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El Partido de la Revolución Democrática (PRD) tuvo como ideal representar los anhelos y sueños de cambio de los mexicanos en 1989. Hoy, 28 años después, distintas voces lo ven en picada, con acta de defunción, bajando con persistencia en las distintas encuestas, pero para lamento de muchos el trabajo del PRD está llegando con fuerza a las mexicanas y los mexicanos que buscan una opción política cercana a la gente y defienda los intereses de las mayorías. Recientemente dimos la cara por la sociedad, demostramos nuestro compromiso, defendimos y seguiremos luchando por revertir el gasolinazo.
El trabajo del partido se nota y a pesar de que nos dan por muertos, la realidad es que no es así puesto que las afiliaciones al sol azteca están en orden creciente. El PRD está sólido y seguirá creciendo con miras a 2018.
Quienes somos perredistas vemos las cosas de distinta forma, tenemos dentro del partido la virtud de poder disentir, argumentar y discutir. La llamo virtud porque en otros partidos políticos ya sean de derecha, centro o izquierda sería prácticamente imposible que eso suceda. Lo anterior lo digo para poner en contexto lo que se vive día a día en el PRD.
También es cierto que compañeros que crecieron políticamente en nuestro partido tomaron la decisión de adelantarse en el camino e inclinarse por el candidato de Morena. Ello es resultado de que está por concluir un sexenio y que hay movilidad política pero sobre todo intereses particulares.
Lo que es un hecho es que el PRD es fundamental para el 2018, sin duda será el fiel de la balanza, pues es indispensable para el candidato que aspire al triunfo como presidente de la República.
Es por ello que debemos tomar decisiones, los tiempos apremian y necesitamos definiciones con miras al 2018. ¿Alianzas con la izquierda? ¡Claro que sí!, está en nuestros estatutos y se deben priorizar. No se debe cancelar la posibilidad de unidad de las izquierdas, pues divididas no hacemos mayoría y juntas podríamos ganar cualquier elección con diferencia de dos a uno.
Pero no podemos pensar en alianzas de facto, se necesita de la voluntad de todas las partes para trabajar juntos, sin arrogancias personales de ninguna índole. Es claro que ya existen coincidencias para trabajar de la mano: la reversión de las llamadas reformas estructurales como principio de cuentas, la reintegración de los recursos del subsuelo, fundamentalmente el petróleo, al igual que el servicio público de electricidad son solo algunas de las causas comunes.
Los perredistas tenemos el reto de defender los intereses de quienes votaron por nosotros, con la tarea de ser los que levantemos la voz y defendamos las exigencias de las y los mexicanos, pero también una oposición abierta a escuchar y construir un proyecto de nación progresista en beneficio de México.
Por ello, no es momento de correr a otros partidos o mirar a otros lados, es tiempo de generar una unidad interna. Quienes estamos en el PRD y decidimos quedarnos debemos trabajar para delinear una agenda que represente una opción de cambio viable, pues nuestro país lo necesita con urgencia.
Con esa misma urgencia debe ser convocada la militancia para poder externar todas las opiniones, todos los argumentos, llevar a cabo discusiones profundas, que tengan como finalidad tomar decisiones definitivas rumbo a 2018.
Coordinador de la fracción parlamentaria del PRD y presidente de la Junta de Coordinación Política de la Cámara de Diputados