Más Información
Escribía mi columna Razones y Pasiones cuando Gabriel Pichardo, de EL UNIVERSAL TV, nos envió desde Puebla un video en donde se ven momentos del linchamiento a uno de los dos jóvenes en Ajalpan.
Nos reunimos en la redacción. Guardamos silencio.
Las imágenes y las palabras son escalofriantes. Violencia pura.
“Soy encuestador, de verdad”, alcanzó a decir la víctima frente a los tipos enardecidos.
“No, a la verga… En dónde están los niños hijo de tu puta madre”.
En un segundo plano se oyó: “O como al otro te vamos a quemar”.
Continuó el interrogatorio entre el caos, la confusión y la persona moribunda.
“¿Y tú de dónde eres?”, gritó uno.
“Distrito Federal”, respondió.
“Distrito Federal, puto, ira… pinche mexicano guango”, sentenció otro. “A ver, dinos, puto, ¿cuántos niños has robado?”
Un hombre con una varilla ensangrentada lo volvió a golpear. Se escucharon entonces las que podrían haber sido sus últimas palabras.
“Por Dios que ninguno… no he robado nunca, la verdad”.
Se lanzó el resto del grupo.
“Ya, a la verga… mátenlo”.
Es el video de la locura, el terror, el odio, el dolor, el mal… en un minuto con cuarenta segundos.
Los hermanos José Abraham y Rey David Copado Molina no lograron sobrevivir. Trabajaban para la empresa Marketing Research and Services. Realizaban un estudio sobre el consumo de tortillas cuando fueron acusados por los pobladores.
Hasta el último aliento, el joven sometido negó ser secuestrador.
El cuerpo de su hermano yacía bajo el fuego.
Quien grabó estaba a escasos cincuenta centímetros de la víctima. En la parte final levantó el celular con la cámara y se vieron, de manera fugaz, algunos rostros.
No debe quedar impune este crimen atroz.
Y lo más difícil, no debe volver a suceder jamás.
Cuando concluía estas líneas, nuestros compañeros reporteros nos enviaron un audio donde se escucha el testimonio de una señora del municipio de Ajalpan. A José Abraham y a Rey David los vieron sospechosos porque supuestamente querían entrevistar a adolescentes… y porque las preguntas eran sobre tortillas “y aquí no hay tortillerías”… y porque corrían… y porque alguien vio a uno de ellos días antes… y… y… y…
La paranoia, la ignorancia, el rumor, la enfermedad… sí, la locura.