El Coloso de Santa Úrsula se pintó de azul y oro luego de que los Pumas de la UNAM terminaron humillando a las Águilas del América al son de tres goles por cero. Una diferencia que se antoja lapidaria, toda vez que los emplumados quedan obligados a ganar en el partido de vuelta por cuatro goles a cero, lo que se antoja difícil, pero no imposible.
Por esas cosas que tiene el futbol, los de Coapa dominaron con amplitud los primeros 45 minutos, creando múltiples ocasiones de gol, las cuales no supieron concretar, de modo que se hizo bueno el viejo adagio: “equipo que perdona, pierde”.
Bueno sería recordar que al minuto 16 le anularon un gol legítimo a los universitarios por un supuesto e inexistente fuera de juego de Britos.
Para la parte complementaria cambió el panorama cuando Pablo Aguilar se fue a bañar temprano, ganándose a pulso la segunda amarilla y por lo tanto la roja.
Los felinos aprovecharon la superioridad numérica para irse arriba en el marcador por conducto de Sosa.
Para colmo de males, unos minutos después, en una acción poco clara, el América se quedó con 9 hombres cuando el silbante Fernando Guerrero mandó a las regaderas a Samudio, también por segunda amarilla, como resultado de la clara desesperación en la que entraron los jugadores de las Águilas.
Los Pumas se adueñaron del partido y Alcoba y Herrera pusieron los últimos clavos en el ataúd azulcrema.
Al minuto 71 la sacó muy barata Sambueza, al hacer una entrada criminal que se antojaba para tarjeta roja. Sin embargo, al silbante le tembló la mano para dejar a las Águilas con sólo 8 elementos.
Debo decirles, estimados lectores, que se juntaron el hambre con las ganas de comer. El equipo más indisciplinado del torneo, el que más faltas cometió y el que más tarjetas recibió (América), con el nazareno que más infracciones señaló durante la competencia y más cartones preventivos mostró. El resultado fue un partido polémico en donde para mi gusto el juez abarató las tarjetas, terminando por perderse, haciendo un trabajo poco aseado y por ende dándole carne a los lobos.
Los árbitros continúan dando de qué hablar, provocando la crítica con trabajos deficientes, y lo peor, influyendo en los resultados y la conducción de los partidos, en una situación por demás lamentable.
¿Que nunca en la Liguilla los Pumas habían vencido al América en el Azteca? Siempre hay una primera vez. Lo más valioso del triunfo universitario fue que se obtuvo... ante un gran equipo.
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