Quién comenzó la matazón en el cine. No se sabe a ciencia cierta pero el imaginario cinematográfico colectivo recuerda algunos famosos killers como Paul Kersey (Charles Bronson) repartiendo —como veo doy— calcetinazos repletos de municiones, como plomo calibre mortal, en El vengador anónimo (1974) de Michael Winner. La ciudad de Nueva York tardó en recuperarse porque hubo tres películas más, donde corrió la sangre de muchos delincuentes que, ante la fusca, clamaban inocencia.

En algún momento de su vida cinematográfica Robert De Niro, Tom Cruise, Ben Affleck y otros altisonantes más han apretado el gatillo. Otros no sólo han metido plomo en carnes blandas sino que les encanta romper huesos: ahí están los ejemplos de perversidad de Jean Claude Van Damme (al que también le gustaba darle a las mujeres) o Steven Segal, el mejor quiebrahuesos de la pantalla grande.

La no tan nueva camada de matones de película (Dolph Lundgreen, Silvester Stallone, Arnold Schwarzenneger, Bruce Willis, Jason Statham, Denzel Washington, Vin Diesel y algunos más que matan para llevarse el pan a la boca, se inspiraron en los viejos filmes del veterano John Woo protagonizados por Chow Yun-Fat, como The Killer y Hard Boilled. Más tarde salieron a relucir las pistolas y rifles de alto poder (de uso exclusivo de la policía y el ejército) de (franco) tiradores expertos como Mark Whalberg en “Shooter” y, más recientemente, han disparado veteranos como Liam Nesson (que sigue relegado de Los Indestructibles) hasta Ben Affleck que ha cortado cartucho en El Contador.

Uno de los más recientes y harto carismáticos es Keanu Reeves, que interpreta a John Wick, bueno para el balazo rápido, certero y mortal pero sólo si lo provocan. En su primera película hace el papel de un asesino retirado. Tienen casi todo y se mantienen con perfil bajo hasta que una pandilla quiere su carro, sin pagarlo. La calentada que le meten y el asesinato de su perro, marcan el destino de los pend... que osaron retarlo, incluyendo uno que es hijo de un mafioso de altos vuelos. John Wick no hubiera matado a una mosca pero qué necesidad había de provocarlo.

La sangre de los orificios de las balas (que son muchos) se convierte en un placer culposo para los fanáticos del thriller casi artesanal, que apenas cumple con algunos requsitos de convencionalismos del género, pero que gana en determinación vengativa casi enferma, salvaje en ocasiones y muy sangrienta en el saldo final. La paradoja es que John Wick, sin molestar a nadie desde su retiro y con el cochinito lleno de sus anteriores trabajos que le aseguran una larga y ya tranquila vida, tiene que salir de su retiro porque va a haber elecciones y, quien gane, podrá tener el control mafioso de un grupo internacional de malas personas. Casi igual a las recientes elecciones del Estado de México.
Wick empaca sus cosas y sale a Roma, cargado de adrenalina para jugarse el todo por el todo y, previas pastas que se mete (macarrones, espaguetis y canelones…) por recomendación de sus amigos, que quieren sacar raja política, de los que queden vivos, prepara las balas expansivas. Ya se sabe: es un thriller palomero en Blu-ray cortesía de Zima Entertainment que más vale que película de Eugenio Derbez y Salma Hayek.

pepenavar60 gmail.com

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