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Eso no existe en el secuestro, me dice Humberto Padgett, de quien hablábamos ayer aquí.
Qué es lo que no existe, de acuerdo con el autor del libro de reciente aparición, Tamaulipas, la casta de los narcogobernadores, un eastern mexicano. De acuerdo con Padgett y cientos de personas que ayer expresaron también sorpresa por el secuestro y liberación del futbolista Alan Pulido el domingo en Ciudad Victoria. Veamos:
*1 Alan es secuestrado con su novia, a quien se deja en libertad. Es decir, habría claridad en cuanto a que el objetivo era el famoso futbolista. Se trataría de un secuestro estudiado. Y caliente.
*2 El comisionado de la Policía Federal, Enrique Galindo, me dijo ayer que de inmediato comenzó una negociación con los secuestradores y que todo indicaba que el hombre a quien se detuvo cuando se liberó a Alan formaba parte de los grupos locales del crimen organizado, algo que luego se confirmaría. Se trataría de profesionales.
*3 Los secuestradores, sin embargo, no habrían sometido a Alan en la casa de seguridad. Según la Procuraduría de Justicia de Tamaulipas, en un descuido, peleó contra uno de los captores, quien además tenía un teléfono a la mano. Alan lo venció sin que nadie se percatara y pudo llamar al 066 para pedir que lo rescataran. Queda la impresión de que deambulaba por el lugar.
*4 Que haya aportado detalles sobre el sitio donde lo tenían secuestrado lleva a pensar que tampoco le vendaron los ojos durante el traslado, una de las acciones elementales de cualquier secuestrador, incluso de los menos fogueados.
*5 Las policías rescataron a Alan sin que, según el comisionado Galindo, los secuestradores opusieran resistencia. O tuvieron tiempo para huir, o en el lugar había solamente una persona, otra situación inverosímil en un secuestro que despertaría enorme interés en la sociedad.
Quizás Alan fue víctima azarosa de unos primosecuestradores. O quizá, como propone Padgett, su pronta liberación obedeció al momento político y electoral que se vive en Tamaulipas. “Su ausencia le representaba un daño político al gobierno de Tamaulipas y, en consecuencia, al PRI”, concluye. “El secuestro es real, lo demás es muy raro. El desenlace es afortunado, pero me parece que deja rastros de las relaciones y la comunicación fluida entre secuestradores y autoridades que pudieron resolver el secuestro de una manera tan rápida”.
Tamaulipas, la semana previa a las elecciones. Parece que Alan Pulido valía más libre que secuestrado. Decíamos ayer que en esa entidad el crimen no pacta con el poder, porque el crimen es el poder.
MENOS DE 140. El PRI denunciando corrupción es como el burro hablando de orejas: el ex presidente Felipe Calderón.
gomezleyvaciro@gmail.com