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En los dos siguientes años, en México elegiremos a 85.64% del total de cargos de elección popular en el país, ya sea en la Presidencia de la República, gubernaturas, senadurías, diputaciones federales y locales, presidencias municipales, sindicaturas, regidurías, juntas municipales y jefaturas de comunidad.
Esto quiere decir que al concluir el sexenio sólo 14% de nuestros actuales representantes permanecerá en sus puestos.
Esto no es cosa menor. Una elección de ese tamaño, en tan sólo dos años, representa y exige una enorme responsabilidad de todas y todos los que intervenimos en la definición del país que queremos. Vamos a las cifras.
En 2018 elegiremos todos los cargos federales de representación popular (629). Presidente, 300 diputaciones de mayoría relativa (MR), 200 diputaciones de representación proporcional (RP), 64 senadurías de MR, 32 senadurías RP y 32 de primera minoría.
En los próximos dos años, a nivel local se elegirán a 3 mil 363 representantes populares: 12 gubernaturas, 617 diputaciones de MR, 398 diputaciones de RP, 2 mil 300 ayuntamientos, 16 alcaldías (CDMX) y 20 juntas municipales
Esta enorme concentración de cargos a elegir, necesariamente exige una mayor participación ciudadana. No sólo en la propia organización de las elecciones, o en los partidos políticos, sino mediante toda una red de supervisión y observación electoral permanente, que permita garantizar una elección libre, transparente y justa (integridad). No estoy sugiriendo, ni por asomo, que no es confiable la autoridad electoral, todo lo contrario. Lo que estoy señalado directa y claramente, es que tenemos frente a nosotros la grandiosa oportunidad de exigir candidaturas de altura y acudir a las urnas los días de las elecciones (una alta participación ciudadana).
Necesitamos transformarnos en un electorado activo, demandante y vigilante; y no dejar la totalidad de las elecciones a los partidos. Los comicios son corresponsabilidad ciudadana. Y el gobierno que nos damos es nuestro derecho y obligación.
El Estado mexicano es reconocido mundialmente por un sistema electoral robusto.
De instituciones electorales fuertes, técnicas y leyes sólidas. Sin embargo, el reto al que se enfrentarán tanto el TEPJF, el INE, los OPLE´s y los Órganos Jurisdiccionales locales será único en la historia. Enorme responsabilidad de las autoridades, pero de los ciudadanos también.
Frente a un mundo convulso, en el que toda encuesta, todo resultado ha respondido a lo “inimaginable” (Brexit, Colombia y Trump), es la gran oportunidad de las mexicanas y los mexicanos, para definir qué país queremos en ese entorno de cara al siglo XXI. Que no suceda, como en los tres casos paradigmáticos antes mencionados, que fue la apatía de grandes sectores de la ciudadanía la que acabó decidiendo adversamente y después lamentarse de los resultados, por no cruzar su voto y ejercer su derecho a decidir el rumbo de sus respectivos países.
Me parece que estos datos y cifras constituyen un buen bagaje para la reflexión al cierre de este año. Felices fiestas y lo mejor para 2017. Gracias a EL UNIVERSAL por este espacio. Seguimos el próximo año con el análisis de las elecciones a nivel mundial.
Ex magistrada del TEPJF.
alanisfigueroaster@gmail.com
@MC_ Alanis