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#LaVozDeLosExpertos
Cuando nos topamos con una empresa disruptiva, empezamos a hablar de innovación o a ver a estudiantes del IPADE haciendo análisis y reportes sobre sus principales características para impactar la industria. En varios casos esas características no pertenecen al área de administración de negocios, ni a las de innovación; pero sí a herramientas inherentemente humanas: tenacidad, paciencia y enfoque. La de enfoque es más fácil para las máquinas que para muchos humanos, en especial para algunos soñadores como yo.
Escuchamos que soñar no cuesta nada, pero lo que ha caracterizado a muchos de los soñadores, además de unas ganas impresionantes de cambiar o mejorar al mundo, es creer en el proyecto de uno, que todo obstáculo será una oportunidad. Paul Graham, fundador de Y combinator, dice que la razón por la que las startups fracasan es porque: a) se quedan sin dinero (fondos) o b) el/los fundador(es) se da(n) por vencido(s).
Puede haber un ligero trasfondo de que venimos del boom del coaching a finales del siglo pasado, sumado a una nueva meca de innovación (y control mediático) llamada Silicon Valley.
Lo que cada vez es más claro es que se respira en el aire de ese lugar un mensaje en donde darse por vencido no es un pensamiento generalizado y eso es lo que ha permitido existir a varias de las startups del día de hoy: su autodeterminación, a veces peligrosa, por ser invencibles.
Lo que sí no está pasando en México para crear nuestra mini Meca de innovación y emprendimiento es: brincarnos el ya casi, ese ya merito que nos detiene. Hacer algo en México, bien me compartía un compañero de trabajo, es como jugar un videojuego. Te presentan todos los mundos del juego, te dicen los monstruos contra los que te vas a encontrar, pero no puedes jugar tres mundos al mismo tiempo, tienes que pasar uno para lidiar con el otro. Tienes que ver el escenario donde cada uno te va a quedar mal, poner el pie, inventarte historias o simplemente distraerse o dejarte escuchando el #ruidoblanco del respiradero de un estacionamiento público.
Hablando de startups, en la semana leí sobre la valuación de 20 mil millones de dólares respecto a la red social que se consume tus datos y batería: Snapchat. Nada más dispar a los primeros elementos que muchos defensores de Twitter (ahora valuada en 10 mil millones de dólares) resaltaron: 140 caracteres, sin imágenes: poco gasto de plan de datos, poca necesidad de recursos. Por supuesto que la actualidad ha dado giro a muchas cosas que permiten construir módulos sobre Twitter.
Han cambiado mucho los paquetes de datos móviles, los servicios audiovisuales y de transmisión de video online. También en módulos, pero mucho más compactado, se ha visto la manera
de llamar la atención de las audiencias hacia
compartir y poder hacer dinero de lo que la gente comparte en tu plataforma. Videos cortos como Snapchat, imágenes con cientos de tags como Instagram, la marea de cosas que puedes compartir con mensajería instantánea estos días: ya sea por Telegram, Whatsapp. Tal vez eso, y los nuevos
cables submarinos como el que Facebook y Microsoft, pondrán, entre EU y el sur de Europa, mejor la transferencia de tanto #ruidoblanco; sin decirnos quién lo está monitoreando.