audio y contenido.
La oferta para el hogar con precios sorprendentes de pantallas, más grandes y con más nitidez que la del cine. La baja en costo y mejorada sencillez de los equipos para obtener un sonido envolvente que hoy ya son barras o sistemas sin cables, y el el acceso al contenido: Chromecasts, HDMI, computadoras económicas, hoy ¡casi cualquier equipo puede conectarse a Internet y permite hacer un streaming decente en HD y pronto 4K!
Mi primer GoogleTV tenía un BlueRay que ha de estar atrofiado, el equipo se usa para hacer streaming, y cuando el Internet y router lo permiten, Chromecast es una gran opción. Es así que hoy tengo una habitación en donde puedo disfrutar de un contenido en un ambiente propicio. Eso sí, probablemente seré más flexible con las notificaciones de mi celular y con la posibilidad de poner pausa.
Esta semana en el escenario de la conferencia Code, organizada por el medio de tecnología ReCode, el CEO de Netflix, Reed Hastings dijo que: “en última instancia, la elección del consumidor es una fuerza muy poderosa,” obvio. Pero ¿quién es ‘el consumidor’? A quién, en especial con problemas de desplazamiento, horarios complejos o con hijos, no le encantará poder ver lo que está en cartelera desde su sofá en dos horas de paz disponible.
Además esto es sin meseros pasando frente a tu butaca, sin groseros hablando a tus espaldas. Por supuesto, sería en un ambiente que no controle tanto tu capacidad de distraerte, pero no es tan malo. Tal vez la cantidad de salas disminuya, pero no creo que pase en el corto plazo, no por nada hoy Grupo Cinépolis tiene 214 cines en 97 ciudades alrededor del mundo.