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Este 23 de agosto, como desde hace 18 años, se conmemora el Día Internacional del Recuerdo de la Trata de Esclavos y de su Abolición, como resultado de una resolución de la Conferencia General de la Unesco de 1997.
El objeto de esta conmemoración es inscribir la tragedia del comercio de esclavos en la memoria de todos los pueblos.
Contrasta este propósito con la realidad, pues en tanto que en él se habla de inscribir en la memoria este flagelo para que el recuerdo impida su repetición, hechos actuales nos muestran que infortunadamente la esclavitud no es un espacio del pasado sino de un doloroso presente.
Hay millones de personas en el mundo que siguen siendo víctimas de trata, trabajo forzoso, trabajo infantil en sus peores formas, explotación sexual de niñas y niños, matrimonio precoz o matrimonio forzado y de esclavitud tradicional o “propiedad personal”.
En México miles de personas padecen alguno de estos abusos y delitos, de lo que dan noticia recurrentes informaciones de denuncia y rescate.
Apenas el pasado miércoles 19, las autoridades estatales de Coahuila rescataron a 54 niños de un rancho de Ramos Arizpe, donde trabajaban jornadas de nueve horas de lunes a sábado y media jornada del domingo.
De acuerdo con notas periodísticas, los menores seleccionaban y empacaban legumbres durante sus largas jornadas, por lo que percibían un sueldo de 100 pesos diarios, café y pan a las ocho de la mañana y una ración igual diez horas más tarde, dormían en colchonetas y en el suelo y contaban con dos baños para todos.
Un día después las autoridades localizaron a otros siete niños en las cercanías del rancho y esperan encontrar a 100 más que se estima trabajaban en la zona.
Las condiciones en las que se encontraban estos menores concuerdan con lo que se considera las peores formas de trabajo infantil, que se refiere a niñas y niños que trabajan en condiciones de explotación y riesgo.
Este y otros casos en México y en el mundo confirman la aseveración del investigador Benjamín Skinner, quien sostiene que hoy existen más esclavos en el mundo que en cualquier otro momento de la historia de la humanidad: 27 millones de esclavos.
Ahora, dice el investigador en una entrevista con el portal AlertNet, no se trata de ser dueño de personas, como antes, sino de obtener grandes ganancias y vidas baratas.
Infiltrado en bandas de traficantes para conocer la realidad, Skinner relata que en un burdel de Rumania le ofrecieron a una joven con síndrome de Down a cambio de un automóvil de segunda mano, y en Haití a una niña de 10 años por 100 dólares.
“Hasta en el año 1850 la vida se apreciaba más: 40 mil dólares actuales por esclavo”, afirma el investigador.
La prisa por la obtención de ganancias, la ambición por el lucro abundante y rápido y la complicidad de quienes pagan por tener trabajadores sin costo o a costo mínimo, o contar con servidumbre absoluta o servicios sexuales forzados hacen que la esclavitud no sea asunto del pasado o de la memoria sino del presente.
La esclavitud permanece y se expande porque no hemos sido capaces de respetar y hacer respetar la dignidad y los derechos de todos los seres humanos; porque los gobiernos del mundo no han sabido cómo combatirla o no se han interesado en ello; porque prevalecen quienes, carentes de escrúpulos, venden, obligan o trafican personas, y porque hay quien acepta el trato y se suma a la cadena de explotación en pos de la ganancia pronta o el aprovechamiento fugaz.
Ni comunidad internacional ni cada uno de las naciones que la conforman pueden permanecer indiferentes a la explotación del ser humano. Ninguno de nosotros aceptaría que sus hijos fueran víctimas de esclavitud y sin embargo nos enteramos o vemos con apatía cómo se esclaviza a los hijos de otros.
Es necesario un esfuerzo de empatía: sentir la esclavitud ajena como nuestra y combatirla con urgencia y eficacia.
Si hoy las víctimas son 27 millones, ¿cuántos serán el año próximo? ¿28 o 26? ¿Llegaremos a 30 millones o iremos haciendo que el número disminuya? ¿Cuándo llegará a ser la esclavitud, verdaderamente, tema de la memoria, recuerdo de un pasado vergonzoso y superado?
La complejidad de la explotación, la dificultad para erradicarla, los recursos de los explotadores, no pueden estar por encima de la voluntad y de la capacidad de los gobiernos ni de la sociedad internacional.
Cada ser humano esclavizado es una derrota de la humanidad.
Secretario General de la Cámara de Diputados y especialista en derechos humanos.
@mfarahg