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El pasado 7 de septiembre, en el majestuoso Salón Hispanoamericano de la Secretaría de Educación Pública, su titular, el maestro Aurelio Nuño Mayer y la ANUIES conmemoraron, en el marco de la XXIV Sesión Extraordinaria de la Asamblea General, el Octogésimo Aniversario de la fundación del Instituto Politécnico Nacional, institución que fue creada el 1 de enero de 1936, por decreto del presidente Lázaro Cárdenas del Río.
Sus creadores, Narciso Bassols, Luis Enrique Erro y Carlos Vallejo Márquez, así como el senador Juan de Dios Bátiz, entre otros, tuvieron la altura de miras y la determinación de introducir la educación tecnológica para abrir mayores oportunidades de estudio a la juventud mexicana y responder a las necesidades del entonces naciente México industrial, que encontró en el Politécnico, el soporte indispensable para su desarrollo.
De las aulas politécnicas egresó un caudal de eminentes científicos como Guillermo González Camarena, inventor de la televisión a color, o el físico Luis de la Peña; también formó a políticos de gran valía como el ex presidente Ernesto Zedillo, el recién desaparecido Eugenio Méndez Docurro y Víctor Bravo Ahuja; también dictaron ahí clase prominentes profesores de profunda vocación social como Heberto Castillo, y Juan O’Gorman; todos ellos han contribuido con sus ideas y su trabajo tenaz a la construcción del México de nuestros días.
Esa construcción institucional, inexorable e incontrovertible, fue favorecida por la continuidad de la política de la educación tecnológica en México, que ha logrado acompañar al Instituto Politécnico Nacional con todo un conjunto de instituciones como los institutos tecnológicos, las universidades tecnológicas y las universidade politécnicas, orientando diversas estrategias y cuantiosos recursos en favor de su consolidación.
Los tiempos aciagos de la economía mundial se ciernen hoy sobre la educación superior como un reto más a vencer, adicionalmente a los de la calidad, la responsabilidad social y la internacionalización. No obstante, las instituciones de educación superior, y en particular el IPN, tienen la capacidad de generar y aplicar innovaciones tecnológicas para mejorar la productividad y la competitividad de las empresas, y sortear de esta forma los impactos negativos de la crisis. Juntos, instituciones de educación superior, gobiernos y sociedad, podremos avanzar a pasos agigantados siguiendo la ruta que Lázaro Cárdenas y un puñado de mujeres y hombres visionarios nos trazaron desde hace 80 años: poner la técnica al servicio de la Patria.
El México contemporáneo no podría explicarse sin la existencia del Instituto Politécnico Nacional; desde su legado científico y técnico, su clara vocación de apoyo al sector industrial, hasta las luchas históricas de sus estudiantes y sus maestros por abrir los importantes espacios que la juventud reclama para su pleno y justo desarrollo.
Por eso la ANUIES, conjuntamente con la SEP, otorgaron a través de su director general, Enrique Fernández Fassnacht, un merecido reconocimiento al Instituto Politécnico Nacional y a toda la comunidad politécnica, integrada por más de ciento treinta mil politécnicos, la segunda comunidad educativa más grande e importante del país, por su contribución al desarrollo y por configurar el conjunto educativo más consolidado de la técnica y la innovación para el presente y el futuro de México.
¡¡Huelum, Politécnico, Gloria!!
Secretario general ejecutivo de la ANUIES
jaime.valls@anuies.mx
@jaimevalls