Desde la campaña presidencial, el entonces candidato Trump nos atacó e insultó a los mexicanos de varias formas. En medio de ese clima antimexicano fue invitado por el gobierno de México para dialogar, visita que fue altamente criticada al interior y en el extranjero y que no arrojó ningún resultado. Ya como presidente, los insultos y amenazas continuaron repetidamente al grado de recibir a los secretarios Videgaray y Guajardo con el anuncio de qla construcción del muro. La imagen de México ante el mundo había sido, hasta antes de la marcha, como el país que acepta y tolera cuanta bejación viniera de parte del gobierno de Trump. La falta de dignidad de los mexicanos era vergonzoza. Ese era el contexto en que se dio la marcha.

El éxito de cualquier acción, política o encargo depende del grado en que se cumplieron los objetivos que se plantearon para llevar a cabo su realización. Si los objetivos se cumplen medianamente, el éxito es mediano; si los objetivos no se cumplen, es un fracaso; si los objetivos se cumplen muy bien, entonces es un éxito. Éste es el caso de la marcha #VibraMéxico del pasado domingo 12 de febrero.

Los objetivos que se plantearon eran dos: primero, mostrar el repudio, desacuerdo, rechazo, indignación, agravio por las amenazas, ofensas, hipocresías, provocaciones, bravuconerías de Donald Trump y su equipo más cercano. Segundo, exigirle al Presidente Peña Nieto y su gobierno firmeza, anteponer los intereses de los mexicanos por encima de cualquier negociación, informar frecuentemente a los mexicanos del proceso de negociación y tomar medidas conceretas contra la corrupción, impunidad, pobreza, desigualdad y proteger los derechos humanos de los mexicanos de aquí y de allá.

La participación de alrededor de 40 mil personas en todo el país permitió enviar estos dos mensajes de forma potente, independientemente de los errores de organización y circunstancias adversas que rodearon la marcha. Hubo personas de muy diversos orígenes, edades, y sin representación partidista. Fue una marcha ciudadana. El mensaje enviado también fue poderoso por la composición de la lista de las más de 80 organizaciones que se sumaron al llamado. Entre ellas se incluyeron instituciones académicas del peso de la UNAM, el IPN, la UAM, El Colegio de México, el CIDE, el Tec de Monterrey, la Universidad Iberoamericana y otras de cobertura más local como la Universidad del Estado de México, la UPAEP de Puebla, la Universidad de Guadalajara, entre otras. En muchos casos, como el de la UNAM, el Colmex, CIDE, UPAEP y otros, sus rectores o directores generales marcharon al frente de sus contingentes, sin protagonismo personal sino como cabeza de instituciones esenciales de nuestra sociedad.

También marcharon profesores universitarios, líderes de opinión, empresarios, profesionistas, empleados y miles de personas, hombres, mujeres y niños, con carteles, mantas y consignas que, en general, acompañaron el espíritu de la convocatoria que publicaron las organizaciones convocantes (www.vibramexico.com.mx): “Todos contra Trump”, “El mundo es de migrantes”, “Duro contra el muro”, “Exigimos respeto a Trump”, etcétera, y otras como “EPN: te exigimos firmeza y dignidad”, “No a la corrupción”, “Ataca la pobreza”, “Protege a los migrantes”, “Derechos humanos a todos”, entre otros.

El mensaje fue potente porque hay evidencia de que fue escuchado e interpretado de acuerdo con los dos objetivos que nos planteamos. Por un lado, la prensa internacional reportó la marcha en la ciudad de México y en más de una docena de ciudades en el interior del país mostrando nuestro agravio, repudio, rechazo a las políticas de Trump, pero exigiendo a la vez que Peña Nieto debe ser firme y defender los derechos y prosperidad de todos los mexicanos. Los encabezados de algunos medios son elocuentes:

New York Times: “Miles marchan en México para demandar respeto a Trump”

Los Angeles Times: “Miles marchan contra Trump en la Ciudad de México: paga tu propio muro”

Washington Post: “Mexicanos protestan contra Trump y sus líderes y políticos”

BBC, Londres: Decenas de miles de personas en México tomaron las calles para protestar contra las políticas de migración de Trump”

CNN: Miles de mexicanos llenan la calle principal de la Ciudad de México”

El País, de España: “La sociedad mexicana responde an las calles a los ataques de Trump”

AlJazeera: “Marchas anti Trump protestan en todo México”

Deutsche Welle: “Protestantes en México demandan respeto al presidente Trump”

Israel National News: “Los mexicanos protestan en contra del muro de Trump”

¿Y el mensaje de exigencia a EPN? También llegó, y fuerte. Se percibió en la misma marcha y también en el debate que ha seguido en las columnas de opinión desde el domingo. Independientemente de lo que se ha dicho respecto a la marcha (que si no hubo unión, que si hubo pleitos, que si hay o no monopolio de la protesta en las calles, que por qué no se marchó para que EPN se fuera, etc.), el hecho es que nadie le entregó una “carte blanche” al presidente Peña Nieto ni al Canciller Videgaray. Lo que se les entregó fue una exigencia compartida, firme y robusta, de su responsabilidad ante todos los mexicanos en las relaciones con Trump, y que la lucha contra la corrupción, impunidad, pobreza, desigualdad y violaciones a los derechos humanos debe ser intensa y definitiva.

Todo ello se cumplió y con creces. La marcha fue un éxito.

Centro de Estudios Espinosa Yglesias, A.C.

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