El pasado sábado 29 de Abril se cumplieron los primeros 100 días de gobierno de Trump, el tema migratorio fue muy polémico en su campaña, y prometía grandes cambios a lo que fue la gestión de Obama. Después de estos primeros meses nos podemos preguntar: ¿realmente está implementando una nueva política migratoria?
En diversos medios se ha comentado que Obama no buscaba separar familias, pues solo deportó a “criminales”, mientras que Donald Trump sí las está separando, porque una gran cantidad de personas deportadas han cometido delitos menores, pero que por ley ahora se les clasifica como faltas graves que justifican la deportación. Lo interesante es que dicha estrategia es una herencia de Bill Clinton, pues con la aprobación del Acta de Reforma de Inmigración Ilegal y de la Responsabilidad Inmigratoria de 1996, se comenzó a criminalizar numerosos tipos de faltas menores. Como comenta Aviva Chomsky, los crímenes menores, en el marco de la ley de 1996, se redefinen como crímenes graves, así delitos sin importancia se convirtieron en motivo de deportación.
Obama retomó dicha base legal heredada por Clinton, para determinar quienes son considerados “criminales”, Trump también va por la misma línea, criminalizar faltas menores, entonces ¿qué es lo nuevo en la política migratoria de Trump?
Imponer un clima de miedo, racismo e intolerancia. Aunque se dice que solo se deportará a criminales, ahora el cometer una falta menor, por ejemplo, del reglamento de tránsito, se tipifica como una falta grave. Incluso fue muy difundido por los medios de comunicación que se deportó a un joven mexicano pese a estar cobijado por el programa DACA.
El mensaje a la opinión pública es terrible: si una persona que había logrado tener cobijo de dicho programa fue expulsado del país, los que están de manera completamente irregular, están en completo riesgo de ser deportados.
Sin embargo las cifras dan otro panorama, de acuerdo con datos de la Unidad de Política Migratoria de la SEGOB, se repatriaron a 38,451 mexicanos de enero a marzo de 2017, mientras que en el mismo período pero del año pasado siendo Obama presidente se repatriaron a 50,067. Es decir, no se han presentado las deportaciones masivas que tanto se prometieron en campaña.
Es importante mencionar que DACA (Programa de Acción Diferida) lo estableció por decreto el ex – presidente Barak Obama, con el cual el Estado difiere la prioridad de deportación de los beneficiarios, es decir, los jóvenes que no tienen documentos de permanencia legal en Estados Unidos pero cumplen con los requisitos establecidos, no son prioridad de deportación.
DACA fue resultado de las masivas y entusiastas movilizaciones de jóvenes iniciadas desde 2001, incluyendo las de 2006. Si bien no se logró obtener una reforma migratoria integral, si se presionó al ex – presidente Obama para avanzar en diferir su repatriación.
Para poder echar atrás los derechos ganados por los trabajadores inmigrantes, Trump está recurriendo a una política de miedo, de la cual ya se están observando las consecuencias sociales, por ejemplo, en las recientes manifestaciones del día 1º de mayo, por ejemplo, en la ciudad de Los Ángeles, en mayo de 2006 las movilizaciones contaron 1 millón de migrantes, ahora en 2017 en dicha ciudad, se contabilizaron aproximadamente 15 mil.
La política migratoria genera terror, xenofobia y racismo, ésta no va encaminada a frenar los flujos migratorios, es decir, la construcción del muro, la amenaza de deportaciones masivas, la disminución de presupuesto a ciudades santuario (Ley SB4 promulgada este mes en Texas) no tienen como fin disminuir los flujos de trabajadores migrantes, porque la economía estadounidense necesita dicha fuerza laboral, lo que realmente busca es abaratarla aún más, y eliminar todos sus derechos laborales y humanos.
Profesora de la Facultad de Economía e integrante del Centro de Análisis de Coyuntura Económica, Política y Social, CACEPS – UNAM, caceps@gmail.com