El 30 de octubre del 2016, EL UNIVERSAL cumplirá su primer centenario, como el periódico decano entre todos los medios impresos nacionales, que ha presenciado, informado y difundido ante la opinión pública, sobre los principales acontecimientos nacionales e internacionales que han trascendido y que han dejado un precedente en el curso de la historia contemporánea.

Son los primeros cien años de hacer periodismo y de haber sido testigo presencial de hechos que cambiaron al mundo y a México.

Para dar inicio a las festividades, EL UNIVERSAL decidió generar una reflexión incluyente y plural, que refleja el mosaico de la diversidad informativa y editorial de las múltiples voces y expresiones de diferentes medios de comunicación nacional e internacional con el que se informan principalmente los lectores mexicanos, a fin de revisar el estado actual del periodismo, así como los retos que tiene en el futuro inmediato. Es claro que en algunos momentos, es importante buscar espacios de convergencia, para tratar asuntos en común que tienen un alto impacto en el interés público. La competencia debe seguir siendo competencia, pero hay agendas que nadie por si mismo las puede construir, y menos cuando hay tentaciones claras que buscan regresiones de un sistema que pensamos extinto.

De los diversos rubros que se discutieron, tuve la oportunidad de moderar la mesa que analizó el tema sobre la ética periodística, la cual tuvo como expositoras a las prestigiadas académicas y especialistas en temas de transparencia y combate a la corrupción, las doctoras María Amparo Casar y Jaqueline Peschard.

De las expresiones y posiciones que cada una de las panelistas fijó, hubo una clara coincidencia, en donde se reconoce a los medios de comunicación como agentes relevantes que han contribuido en el proceso de la transición política de México a la democracia. Por supuesto que aún permanecen vicios del viejo régimen, que buscan establecer relaciones inapropiadas entre medios de comunicación y el poder público, sin embargo, hoy tenemos medios más plurales, libres e independientes, que desarrollan  un periodismo crítico que tiene como meta la búsqueda de la verdad que pueda impactar y beneficiar al interés colectivo, con todo y las lamentables consecuencias de acoso e intimidación que han sufrido y que sufren los periodistas comprometidos con su quehacer profesional.

Al buscar la verdad objetiva de los acontecimientos políticos, los medios son un contrapeso social necesario e indispensable para domesticar al poder arbitrario, al poder que corrompe y que abusa de su condición, para obtener beneficios privados e ilegales. Pero también cumplen con otra misión que incluso, pudiera ser aún más importante en un sistema democrático, en donde el pueblo es el legitimo depositario de la soberanía, de la voluntad general para decidir quién debe de gobernar en nuestro nombre y con nuestro dinero.

Los medios también contribuyen a construir ciudadanía, al ser las fuentes de información con la que nos enteramos del quehacer gubernamental, de los excesos y de los abusos de quien debe ser el primer obligado en cumplir con la ley. Gracias a este ejercicio de información, el ciudadano cuenta con elementos mínimos para poder deliberar y eventualmente para decidir el rumbo y conformación de nuevos gobiernos en los distintos niveles, municipal, estatal y federal.

El derecho al voto queda limitado, si el elector no cuenta con información relevante que le pueda dar una idea, hacia donde debe dirigir su voto, y también para evitar las dadivas del poderoso que busca cooptar y manipular.

Esta información debe tener los más altos niveles de calidad y veracidad. Para ello, las democracias consolidadas han creado mecanismos internos de control, llamados códigos de autoregulación ética, con el fin de que los periodistas sean evaluados por su propios pares, cuando se presuma algún exceso que ponga en duda la veracidad de la información.

Con buenas prácticas periodísticas, los medios están llamados para ofrecer el contenido que hace posible que la democracia sea de todos y no de unos cuantos bribones. Esperemos que con los mecanismos adecuados, estén a la altura de las expectativas y deberes con los que justifica su ejercicio cotidiano: La búsqueda de la verdad.

Académico en la UNAM

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