Tlaxcala.— La violencia postelectoral en Tlaxcala llegó al extremo de que pobladores del municipio de Españita, armados con machetes y un garrafón de gasolina, amenazaron con quemar a los integrantes del Consejo Electoral municipal si no entregaban la constancia de mayoría al candidato de su preferencia.

Presionados por una situación que puso en riesgo su vida durante el cómputo final de los comicios locales del pasado domingo, los consejeros municipales cumplieron lo que la población pedía y, antes de ser quemados, huyeron del lugar.

Hasta ese momento, integrantes del Consejo General del Instituto Tlaxcalteca de Elecciones (ITE) se pronunciaron en contra de la violencia poselectoral extrema y acusaron al Gobierno del Estado de haberlos dejado solos en una de las últimas etapas del proceso electoral para renovar la gubernatura, diputaciones locales, ayuntamientos y presidencias de comunidades.

“Hablo a título personal: me siento sola en este proceso, no observo el acompañamiento de los cuerpos de seguridad de los que soy testigo. La consejera presidenta emitió oficios en los que solicitó resguardo de toda la ciudadanía que hace los cómputos con todo temor de ser agredidos”, dijo la consejera Dora Rodríguez.

En sesión permanente, dijo que la jornada para los cómputos inició con violencia en un municipio y de ahí se extendió hacia otras demarcaciones.

“El riesgo es que esta escalada de violencia pueda extenderse a otros consejos; me pongo en el lugar de los consejeros que en este momento están en lugares recónditos, como Altzayanca, en la oscuridad, sin la seguridad necesaria”, señaló.

Dijo que el Consejo General hizo lo que le correspondía, que era organizar la elección, pero a partir de ahí es corresponsable de lo que ocurra con los ciudadanos que cuentan los votos.

“Esto no se vale. La ley establece que debe haber una coordinación entre este consejo general y las autoridades del Poder Ejecutivo y del Poder Legislativo, que no los veo sumando sus esfuerzos con nosotros para sacar adelante el proceso electoral”, remarcó.

El cómputo final de los comicios locales inició la mañana del miércoles con conflictos en los municipios de Zacatelco y Xicotzinco; en el primero, los pobladores quemaron las boletas electorales de la elección del ayuntamiento y, en el segundo, retuvieron los paquetes para exigir la anulación.

Al corte de las 20:00 horas ya había reportes de conflictos y violencia en los municipios de Totolac, Tepetitla, Ixtacuixtla, Chiautempan, Huamantla, Ixtenco, Zacatelco, Acuamanala, Terrenate, Muñoz de Domingo Arenas, Panotla, San Pablo del Monte, Españita y Tetlatlahuaca, donde electores inconformes con los resultados quemaron las boletas, allanaron y tomaron los consejos municipales, destruyeron el equipo de cómputo, amenazaron al personal responsable del conteo de votos y bloquearon las carreteras.

“Es un saldo indeseado, pero puede ser peor. A mí no me gustaría que este saldo se manchara más de rojo, porque ya lo está”, aseveró el consejero Juan Carlos Minor, al recordar el asesinato de un funcionario del INE, ocurrido un día antes de los comicios en el municipio de Tequexquitla.

Públicamente exigió al secretario de Seguridad estatal, Eduardo Valiente, y a los directores de seguridad de los ayuntamientos asumir su responsabilidad para garantizar la paz social y salvaguardar al personal electoral.

Subrayó que si el gobierno estatal y las corporaciones municipales no pueden detener los actos de violencia, la quema y sustracción de paquetes electorales, entonces “que se coordinen con instituciones que sí tengan esa capacidad”, porque no se trata del triunfo de un candidato, sino de la vida de ciudadanos.

A este llamado y a la vez reclamo se unieron las consejeras Erika Periañez Rodríguez y Denise Hernández Blas, quienes también demandaron la intervención de los líderes políticos que participaron como candidatos y que están la frente de sus seguidores y protagonistas de los actos de violencia.

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