Este año deportivo resultó brillante para Ricardo ‘Tuca’ Ferretti, quien se pone de moda, luego de su buen paso por la Selección Nacional, de jugar la final de la Copa Libertadores frente a River Plate, ganar su cuarto título en torneos de Liga y ser un claro ejemplo de perseverancia en su trabajo como director técnico, ya que no ha dejado de entrenar desde su debut, precisamente con Pumas, en 1991.

Si bien, no ha sido del agrado de muchos que lo tachan como un estratega defensivo en su postura de juego, se debe decir que cada día tiene más reconocimiento por la gente de futbol, al mostrar un fuerte compromiso, regularidad, efectividad y buenos resultados en la banca.

En mi experiencia con él como compañero y entrenador en sus primeros años, no me queda la menor duda de que es un tipo exigente, se transforma con el juego al querer ganar, le gusta el jugador con técnica y capaz de leer el juego; es didáctico porque aprendes muchas cuestiones futbolísticas y diría que hasta simpático fuera de la cancha. Es evidente que está en una etapa de madurez muy dulce que se refleja en su cara, maneja sus declaraciones como un viejo lobo de mar, y cuenta con todas las tablas para seguir en acción por muchos años o, por qué no, verlo en otra posición dentro de la institución regiomontana, que es su casa.

Desde su llegada a Tigres, Ricardo supo imponer su sello al encontrar los apoyos necesarios de la directiva para conformar un buena plantilla, con un trabajo de continuidad que le permite reflejar sus ideas en el campo; apuntaló todas las líneas con la llegada de jugadores de gran calidad, como André-Pierre Gignac, quien está al menos dos escalones arriba de la media de los futbolistas de la Liga MX. También se reforzó en otros sectores, como es el apoyo técnico con la incorporación de Miguel Mejía Barón y Luis Flores, de tal manera que no resulta sorpresivo que hoy sea el mejor equipo de México.

Por otro lado, es una pena lo que pasó con la maldición del líder, Pumas nos dio gratas alegrías en el torneo regular, pero desafortunadamente tuvo su bajón futbolístico y anímico en el momento menos oportuno. Sin embargo, en su campo, el equipo se redimió, con base en la actitud y la intensidad igualaron el duelo en todos los aspectos. Los jugadores respondieron a su afición y cayeron con la dignidad propia de un club histórico.

Finalmente, quiero hacer un reconocimiento al doctor Octavio Rivas debido a su sensible fallecimiento. Quiero agradecerle por ayudarme a canalizar todas las vivencias con firmeza mental, en un reto a disfrutar la vida en nuestras actividades cotidianas. En nombre de muchas generaciones: Gracias, Octavio. ¡Te vamos a extrañar por encima de que dejas una gran huella!

elcapiespana@gmail.com

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