Néstor ha estado recluido un año y cuatro meses esperando sentencia en el Centro Penitenciario de Tlalnepantla, Estado de México. Es una de las 5 mil 67 personas en prisión preventiva en esta entidad que ejercerán su voto para la Presidencia de la República.
“Todos votamos para un bien. Esperemos que esta candidata que entre nos beneficie a todos, los que están fuera y a los que estamos aquí dentro”, dice el hombre de 37 años.
Como él, 30 mil 391 personas en prisión preventiva podrán participar en la elección de 2024, con excepción de los estados de Veracruz y Yucatán, donde la negativa y retraso de los gobiernos estatales impidieron la firma de convenios con el INE.
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Son las 7:00 de la mañana en el llamado Penal de Barrientos. Una veintena de funcionarios del INE ingresan con mamparas, boletas y demás material electoral para la jornada de votación.
Se instalan en un salón de usos múltiples con el piso tapizado de pasto artificial, paredes pintadas con colores vibrantes, ilustraciones de globos y mariposas en un costado; en el otro, los barrotes dejan ver la calle.
Vistiendo sus chalecos rosa con el emblema del INE, los funcionarios arman las mamparas sobre unas mesas con un banquito al frente, 11 en cada lateral del salón. En el centro hay decenas de bancos para acomodar a los internos que van a participar en la votación.
Poco a poco van entrando los reclusos por filas, uniformados con camisa y pantalón azul rey, todos con cubrebocas, vigilados en todo momento por los custodios que rodean cada esquina del lugar. Toman asiento, mientras la autoridad electoral va lugar por lugar corroborando que estén en la Lista Nominal de Personas en Prisión Preventiva.
Son 898 los reclusos en el Penal de Barrientos, 794 hombres y 194 mujeres, que pidieron participar en la jornada electoral.
Las mujeres, que son minoría en el centro penitenciario, pasan primero a la par que un primer grupo de hombres. En el salón resuena el llanto de un bebé. Su madre, una joven, lo carga en brazos mientras espera su turno y hasta que emite su voto, sin soltarlo ni un segundo.
A las 8:00 en punto, la vocal de la Junta Distrital de Tlalnepantla, Sandra Castro, da el banderazo de salida para iniciar la votación.
Se coloca frente a los grupos para explicar el método de votación. A cada persona se le entregará un sobre tamaño carta con la boleta electoral para Presidencia de la República y un instructivo sobre cómo emitir el voto correctamente.
En esta ocasión no hay urnas transparentes, ya que su voto se está emitiendo de manera anticipada y tendrá un trato especial para la cadena de custodia y conteo.
Cuando llegue su turno, cada uno recibirá el sobre. Lo abrirá detrás de la mampara donde está el plumón con el que marcará alguna de las tres opciones políticas: Claudia Sheinbaum (Sigamos Haciendo Historia), Xóchitl Gálvez (Fuerza y Corazón por México) y Jorge Álvarez Máynez (Movimiento Ciudadano).
Tras haber votado, deberán doblar su boleta y meterla en otro sobre media carta, que a su vez introducen en el sobre más grande. Éste se entrega al funcionario de casilla, que le coloca un sello al sobre y lo guarda.
Para Néstor sufragar representa encontrar una salida una vez que termine su periodo en prisión preventiva, ya que asegura que está allí por un delito que no cometió.
“Yo pienso que nos beneficia a todos los que somos inocentes. Esperemos una resolución más rápida y una salida más pronta. Una nueva reforma”, sostuvo.
Su hija de 17 años, que está fuera, desea que quien llega a la Presidencia se enfoque en temas de seguridad, que pueda viajar segura a su escuela y de regreso a casa.
Néstor afirma que desde antes ya tenía preferencia por un partido, por lo que los debates no cambiaron su punto de vista, aunque reconoce que al momento de tener la boleta le entró la duda antes de marcar alguna de las opciones.