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No podemos dejar de beber si seguimos siendo los mismos de cuando bebíamos.
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Una de las trampas del diablo puede ser su amabilidad.
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En tiempos de dudas y desolación, ningún consuelo se compara a entrar en un templo vacío.
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El amor que necesita mendigar consigue la peor de las limosnas.
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La vida es como el agua: si no hay algo que la agite se echa a perder.
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