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Uno patrocina y el otro gana, son los hermanos Berruecos Martínez.
¿En qué momento un patrocinador genera presunto conflicto de interés? Pues justo en el momento en el que un jurado da por ganador al hermano del generoso patrocinador. Y me pregunto: ¿Pero qué necesidad?
Y así fue, resulta que en esta última Bienal —además de la polémica desatada hace unas semanas— se anunció con bomba y platillo sus nuevas alianzas y entre ellas la incorporación de Arca, una organización cultural que aportó el dinero para los premios.
Lo que no dijeron en aquel anuncio es que 50% de esa misma bolsa se la llevaría el hermano del director de Arca. Así pues, don Emiliano Berruecos, flamante patrocinador, fue víctima del talento de su propio hermano, el fotógrafo Diego Berruecos, quien casualmente ganó el segundo lugar de dicha Bienal y se llevó la bonita cantidad de 120 mil pesos. Todo quedó en familia, pues.
Pero vamos por partes. Ya en diciembre les conté lo que pensaba de las obras, pero para que vean que no es nada personal, aquí cito a Xavier Aguirre, un investigador que escribió sobre la Bienal, y esto apuntó él sobre los premios: “En esta exhibición se presentan 49 trabajos seleccionados, de los cuáles 11 recibieron menciones honoríficas y 2 el Premio de Adquisición ARCA (lo que quiere decir que fueron ellos los que pusieron la lana)”.
Más adelante, Aguirre describe así la serie ganadora: “El trabajo de Diego Berruecos es indefendible, pues está haciendo una tropicalización del trabajo creativo de otra persona. En su justificación, asegura que Twentysix Gasoline Stations, del estadounidense Ed Ruscha, fue el punto de partida de su propio trabajo. El problema que yo le veo es que fue el punto de partida y el de llegada. Ni siquiera se trata de una paráfrasis, es abiertamente el mismo proyecto pero ejecutado en tierras mexicanas”.
Pues bien, ese trabajo de Berruecos le ganó a decenas de colegas. ¿Es ilegal que un fotógrafo participe en un concurso donde su hermano pone el dinero de los premios? Probablemente no. ¿Acaso el jurado no sabía que Arca patrocinaba? ¿La dirección del Centro no les avisó? Quizá no sea ilegal, pero al menos es raro y refleja falta de ética de los involucrados.
Y van más preguntas: ¿No sabía Diego que su hermano patrocinaba? ¿No podía excusarse por esta ocasión y abstenerse de participar?
Esto dicen las bases de la convocatoria de la Bienal:
1.2 No podrán participar:
a. Mandos medios y superiores de las instancias de la Secretaría de Cultura.
b. Trabajadores adscritos al Centro de la Imagen.
c. Parientes en primer grado de los miembros del jurado.
El espíritu de la convocatoria claramente contempla un conflicto de interés entre participantes y jurado o trabajadores del Centro. Pero, ¿no aplica para los parientes de un patrocinador? Quizá valga la pena agregar una cláusula extra para la próxima edición.
Si bien la convocatoria no hace referencia a lo relacionado entre participantes y patrocinadores, aquí presuntamente se perfila un mínimo conflicto de interés. Conozco personalmente a dos miembros del Jurado, Patricia Mendoza e Yvonne Venegas, y las respeto. Quiero suponer que ellas no sabían nada.
En un país donde la corrupción es el pan de cada día, ¿no es legítimo al menos pedirles que lo expliquen a cabalidad? Señoras y señores del Centro de la Imagen, sugiero que agreguen en su agenda para las futuras mesas donde explicarán lo que hicieron en esta Bienal, al menos un nuevo tema: “Conflicto de interés: nuevos paradigmas”.
Y antes de que vengan las mil y un firmas en defensa del Centro, deberían reflexionar sobre lo que ahora van a defender. ¿Un tema de estética y concepto contemporáneo o un posible conflicto de interés que hace cuestionable el premio de Diego?
La Bienal presumió así a su nuevo socio: “Reforzamos nuestras alianzas con Arca, un espacio que impulsa y abre las puertas al talento emergente, potenciando y difundiendo proyectos y plataformas, como la Bienal de Fotografía”, y aquí viene lo mejor: “Arca otorgará los Premios de Adquisición, y estos se integrarán al acervo fotográfico del Centro de la Imagen”. Lo que no imaginaron quizá, es que uno de los dos premios se lo llevaría el hermano del director de Arca.
En síntesis, resulta que Diego Berruecos, fotógrafo y editor de foto de la estupenda revista Gatopardo, inscribió su trabajo en la Bienal a sabiendas de que Arca era el principal patrocinador.
¿Los miembros del Jurado no se sonrojaron al firmar el acta? ¿Nadie imaginó que de menos se vería mal? ¿La dirección del Centro no sabía nada? Insisto, no digo que sea ilegal, pero, ¿se vale?, ¿es normal?
Creo que para este lunes, María Cristina García Cepeda, la nueva secretaria de Cultura, tendrá al menos que tomarse un cafecito con los responsables de este desastre.
@MxUlysses