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Este año 2015 está por terminar con el terrorismo como principal tema de la agenda internacional, como fue en 2014 y los años anteriores. Ahora el terrorismo tiene residencia y una presencia concreta en el grupo del Estado Islámico (EI) en Siria e Irak y sus filiales en otros países del Medio Oriente y África. Al-Qaeda y sus sombríos militantes se están transformando en un símbolo en decadencia del terrorismo de antaño.
El derribo del avión civil ruso sobre el Sinaí y los ataques en Ankara, Beirut y París, impusieron a los líderes mundiales la urgencia de enfrentar esta seria amenaza, al volverse un peligro eminente en sus propias capitales. El fenómeno del origen del EI es cuestionable. Algunos se refieren al grupo de Al-Zarqawi que fue asesinado en Irak en 2006. Muchos de sus líderes estaban en prisiones estadounidenses después de la invasión a Irak en 2003; otros se encontraban en prisiones sirias y fueron liberados por el régimen al inicio del levantamiento en 2011. Simultáneamente, sus compañeros en prisiones iraquíes, durante el gobierno de Maliki, “escaparon” del famoso campo de detención Abu Ghraib. Ambos gobiernos en Bagdad y Damasco son aliados cercanos de Teherán. El grupo islámico se convirtió en Estado, dominando en Siria e Irak un territorio más extenso que la Gran Bretaña, ocupando Mosul en junio de 2014 sin resistencia, ganando un gran arsenal moderno al ejército iraquí y cientos de millones de dólares del Banco Central, adquiriendo recursos petroleros en ambos países, siendo la organización terrorista más rica hasta ahora.
La ocupación de Ramadi, al oeste de Irak, por el EI y de Tadmor (Palmyra), al este de Siria, sucedió sin una batalla seria. Mientras la coalición internacional era formada, con Estados Unidos como su líder, para librar una campaña aérea contra el EI, el grupo terrorista estaba expandiéndose en el terreno, atrayendo aventureros y lunáticos de todo el mundo. Con sus atrocidades y abusos contra la población local y minorías religiosas, estaba utilizando una indignante interpretación del islam en contra de cualquier lógica y entendimiento secular. El peligro representado por el EI se convirtió en un pretexto común para gobiernos regionales y externos con el fin de interferir en asuntos iraquíes y sirios e incluso para gestionar sus políticas, de manera sin precedentes. Irán está consolidando su influencia en Irak a través de milicias armadas cuya lealtad es hacia Teherán. La república islámica está rehabilitando su imagen en la escena internacional como un gobierno antiterrorista. Se volvió el principal jugador en el terreno en Siria, luchando a través de sus milicias multinacionales contra los otros “terroristas” que se levantaron contra el régimen de Assad, lejos de enfrentar al Estado Islámico.
Turquía anunció su intención de luchar contra el EI y dio nuevas facilidades a los aliados de la fuerza aérea en sus bases, pero su fuerza aérea libró sus ataques contra el PKK, el grupo revolucionario kurdo. No ha tenido enfrentamientos contra los islamistas hasta ahora. La campaña de bombardeo aéreo tiene por objeto el de debilitar al grupo terrorista, como lo expresó el presidente Barack Obama, y no el de aniquilar, lo cual tomará muchos años de acuerdo con oficiales estadounidenses.
Los rusos han entrado últimamente a la escena siria con una impresionante maquinaria militar, anunciando sus intenciones de aniquilar a los terroristas del Estado Islámico, pero la mayoría de sus ataques han sido dirigidos contra las fuerzas de la oposición. Su intervención militar parece estar dirigida a una presencia permanente en el Medio Oriente y el EI no es una prioridad entre sus objetivos.
El régimen sirio y sus aliados están defendiendo la idea de luchar primero contra el terrorismo, antes de discutir una solución política para el conflicto. Este mismo régimen jamás ha confrontado al EI militarmente, sus misiles y barriles explosivos siendo dirigidos hacia civiles en escuelas, panaderías, mercados, y ninguno de ellos hacia los extremistas que estaban colaborando con sus fuerzas en el campo de batalla. Incluso los ataques en París tuvieron lugar inmediatamente después de las negociaciones en Viena, donde el eje Moscú-Damasco-Teherán estaba promoviendo luchar antes contra el terrorismo. El derramamiento de sangre está para fortalecer su argumento. Parece ser que la organización terrorista es una herramienta necesaria, con sus acciones destructivas y sangrientas, mientras que el nuevo Medio Oriente está en proceso de fabricación. Ha sido utilizada hasta ahora por todas las partes y las víctimas son sirios e iraquíes. A pesar del frenesí diplomático, el conflicto sirio tiene un largo camino que recorrer antes de encontrarse su solución.
El autor fue embajador de Líbano en México entre 1999 y 2011