Después de un debate rígido y aburrido (como lo son todos los oficiales), donde casi ninguno de los aludidos se defendió de las acusaciones mutuas de corrupción (por algo será), los escenarios más probables son los siguientes. En casi todas las encuestas aparecen Alfredo del Mazo y Delfina Gómez en empate técnico, con Josefina Vázquez Mota en tercer lugar (a veces, muy por debajo). Por otra parte, prevalece el rechazo al PRI y al statu quo. De acuerdo a la última encuesta de Reforma (25/IV/17), 80% del electorado desea la alternancia. Y al preguntar si las cosas en el estado deben cambiar, 94% afirma que sí. Por el PRI nunca votaría el 42%, frente a sólo 13% del PAN y 12% de Morena. Del Mazo es considerado por mucho como el más corrupto y mentiroso (33%). Cuando se ponen parejeras entre los punteros, Delfina ganaría por 45% a Del Mazo (con 30%), y Josefina vencería al propio Del Mazo por una distancia algo menor. Lo que implica que Del Mazo es el candidato más rechazado de los tres punteros. Sin embargo está arriba en empate técnico y su triunfo no puede descartarse. ¿Cómo explicarlo? Por dos variables básicas. A) La primera, que estamos ante una elección de Estado, con la maquinaria priísta y el operativo de compra e inducción del voto en un despliegue que no se ha logrado detener (las autoridades electorales suelen ser impotentes y pasivas al respecto). Por lo cual, de darse un triunfo apretado del PRI, de seguro vendrá un litigio poselectoral que podría incluso contaminar la elección presidencial.  B) Y  la segunda variable es la famosa fragmentación del voto opositor entre varias opciones. Incluso el PRD, cuyo abanderado no ha figurado como competitivo (pese a no ser nada malo) jala 14% del voto (en una tendencia ascendente). De haberse hecho la coalición PAN-PRD hubiera tenido todo para ganar. O Morena-PRD, que por ahora no pueden ni verse.

Con todo, no se descarta un segundo escenario, con el triunfo de Morena. ¿A partir de qué? También de dos variables; la primera sería el 25% de voto todavía indeciso que puede inclinar la balanza a donde sea (y que explicó el inesperado y holgado triunfo de Javier Corral en Chihuahua, por ejemplo). Si ese voto indeciso decide ir a las urnas y es mayoritariamente anti-PRI, podría derrotar a ese partido. La segunda variable es el voto útil de los partidos cuyo candidato no tendrá oportunidad de triunfo. Al preguntar en la misma encuesta sobre segundas opciones, los panistas se irían por partes casi iguales al PRI y a Morena. Aquí la pregunta es si esos panistas estarían dispuestos a votar útil o mantendrán básicamente un voto de lealtad por su candidata (como lo hicieron en 2012).

Más claridad hay entre los perredistas, cuya segunda opción es mayoritariamente por Morena (por afinidad ideológica, podemos suponer). Para el 24% de ellos la segunda opción es Delfina, si bien hay 17% que iría con Del Mazo. Los electores del PRD podrían inclinar la balanza a favor de Morena, si muchos de ellos votan útil. Pero tampoco puede descartarse que la mayoría del votante perredista decida emitir un voto de lealtad a favor de su candidato, aunque éste no tenga probabilidades de triunfo (pese a que va al alza). En el extremo, si panistas y sobre todo perredistas emiten abrumadoramente un voto de lealtad (por su respectivo candidato) las probabilidades para el PRI crecen (a menos que los indecisos voten en su contra masivamente, como se dijo).  Los indecisos y los votantes útiles del PRD podrían pues derrotar aún al PRI. Hay sin embargo una versión de que con el debate Josefina subió al segundo sitio, desplazando a Delfina (quien fue exhibida sin defenderse de prácticas corporativas e ilícitas del priísmo más añejo) al tercer sitio. Esperemos las encuestas pos-debate, pero de ser así, entonces el voto útil y de los indecisos que tengan como primera opción sacar al PRI de Toluca, podrían aún inclinar la balanza en contra de Del Mazo.

Profesor del CIDE.
@ JACre spo1

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