Los tiempos cambian, me comenta el gurú cinematográfico del Tianguis del Chopo, Juan Heladio Ríos, lo mismo que los usos y costumbres de los del parche negro en el ojo y el par de tibias cruzadas por la calavera; pero más el público que, para estar en lo novedoso del cine, recurre a las opciones alternativas.

Ya nadie —o muy pocos— apelan a las magníficas ediciones de Criterion Collection, el gore parece que ya pasó de moda, y muchos de los filmes clásicos que, en cualquiera de los géneros cinematográficos que forjaron generaciones de cinéfilos, van rumbo al olvido.

Antes uno se mataba por estar al día no sólo en películas de cualquier latitud del mundo (incluyendo las del fenómeno Bollywood) o las series. Hoy muy pocos se interesan y, una gran generalidad de los millennials, creen que el cine se debe ver en el celular ¡háganme el chingado favor! Por eso ante la inminente falta de interés por el séptimo arte (al que ya hasta los piratas le están perdiendo el respeto, no obstante que dé el comen) la opción parece darse en la oferta de las plataformas de entretenimiento como Netflix.

Puntualmente llegan no sólo películas que los piratas deberían copiar sino una variedad de documentales fascinantes e insólitos que el propio gremio debería considerar pero, por desidia, desconocimiento o irse nada más por el camino fácil del cine guarro, descuidan. Lo mismo aplica para las series por las que muchos matarían. Por eso Netflix, se ha metido cual linebacker, para defender los gustos de los que todavía se apasionan por el cine. El último reducto de éste se ha estacionado en las grandes pantallas HD equipadas con 4K y barras de sonido digital, para disfrutar de lo que nunca nos dará la cartelera que sólo defiende las imágenes de palomitas, refrescos y combos.

Justamente ahora mismo están disponibles en Netflix los dos primeros capítulos de la tercera temporada de un regreso inimaginable: Twin Peaks, de David Lynch, con la mejor pesadilla oscura y bizarra actual de la televisión, sacada del refrigerador de la tensión perturbadora casi al límite (la que le da urticaria a Álvaro Cueva). Estas dos primeras entregas han bastado para enganchar e irritar a los fans de autor de “Cabeza Borradura”, que va más allá del cine, la tv y futuras claves del entretenimiento moderno.

En thrillers políticos, a partir del 30 del presente, comienza la nueva temporada de House of Cards, maniaca, intensa, ávida de poder y muy criminal que propone una nueva premisa del matrimonio incomodo de Francis y Claire: ¡Nación Underwood! Que Donlad Trump, ni que nada. Mientras tanto, si no la han visto, pueden advertir lo que es hasta el momento el mejor hallazgo en cuanto a thrillers dramático-políticos del momento: Sucesor Designado, donde, para empezar, ¡vuela el Capitolio y las conspiraciones para quitar al presidente Tom Kirkman (Kiefer Sutherland) van más allá de los cuerpos atravesados por las balas de una falsa democracia. El preciso está más creíble que Jack Bawer y sus enemigos más gruesos que los de cualquier cártel de narcos.

pepenavar60@gmail.com

Google News

TEMAS RELACIONADOS

Noticias según tus intereses