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San Juan Chamula es la comunidad indígena más visitada y más estudiada de Chiapas. Aunque su cercanía con San Cristóbal la hace accesible, sigue siendo inasequible por la dificultad para entender su cosmovisión a partir de sus costumbres.
Para su defensa respecto del exterior, esta comunidad tsotsil había negado hacia el interior el derecho a ser diferente. Paradójicamente, hacia afuera exigen que se respeten sus diferencias, pero hacia adentro han buscado la homogeneidad. Se busca garantizar que todos piensen y actúen igual.
Las costumbres de los últimos siglos han afectado principalmente a las mujeres porque el sistema patriarcal exacerbado ha mantenido esquemas de dominación sobre ellas anulando su voluntad y con ello su dignidad. Esto se expresa de muy diversas maneras en la vida cotidiana, pero encuentra su manifestación más aberrante en los matrimonios forzados. Recientemente, una niña de 13 años fue entregada por sus padres en matrimonio con un señor que rebasaba los sesenta. Recibieron diez mil pesos a cambio. Ella narra cómo la observaba cuando aún cursaba la primaria. No pudo rebelarse al designio y se consumó el hecho. (ONU mujeres desplegó este año una amplia campaña contra el matrimonio infantil que desafortunadamente sigue siendo una realidad principalmente en nuestras comunidades indígenas).
El no permitir las diferencias también ha provocado que los chamulas que comienzan a practicar una religión distinta a la sincrética que ahí se profesa tengan que abandonar la comunidad. Las últimas expulsiones masivas se dieron en los años noventa, sin que nada se haya podido hacer institucionalmente, no obstante que la Constitución garantiza a toda persona su derecho al libre culto.
En cuanto a los partidos políticos, se habían tenido sólo gobiernos del PRI hasta la reciente elección que ganó el Verde. Los resultados históricos muestran la homogeneidad en cuanto al sentido del voto. La primera diferencia importante se dio en 2010 cuando los resultados fueron revisados por el TEPJF. En la reposición de los comicios, la comunidad optó por presentar una planilla única que reflejaba el acuerdo logrado al interior.
Chamula ha sido un municipio atípico. Ahí se ha practicado en los hechos la revocación del mandato; han funcionado con autoridades que no duran tres años sino uno y tienen en general un sistema que no encuadra del todo en el esquema que marca el 115 Constitucional.
Además de las expulsiones como forma de castigo, hay chamulas que han migrado dentro y fuera de la República. Ellos, que sí tienen derecho al retorno, han visto y escuchado cosas diferentes, han llevado y traído novedades. Orgullosos de sus orígenes, pero abiertos al cambio, han intentado fusiones inimaginables como la creación de grupos de rock y hip hop chamula. Con su ropa tradicional y en su lengua materna, se han presentado en foros nacionales e internacionales. Al grupo Sak Tzevul se integraron dos jóvenes japonesas. ¡Impensable en otros tiempos!
En un primer momento y fieles a la tradición, la comunidad desaprobó a los músicos; incluso algunos fueron amenazados con la expulsión pero, afortunadamente, hubo conciliación. Actualmente, Fabiola Ramírez, una chiapaneca becada por la Universidad de Tulane, está desentrañando el significado de las canciones y su contexto. En avances preliminares encontró que en Chalchiuitán, otra comunidad tsotsil, hay un rap que narra la violencia que viven las mujeres, rebelándose contra ella.
El rock, el rap y el hip hop son un vehículo de expresión, pero también factor de conciencia y cambio. La música está provocando lo que ninguna otra expresión cultural había logrado. El San Juan de las paradojas, en su afán de quedar atrapado en el tiempo, ha sido alcanzado por él.
Directora de Derechos Humanos de la SCJN
