Más Información
Sheinbaum se reúne con Lemus; “trabajar al estilo jalisco es en coordinación con la federación”, expresa gobernador
Marko Cortés difunde infografía a favor de denominar terroristas a cárteles; el “primer paso es reconocerlo”, dice
Activistas rechazan colocación de cámaras trampa para fauna en Tren Maya; piden retirar mallas metálicas que obstruyen su paso
Revés al INE, juez niega retirar suspensión definitiva a reforma judicial; da 48 horas para acatar sentencia
Un México como el de hoy, que se ha puesto a la vanguardia para impulsar la igualdad entre mujeres y hombres a través de diferentes vías, entre otras la paridad en candidaturas a puestos de elección popular, no puede seguir regateando el reconocimiento a las aportaciones femeninas en la construcción de nuestra historia e identidad nacional.
Me explico. En la Rotonda de las Personas Ilustres de nuestro país –antaño de los “hombres” ilustres— existen 115 mausoleos, de los cuales solo ocho corresponden a mujeres distinguidas.
Actualmente se registran 68 propuestas en proceso de estudio para ser incluidas en este recinto de honor: siete de ellas mujeres, entre las que destaca una mujer que se adelantó a su tiempo: considerada representante de las letras novohispanas, ícono de estudio en el mundo, motivo de análisis, respeto y crítica: Sor Juana Inés de la Cruz.
A esta mexicana universal, le bastaron cuarenta y cuatro años de vida para dejar un legado que ha trascendido los siglos, las fronteras, las letras y el arte. Mujer de su tiempo, notable pero también desafiante de su circunstancia Juana Inés de Asbaje Ramírez y Santillana, mejor conocida como Sor Juana Inés de la Cruz por su obra y ejemplo de vida, merece hoy ocupar un lugar que sea casi equiparable al lugar que ocupa en la literatura universal de nuestro tiempo.
Consciente de la trascendencia de su legado social y literario, presenté en el Senado un punto de acuerdo para que la Rotonda de las Personas Ilustres abra sus puertas a la memoria de una mujer que defendió su derecho y por ende, el de todas las mujeres, a seguir una vocación intelectual, cuando éstas estaban condenadas a la ignorancia y a atender solo los quehaceres propios del hogar.
Baste recordar que en 1974 los restos atribuidos a Sor Juana fueron descubiertos por el antropólogo físico Arturo Romano Pacheco (1921-2015) en colaboración con la Dra. Teresa Jaen (1933-2014), y en abril pasado la antropóloga física del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), Josefina Bautista, explicó que recientes análisis antropofágicos a la osamenta de cerca de 200 huesos, permitieron adjudicar esos restos a la religiosa.
Tomando en cuenta lo anterior, es altamente probable que el Consejo Consultivo de la Rotonda de las Personas Ilustres, cuente con elementos suficientes para decidir, con el aval del titular del Ejecutivo Federal, erigir un cenotafio en honor a Juana Inés de Asbaje y Ramírez de Santillana, en caso de que se concluya la imposibilidad de realizar un proceso de inhumación.
En sus reflexiones sobre la vida y obra de la monja insigne, Octavio Paz señaló que en el siglo XVII, en México abundaron los escritores, los poetas y los teólogos. Algunos de ellos fueron notables, pero la figura central, la luminaria, fue una mujer, una poetisa; pero también una intelectual, nacida en Nepantla, Estado de México.
El exhorto ya es analizado por la Comisión de Cultura de la cámara Alta y solicita a los integrantes del Consejo Consultivo de la Rotonda de las Personas Ilustres, impulsen la aprobación para el ingreso de Juana Inés de Asbaje y Ramírez de Santillana, en razón de que el propio Consejo ya emitió la propuesta por tratarse de una mexicana que realizó grandes aportes a la vida cultural e ideológica de la Nación.
A 320 años de su fallecimiento ya es hora de impulsar las acciones necesarias para otorgarle a Sor Juana un lugar de alto decoro, donde millones de mexicanos encuentren un espacio para honrar su memoria, pero también para inspirar sus más nobles anhelos.
Construir un país más igualitario pasa también por reconocer nuestra historia y la valentía de mujeres que, como Sor Juana, luchó por sus convicciones y abrió brecha a generaciones que con esfuerzo y preparación, son parte fundamental y cotidiana en la construcción de una mejor nación.
Hoy más que nunca debemos seguir el ejemplo de perseverancia, constancia y afanoso racionalismo que nos dejó Sor Juana; y desde este espacio hago votos porque el dictamen que emitan mis compañeras y compañeros de la Comisión de Cultura en el Senado, sea favorable a esta causa, pues como decía Octavio Paz, “Sor Juana nos ha dejado algo no menos precioso que su obra: un ejemplo”.
Senadora por el Estado de México y dirigente nacional del Movimiento Territorial