Lo interesante de los toreros maduros es que, si han aprendido bien el oficio, tienen mucho que expresar delante de los toros. Alfredo Ríos ‘El Conde’ brindó una reposada actuación, el domingo último en la Plaza México. Le tocó el único buen toro de la ganadería de Lebrija para la lidia a la usanza española. El ejemplar tenía la fuerza justa, pero atesoraba nobleza y buen estilo. Entonces el diestro jalisciense lo toreó a media altura, sin obligarlo, acompañando sus lentas embestidas con un afinado sentido del temple. Fueron los momentos de mayor profundidad de una función donde también surgió la superficial espectacularidad de los pares de banderillas a cargo del tlaxcalteca Uriel Moreno ‘El Zapata’ y el granadino David Fandila ‘El Fandi’. En realidad, ninguno de los toros de su lote se prestaba para clavarles banderillas puesto que no se arrancaban de largo, sino que escarbaban y medían. Pero ambos, cosa encomiable, se empeñaron en agradar al cónclave que hizo una aceptable entrada en los graderíos del gigantesco embudo. Se echó en falta que los actuantes no rivalizaran en el segundo tercio, porque si algo se antoja en este tipo de carteles de matadores-banderilleros es que compitan entre ellos para saber de qué cuero salen más correas.
El encierro de la ganadería de Lebrija dejó mucho qué desear. Animales faltos de poder y bajos de casta, que recibieron un piquete simbólico en su visita a los petos. Si acaso se salvó el ya mencionado toro que cayó en las experimentadas manos de ‘El Conde’ y también el que abrió plaza, suave y colaborador, lidiado con aseo por el rejoneador hidalguense Horacio Casas.
Duelo. Esta tarde en La México se realizará un mano a mano por demás interesante entre Julián López ‘El Juli’ y Octavio García ‘El Payo’ con toros de Fernando de la Mora, una de las dos o tres ganaderías más cotizadas en la Fiesta en México. Ojalá que la balanza se incline a favor de la bravura para que los potenciales triunfos de los coletudos tengan una trascendencia mayor. Existe un gran interés por ver la reaparición de Julián en el coso metropolitano, después de su ausencia en la temporada anterior por diferencias con la empresa que dirige Rafael Herrerías.
Para ‘El Payo’ es una gran oportunidad de demostrar su capacidad y a la vez uno de los compromisos más fuertes de su carrera, dado que se enfrentará con una de las más grandes figuras del toreo mundial de los últimos tiempos.
El ganadero De la Mora seguramente no asistirá al palco del callejón pues el martes pasado fue operado como consecuencia de una oclusión intestinal y una trombosis mesentérica que lo mantuvieron internado en el hospital Los Sabinos de la ciudad de Querétaro.
Reventa. Hace muchos años que no había tanto interés por una corrida de toros en México como el que ha despertado la que se celebrará el domingo 31 de enero del año entrante en la Plaza México. José Tomás y Joselito Adame sostendrán un sensacional mano a mano con toros de Los Encinos y Fernando de la Mora.
Todo parece indicar que al fin se llenará la plaza hasta el reloj, lo que no ocurre desde hace unos quince años. Como José Tomás no permite que sus actuaciones se transmitan por televisión, la única opción es verlo in situ. La empresa informó que el boletaje que se puso a la venta la mañana del pasado lunes se agotó en unas cuantas horas (falta todavía la compra de entradas por parte de quienes poseen el llamado Derecho de Apartado).
Lo malo es que la reventa hizo de las suyas. Vimos cómo un aficionado pagó 10 mil 500 pesos por cuatro boletos de la fila 20 del segundo tendido de Sombra, unas diez veces más de su valor. Claro que esos precios estratosféricos bajarán conforme se acerque la hora del inicio del festejo. Desde luego que se trata de una práctica nefasta que ocurre en las narices de las autoridades, pero refleja la enorme expectación que ha provocado el evento de marras.
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