El Apertura 2015 ha terminado en el balompié mexicano y me parece que será recordado como el torneo peor arbitrado de la historia.
No entiendo en qué mundo viven los dirigentes de los hombres de negro, que cuando son entrevistados hablan maravillas de la metodología con que trabajan; entonces, resulta incomprensible que cometan tantos errores de apreciación, exhibiendo tal desconocimiento de regla y ausencia de recursos. Que se dejen insultar y faltar al respeto, perdiendo el control de los partidos, tomando decisiones que influyen directamente en los resultados.
Pero la cosa no termina ahí, toda vez que el manejo que le han venido dando a las designaciones arbitrales no solamente es híper cuestionable, sino que raya en la inmoralidad.
Por ejemplo, Alfredo Peñaloza pitó la semifinal Toluca-Tigres el domingo 6 de diciembre, y transcurridos únicamente 4 días, es decir el jueves 10, volvió a arbitrar a los dirigidos por el ‘Tuca’ Ferreti, en la final de ida, celebrada en el ‘Volcán’.
Para mi gusto se trató de una designación temeraria. Por un lado, Peñaloza había ‘matado’ a los Pumas en el último partido que les había silbado, allá por la fecha 9, en donde regaló dos penaltis a los de La Noria y se la pasó provocando a los jugadores universitarios todo el partido, en especial a Britos.
Mis sospechas resultaron ciertas. Les volvió a marcar un penalti inexistente en contra, que a la larga gravitó de más y al primer futbolista que pintó de amarillo en el partido, ¿adivinen ustedes estimados lectores quién fue?. ¡Britos! Pero dejando a un lado sus marcaciones, repetir a un juez, en 96 horas, con el mismo equipo, en duelos de tanta trascendencia, solamente pasa en México.
¿Quieren más? Pues ahí tenemos el caso de Fernando Guerrero, quien de los cinco últimos partidos que arbitró, cuatro se los dirigió a Pumas, es decir el 80% de los juegos. Les pitó en la fecha 16, en cuartos de final, semifinal y final. ¡No puede ser! Sólo pasa en México.
Entonces surgen las preguntas ¿Qué, no tienen otro árbitro? Si trabajan a las mil maravillas, ¿por qué no cuentan con una plantilla más amplia de silbantes confiables? ¿Es sano que un sólo colegiado dirija tan seguido a un mismo equipo?
¿Se imaginan que en la Champions o en alguna otra competencia estelar, ocurriera lo mismo?, ¿La opinión pública y la crítica especializada lo tomaría como “algo normal”?
Sin embargo, aquí a nadie le importa. Por eso, no me cansaré de afirmar que: ¡El futbol mexicano tiene… el arbitraje que se merece!
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