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#LaVozDeLosExpertos
Es impresionante ver toda la logística que rodea una carrera de Fórmula 1. Empezar a entender todas las piezas que implica realizarlo explica (de alguna manera) el costo de los boletos y la importancia para el gobierno local y federal que tiene el Gran Premio de México. Sin embargo, lo que más impresiona es el uso de la tecnología y los métodos de ingeniería más avanzados que evolucionan carrera tras carrera, país tras país.
Que Lewis Hamilton haya ganado por tercera ocasión la copa mundial, no quiere decir que la carrera en México sea menos especial, sobre todo si nos enfocamos en los detalles tecnológicos. Iniciaré por lo que me parece clave: Big Data. Por este recurso, se entiende la recopilación, análisis y formulación de tendencias a partir de grandes cantidades de información. Lo que se recopila al usar una aplicación, una página de Internet, un motor de búsqueda, las redes sociales o un servicio web, pero también al correr un prototipo en una pista a más de 300 kilómetros por hora.
La tecnología y el trabajo de ingeniería que involucra participar de la Fórmula 1, la convierte también en una competencia entre ingenieros que intentan exprimir, mejor que el resto, la tecnología disponible en la mayor cantidad de ámbitos posibles.
Eso solo se puede dar de una forma: poniendo sensores que generen métricas en todos lados. Sensores que se extienden por el chasis, midiendo su aerodinamismo dentro del túnel de viento. En el auto, lo que permite crear los impresionantes simuladores (también con sensores) que han desarrollado al no poder usar la pista de forma ilimitada. Además, están los que miden el desgaste de llantas, la optimización de energía cinética (al frenar) y térmica (desprendida por fricción), para inyectar potencia a las neumáticos de atrás y gestionar de mejor forma los 100 kilos de combustible que tienen para la carrera.
Al entrar a los centros de control de las escuderías, vemos decenas de monitores con información y a colectivos de ingenieros en salas, comunicándose con las ensambladoras, cruzando datos para no dejar escapar absolutamente nada a la hora de tomar decisiones estratégicas. No hay mejor ejemplo de toma de decisión informada en segundos, y respaldada por datos, que un movimiento estratégico en la pista de la F1.
Desde elegir cuándo conviene hacer las paradas a pits para cambiar neumáticos y evitar regresar a la pista con tráfico, cuándo usar potencia y cuándo combustible (se habla de unidades de potencia no de motores), al mismo tiempo que se considera la meteorología, saber qué hacer ante la posible aparición de un Safety Car y muchas otras cosas divertidas, como el #ruidoblanco.
Si van al autódromo o ven el Gran Premio en la tele, imagínense que son Neo en la Matrix. Vean en códigos numéricos el viento que pasa por los alerones, el desgaste de llantas, el disminuir del peso mientras se consume el combustible, la fricción del aire mientras el chasis se pega al piso. Emociónense al ver el esfuerzo de los pilotos y, por supuesto, deseemos lo mejor a los equipos, en especial al de Sergio ‘Checo’ Pérez.