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Aquellas nociones comunes como la que indica que el enemigo de mi enemigo es mi amigo, o que el amigo de mi amigo, también lo es mío, son retadas todos los días en el Medio Oriente de la actualidad. Los kurdos son aliados de Washington. Turquía, miembro de la OTAN, también es aliada de Washington. Pero los turcos y un sector de los kurdos (un grupo étnico con presencia en cinco países diferentes) protagonizan un conflicto armado desde hace décadas. Los kurdos han resultado ser los más eficaces a la hora de combatir a ISIS. Pero sus avances no son bien vistos por Turquía, quien, sin embargo, también combate a ISIS. Por otro lado, Rusia, rival geopolítico de Estados Unidos, se ha estado acercando a los kurdos en parte para golpear a Turquía donde más le duele, como producto del enfrentamiento que hay entre Moscú y Ankara en Siria, enfrentamiento que ha escalado los últimos meses. Esta semana los choques entre turcos y kurdos se intensificaron. Ankara está bombardeando posiciones kurdas en Siria. El miércoles, militantes kurdos efectuaron un ataque con coche bomba en contra de militares turcos. Tras esos hechos, el presidente turco, Erdogan, después de culpar a Siria y a Rusia por este tipo de ataques, pone a la Casa Blanca contra la pared: Washington debe definir sus alianzas y elegir entre apoyar a Turquía o a los kurdos. ¿Complicado? Sin duda. No me es posible en este espacio hablar de la larga historia que hay detrás de esta conflictiva, pero tratamos de desenredar al menos lo más reciente al respecto, sin pretender abarcarlo todo:
1. Estados Unidos forma una coalición de países contra ISIS en 2014, pero esta coalición solo efectúa ataques aéreos, por lo que su éxito depende enormemente del desempeño de milicias aliadas en tierra para detener a ISIS e irle arrebatando el territorio que controla. Tanto en Irak como en Siria, los kurdos han sido el grupo más eficaz -a veces el único- en contener el avance de dicha organización islámica por lo que, si los kurdos ya eran un actor cercano a Washington, ahora su alianza se vuelve crucial.
2. En la coalición de países contra ISIS, acompañan a Washington diversas potencias regionales. Hasta el verano pasado Turquía era la gran ausente en dicha coalición a pesar de que ISIS representa para Ankara uno de los mayores riesgos a su seguridad. Una de las razones más importantes de esa ausencia es que Turquía, quien sostiene desde hace décadas un conflicto contra la militancia kurda, no quería que ese actor resultase fortalecido en Siria tras el combate a ISIS. Su mayor temor es que las ganancias kurdas en Siria vigoricen al movimiento independentista de este grupo étnico que tiene presencia en Turquía y en otros cuatro países más.
3. Cuando en 2015, finalmente la Casa Blanca consigue convencer a Erdogan de su participación en la coalición contra ISIS, el presidente turco advierte que, de manera simultánea, Ankara combatiría a ISIS, al presidente sirio y a los kurdos. Todo a la vez. De hecho, tras el anuncio de su inclusión en esta coalición, se rompe el cese al fuego que Ankara mantenía con la militancia kurda desde hacía un tiempo, y bombardea posiciones del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), principalmente en Irak. Washington tuvo que hacerse de la vista gorda con tal de poder atraer a Turquía a la estrategia contra ISIS.
4. Justo entonces Rusia interviene militarmente de manera directa en Siria para apoyar a su aliado Assad. Moscú demostró que estaba dispuesta a bombardear a cualquier actor que fuese enemigo de Assad, incluidas por supuesto, las milicias rebeldes apoyadas por Turquía.
5. Entre otros efectos, la intervención rusa saturó los cielos sirios. Es en ese contexto que ocurre el primer incidente que, si bien era esperado, exhibe los enormes riesgos que se estaban gestando: un avión ruso fue derribado por Turquía en un hecho que Ankara acusó de violación a su espacio aéreo y Moscú no reconoce como tal.
6. Esto generó un enorme enojo en Putin quien, si bien decidió no responder al ataque de manera directa, sí adoptó una serie de medidas para devolverle a Ankara lo que consideró como un sucio golpe por la espalda.
7. Además de sanciones económicas y comerciales contra Turquía, entre otras acciones, Moscú intensificó sus bombardeos en contra de las milicias rebeldes apoyadas por Turquía (y por otras potencias). También desplegó defensas antiaéreas y amenazó a Ankara con derribar sus aviones si Turquía se atrevía a cruzar el espacio sirio, lo que complicaba las cosas dado que este país ya estaba efectuando bombardeos en ese territorio.
8. Pero más allá de eso, Moscú decide acercarse a los kurdos –cosa que el Kremlin ya ha hecho antes en la historia- y con ello, golpea a Turquía donde más le duele. Sabiendo que el tema irritaría a Erdogan, antes de la última ronda de conversaciones de paz para Siria a inicios de este mes, Moscú exigía a Washington la presencia de los kurdos en la mesa de negociaciones. Este acercamiento se sella hace unos días mediante la apertura de una oficina de separatistas kurdos sirios en Moscú.
9. Por si fuera poco, tras los últimos bombardeos rusos contra los rebeldes en Siria, los kurdos sacan ventaja al incrementar el territorio que controlan, cosa que por supuesto es considerada por Turquía como un riesgo que debe ser contenido.
10. Al final de la semana pasada, uno de los sitios que estaban siendo tomados por los kurdos era el pueblo de Azaz en la frontera sirio-turca. El primer ministro turco Ahmet Davutoglu indicó que Ankara no permitiría que ese pueblo cayese en manos de los kurdos. De acuerdo con Ankara, un puesto fronterizo turco fue atacado por las milicias kurdas y ello fue lo que propició una ola de intensos bombardeos por parte de Turquía en contra de dichas milicias en Siria. Lo que había en el fondo era la necesidad de Ankara de contener la expansión de las zonas dominadas por los kurdos.
11. El miércoles 17, un ataque con coche bomba contra un convoy militar turco, causó al menos 28 bajas. Ankara, jurando responder con fuerza, acusó al Partido Sirio Kurdo de Unión Democrática (PYD) y a las milicias kurdas en Siria (YPG) de dicho ataque (aunque éste fue posteriormente reivindicado por otro grupo militante kurdo). Según Davutoglu, el PYD está trabajando con el Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) -agrupación que Turquía ha declarado como ilegal- para orquestar esos ataques. El primer ministro también indicó que hacía responsable al gobierno sirio de ese tipo de atentados. El jueves Ankara incluso dijo que responsabilizaba a Moscú de cualquier ataque kurdo en su territorio y afirmó que Washington debía decidir si apoya a los kurdos o a Turquía, su tradicional aliado y miembro de la OTAN.
Como resultado, Washington se encuentra ante enormes dificultades por esta situación: (a) Por un lado, los kurdos en Irak y en Siria son aliados cruciales de la Casa Blanca en su estrategia contra ISIS, (b) Además, si EU dejase de apoyar a las milicias kurdas, Rusia ha cimentado ya una buena relación con ellos; los kurdos se saben fuertes, saben que su alianza tiene precio, y la van a vender a quien mayores garantías les otorguen, (c) Pero por otro lado, el distanciarse de Turquía, un miembro de la OTAN, no es opción para Washington. No solo porque su estrategia contra ISIS hoy está dependiendo del uso de las bases aéreas ubicadas en Turquía, sino porque en el largo plazo, Ankara representa una de sus alianzas más importantes en toda la región. El factor kurdo se está complicando y se viene a sumar a los otros incontables factores que han hecho de la guerra en Siria una de las más complejas de que tenemos registro.
Twitter: @maurimm