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Considerados “ la segunda profesión más antigua del mundo ”, los ejércitos mercenarios libran las guerras de las superpotencias en el cada vez más complejo entorno global del siglo XXI, como lo ha demostrado la fallida incursión naval contra el gobierno de Venezuela .
El lunes, las autoridades de Caracas reportaron la captura de otros tres soldados de fortuna —incluyendo un guardia nacional boliviano —y el aseguramiento de tres lanchas rápidas colombianas ligados al intento de derrocar al presidente Nicolás Maduro , mediante un desembarco sorpresivo en la costa del estado de La Guaira la semana pasada.
La detención eleva a 34 el número de combatientes atrapados, entre ellos dos ex miembros de las Fuerzas Especiales del Ejército de Estados Unido s que encabezaron el frustrado ataque para secuestrar a Maduro ; días antes, los mercenarios estadounidenses Luke Denman y Airan Berry aceptaron su papel en la acción de la madrugada del 3 de mayo, orquestada, afirma Venezuela , por el ex boina verde Jordan Goudreau y Clíver Alcalá Cordones , un general desertor venezolano .
Goudreau dirige en Florida una compañía de seguridad privada, SilverCorp USA , que ayudó a proporcionar armas y entrenar a las fuerzas para la incursión con objeto de cobrar la recompensa de USD $15 millones ofrecida en Washington por Maduro , acusado de “ narcotráfico y lavado de dinero ”, mientras que Alcalá estuvo encarcelado—precisamente cargos por drogas —en Estados Unidos antes de la operación.
Denman, de 34 años, declaró que fue reclutado en diciembre por Goudreau para el ataque; Goudreau le prometió USD $100,000 para comandar a los mercenarios y utilizar un aeropuerto de Caracas “para el paso seguro de Maduro y la recepción de armas”.
La fallida “ Operación Gedeón ”, que también dejó ocho atacantes muertos en un breve choque con unidades venezolanas durante el intento de desembarco, es un claro ejemplo de la guerra moderna por terceros , que implica a elementos no estatales— SilverCorp USA —y estatales como Estados Unidos , Colombia y Brasil , que apoyaron el asalto para llevar al poder al autoproclamado presidente venezolano Juan Guaidó .
En los últimos 20 años Washington y sus aliados han recurrido de manera creciente a las compañías militares y de seguridad privadas ( PMSC ), a fin de evitar la oposición pública a las aventuras bélicas y limitar las bajas de sus propias fuerzas armadas .
A través de la historia, los soldados de fortuna también han ofrecido—al menos en teoría—los beneficios de una fuerza altamente capacitada, seleccionada entre antiguas tropas profesionales, que incluyen reducción de gastos, eficiencia y el anonimato de sus clientes ( Estados Unidos , Colombia , Brasil y Guaidó han negado su participación en el ataque).
Entre 2008 y 2010, el número de “ contratistas ” ascendió a 67,000, de acuerdo con Sean McFate , experto del Consejo Atlántico y él mismo ex integrante de DynCorp International , firma contratada por el Departamento de Estado para defoliar cultivos de coca en Colombia , bañando con glifosato tóxico a campesinos inocentes en el proceso.
Se calcula que Estados Unidos perdió hasta USD $60,000 millones en los primeros años de la ocupación de Irak , un periodo de auge para una industria valorada en más de USD $249,000 millones en 2019.
Durante el año fiscal 2017, el Pentágono asignó USD $320,000 millones en contratos federales, de los que 71% fueron para “servicios” como los de las PMSC , señaló McFate.
A su vez, Reino Unido aumentó su gasto en la misma área de GBP £12.6 millones en 2003 a GBP £ 48.9 millones en 2012.
El símbolo
Si hay un nombre que simbolice actualmente a las PMSC , ése es el de Erik Prince , jefe de Academi , la empresa antes conocida como Blackwater y Xe Services responsable del asesinato en 2007 de 17 civiles en la plaza Nisur de Bagdad , también involucrada en 200 “ incidentes de escalada de violencia ” en Irak , según el Congreso estadounidense.
Relegado durante la administración Obama debido a la masacre de la plaza Nisur —otras dos compañías, L-3 Services y CACI Premier Technology torturaron internos en la prisión irakí de Abu Ghraib —Prince ha encontrado nuevas oportunidades con Donald Trump en la Casa Blanca.
Hermano de Betsy DeVos , secretaria de Educación de Trump , Prince propuso una “tercera vía” empleando contratistas para “salvar la guerra en Afganistán” luego de dos décadas de ocupación. Su plan, enfatizó, costaría menos de 20% del gasto actual y ahorraría a los contribuyentes “más de USD $40,000 millones al año”.
Sin embargo, como McFate subraya, “ los mercenarios pueden empezar y alargar conflictos por lucro , alentando guerras interminables . Un mundo con más mercenarios significa un mundo con más guerra ” y para confirmar sus palabras, The Intercept reveló en abril que el asesor de la administración Trump buscó proporcionar servicios militares en Libia y Mozambique al Grupo Wagner de Rusia , sancionado por Estados Unidos .
Prince, añadió, también propuso a Trump crear un servicio privado de espionaje para eludir a las agencias de inteligencia de Estados Unidos y es consejero del gobernante de facto de los Emiratos Árabes Unidos ( EAU ), el príncipe heredero Mohamed bin Zayed , cuya intervención en Yemen con Arabia Saudita ha causado la peor catástrofe humanitaria del mundo.
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Los tentáculos de Prince se han extendido hasta China ; es co-director de Frontier Services Group ( FSG ), una empresa de logística con sede en Hong Kong que fundó y cuyo mayor inversionista es el gobierno de Beijing . En un evidente conflicto de interés, FSG firmó un contrato de derechos pesqueros con Mozambique cuando Prince intentaba vender sus habilidades militares al Grupo Wagner .
Considerado a la vanguardia de un turbio mundo sin regulación donde una nueva clase de poderes , que van desde las transnacionales hasta caudillos , multimillonarios , extremistas religiosos , narcotraficantes y el crimen organizado pueden rentar ejércitos privados , el Grupo Wagner ha sido clave en el éxito de la intervención de Moscú en Ucrania y Siria .
Una fuerza semiprivada conectada a la inteligencia militar rusa , fundada por el ex teniente coronel de las Fuerzas Especiales ( Spetsnaz ) Dmitry Utkin , herido durante la lucha en Ucrania , esta firma ha seguido la doctrina rusa de guerra híbrida que combina la guerra convencional , irregular y cibernética con otros métodos, como la desinformación , propaganda y acciones políticas y diplomáticas, que los analistas de Estados Unidos también llaman “ dominio total del espectro ”.
La semana pasada, un reporte filtrado a la prensa que se entregó al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas indicó que el Grupo Wagner ha desplegado unas 1,200 tropas en Libia para fortalecer las filas del mariscal de campo Jalifa Haftar , quien disputa el control del país del norte de África al Gobierno del Acuerdo Nacional ( GNA ) reconocido por la ONU.
Además de este esfuerzo para impulsar la ofensiva de Haftar sobre Trípoli , Moscú ha reclutado antiguos rebeldes sirios opuestos a su aliado, el presidente Bashar el Assad , emulando a Turquía , que movilizó a principios de año a Libia por lo menos 2,000 combatientes del autonombrado Ejército Nacional Sirio , entre ellos menores de edad, prometiendoles salarios de USD $3,000 y la nacionalidad turca.
“Haftar depende cada vez más de las potencias extranjeras para impulsar su campaña. Los mercenarios tienen un costo, no conocen el terreno y están batallando para implantarse en las ciudades”, dijo Anas El Gomati , director del Instituto Sadek de Trípoli a Al Jazeera , en alusión a la ayuda de Rusia , EAU , Egipto , Arabia Saudita y Francia recibida por el Ejército Nacional Libio de Haftar , mientras que el GNA es apoyado por Turquía , Qatar , Argelia e Italia .
En Venezuela , informes de prensa destacaron por su lado que “ocho especialistas rusos” participaron en las operaciones en La Guaira después de la incursión mercenaria , aportando a las fuerzas venezolanas “asistencia en el campo del manejo de drones y en el monitoreo de terreno forestal”.
De vuelta a Oriente Medio , antes de la escalada de la guerra en Libia , Siria fue el escenario donde miles de extremistas de otros países musulmanes, patrocinados por Arabia Saudí , Estados Unidos , Turquía , Israel y Qatar , se sumaron a las filas de los rebeldes locales, así como de los grupos terroristas Al Qaeda y Estado Islámico .
No obstante, es menos conocido que una verdadera legión de pistoleros a sueldo de Sudán , Pakistán , Nepal , Francia , Australia , Colombia e incluso México —como reportaron medios locales en 2015—contratados por Academi y entrenados en Israel , ha sido desplegada por Arabia Saudita y los EAU en Yemen contra los rebeldes houthi , sin resultados.
Apenas en febrero, a los 100 años, “ El loco Mike ” Hoare , soldado de fortuna irlandés que combatió en África y el Océano Índico , falleció en Durban , Sudáfrica , dejando atrás una carrera que refleja algunos de los momentos más oscuros del neocolonialismo y la Guerra Fría .
Al retroceder en la historia desde los crímenes de guerra de Hoare en el Congo , podemos encontrar los orígenes de la Guardia Suiza en los conflictos del siglo XVI que involucraron a los Estados Papales ; los guardias varegos ( vikingos ) de los emperadores bizantinos y Jenofonte de Atenas , filósofo y escritor que dirigió al ejército mercenario Los Diez Mil a través de Irak , Armenia y Turquía en el siglo quinto antes de Cristo.
Editado por Sofía Danis
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