El gabinete del presidente Enrique Peña Nieto puede rechazar y criticar el pesimismo de muchos mexicanos que observamos como se hunde el país ante la pasividad o complicidad de nuestros gobernantes, pero lo que no puede negar ni regatear son la cifras de empobrecimiento de la población que va en aumento, lo que convierte su programa de combate a la miseria, y a la responsable de ello, en un verdadero fracaso.
En dónde están los miles de millones de pesos del presupuesto público que el Congreso destina a programas sociales que deben tener como misión acabar con la miseria extrema, si ni siquiera esos recursos han podido revertir la pobreza existente y, por el contrario, cada año se suman más mexicanos a esa terrible condición de sobrevivencia.
El gobierno de Peña ha fallado en generar bienestar a los mexicanos y su secretaria de Desarrollo Social, Rosario Robles –expulsada del PRD por corrupción–, no ha podido o no ha querido cumplir con los millones de personas que a diario luchan por alimentarse, ya no hablemos de la falta de educación, salud y vivienda.
Las cifras más recientes del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) son contundentes y alarmantes: entre 2012 y 2014, el porcentaje de pobres en México subió del 45.5 por ciento al 46.2 por ciento del total de habitantes, hasta llegar a los 55.3 millones de personas. Es decir, uno de cada dos habitantes es pobre en México y tiene problemas para alimentarse, educar a sus hijos, tener un lugar donde vivir o atender su salud. Impensable vacacionar o dedicar tiempo a actividades deportivas y artísticas.
Desde que se anunció que el número de pobres aumentó en 2 millones, la responsable Rosario Robles entró en crisis, y a pesar del apoyo que Peña Nieto le concede, distintos actores sociales exigen su renuncia. Los futuristas colocan en esa posición a Aurelio Nuño, jefe de la Oficina de la Presidencia de la República, quien también aspira a ser el candidato priísta para 2018.
En su informe Medición de la pobreza en México 2014, el Coneval sostiene que la pobreza extrema se redujo de 11.5 millones a 11.4 millones de personas entre 2012 y 2014, prácticamente nada si se toma en cuenta que esos mexicanos carecen de todos los satisfactores básicos de vida, es decir, literalmente se están muriendo de hambre, sin que el gobierno haga algo ante tal injusticia.
Otra de las áreas más críticas en cuanto a pobreza extrema es la “invisible” población rural, esa que el gobierno argumenta no poder atender porque está muy aislada y apartada de los centros de desarrollo social, como si estos millones de campesinos, jornaleros e indígenas tuvieran alguna otra opción donde vivir. El Coneval señala que en este renglón, entre 2012 y 2014 el porcentaje en pobreza tuvo una mínima reducción, al pasar del 61.6 a 61.1 por ciento. En contrario, la población urbana pobre aumentó de 40.6 a 41.7 por ciento.
Las zonas más afectadas por el incremento de la pobreza son 13 entidades federativas: Baja California Sur, Coahuila, Chiapas, Hidalgo, Estado de México, Guanajuato, Michoacán, Morelos, Oaxaca, Sinaloa, Sonora, Tlaxcala y Veracruz. Y las regiones con mayor porcentaje de pobres son las mismas de siempre: Chiapas con un 76.2 por ciento de habitantes; Oaxaca, con 66.8; Guerrero, con 65.2; y Puebla, con 64.5 por ciento. A pesar de este fracaso de Rosario Robles que arrastra a Peña Nieto, el PRI buscará mantenerse en el poder en las próximas contiendas electorales.
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