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Rodeado de los diplomas y reconocimientos que cosechó como jefe de Gobierno, Miguel Ángel Mancera acepta que le invade la nostalgia por dejar el cargo que ostentó durante casi seis años y en el que tomó decisiones controvertidas de las que asume responsabilidad total, pese a que hoy sean utilizadas con tintes políticos.
El aún mandatario capitalino dice que se va con las manos limpias y quien le rasque a su gestión no va a encontrar nada que pueda implicarlo penalmente, “aunque si bien hubo errores, son parte de la naturaleza de la gestión, pero nunca con dolo”.
Al hablar de su futuro político, su rostro cambia y con animosidad cuenta que tiene listos sus primeros recorridos por el país para promover la idea del gobierno de coalición por los estados de Chihuahua y Chiapas, actividades que irán aparejadas con la promoción del candidato de la coalición Por México al Frente, Ricardo Anaya, a quien ve peleando la Presidencia de la República con Andrés Manuel López Obrador.
Mancera se dice un hombre de instituciones y como tal reconocerá, si así sucede, el triunfo de Andrés Manuel López Obrador. Para el caso de la Ciudad de México su análisis es más simple: “Aparece Claudia Sheinbaum en las preferencias y luego el Frente, pero las cosas pueden cambiar”.
¿A lo largo de sus 10 años de servicio público qué lo deja satisfecho?
—Que nunca hemos tenido un tache o que nos digan que nos robamos o nos quedamos con algo, siempre ha sido una conducción de vida en la que se busca servir a la gente y nada más.
¿No se va a encontrar en la siguiente administración algún caso como la Línea 12 del Metro o que se robó algo?
—Algo que vayan a encontrar ilegal, no. Si alguien hace algo mal o con algún defecto, creo que [a] eso cualquiera puede estar expuesto, pero la mala intención, la premeditación o la alevosía para realizar una conducta apegada a lo contrario [que dicta] la norma, no me van a encontrar.
¿Qué es lo que más lo enorgullece de su gestión como jefe de Gobierno?
—Siempre lo hice con mucha convicción, asumí los costos políticos de decisiones importantes que sé que hoy le están dejando cosas buenas a la Ciudad de México, por más que lo politicen.
¿Como qué decisiones?
—No haber desalojado a los maestros de manera violenta, como me pedía un sector de la gente, porque la vida normal en la capital estaba siendo trastocada.
Otra decisión fue cuando se tuvo que establecer el doble Hoy no Circula, restringir la movilidad, a la gente no le gustó, fue una de las cosas más fuertes creo yo.
Fotomultas, estoy plenamente convencido de la decisión y ahora una buena parte de la sociedad ya lo entendió.
¿El incremento del boleto del Metro?
—Bueno, otra decisión que también fue polémica, apolítica…
¿No se arrepiente?
—No me arrepiento, porque había que hacerlo, rescatar los trenes, realizar diversos proyectos. Yo no podía dejar el Metro a la deriva y ‘a ver qué sucede’.
¿Cuál es la obra más emblemática de Miguel Ángel Mancera?
—Pues la Constitución… una obra jurídica de la que hay un antes y un después. Fue algo por lo que se luchó muchos años, por la autonomía de esta capital, por el reconocimiento de los derechos, por tener un documento fundacional jurídico que nunca se había tenido, me parece que es la obra jurídica más importante, sin menospreciar que hay otras obras.
¿Y qué es lo que se le queda en la chistera?
—Me hubiera gustado mucho lograr el Metro a Chalco, llevar el Metro a Ecatepec, me hubiera gustado hacer la ampliación de Santa Anita a Iztapalapa, como estaba proyectado, que desarrolláramos el teleférico en la Ciudad, que lo necesita para las zonas altas.
¿Qué lo frenó?
—Los presupuestos. Todos esos proyectos son de presupuestos federales.
¿La Federación lo dejó solo?
—Yo creo que hubo un trato que no fue el correcto hacia la Ciudad.
¿El sismo del 19 de septiembre fue el momento más difícil de su gestión?
—Sin duda, por el dolor que se vivió en la Ciudad de México, lo que había era sufrimiento, pérdida de vidas, lágrimas, desesperación, desesperanza de la gente. Es algo que sigo recordando y me sigue moviendo.
¿Está de pie la Ciudad?
—La Ciudad está de pie, dolida, es como cuando tienes la pérdida de un ser querido y tienes que seguir, aunque no dejas de tener esa herida, ese dolor, pero el día a día te impulsa y te obliga a seguir trabajando.
¿Qué pasó en el tema de seguridad?, cuando arribó había niveles más bajos y ahora cierra con otra situación.
—Los siete delitos no registran incremento, pero el homicidio, digamos, registró un incremento, con ese es suficiente. Llevamos esperando desde 2016 que la Cámara de Diputados apruebe la ley que endurece las penas por portación ilegal de armas…
¿Y eso resuelve el problema?
—Es algo indispensable, pero además tienes que cerrar todo lo que está abierto en materia de preliberaciones. Cuando entramos al gobierno la ciudad tenía 41 mil presos, hoy se tienen 25 mil y vamos a tener menos. A mí me parece que esa no es la solución, que todo mundo salga de la cárcel.
¿Llegó a la jefatura de la Ciudad de México con una votación histórica y se va con una reprobación ciudadana, en lo personal le preocupa?
—Preocuparme no. Yo comencé la entrevista diciendo que estoy convencido de lo que he hecho y de los costos políticos.
¿En esos costos no le preocupa pasar a la historia como el que entregó la Ciudad a otro partido político?
—A la historia pasará la división de la izquierda y esa división no la generé ni la provoqué yo, esa división es un hecho y la contienda va a estar así, dividida, como está dividida la izquierda.
¿Hacia dónde va ahora el jefe de Gobierno de la CDMX?
—Hay un planteamiento que nos está llamando mucho la atención, que es el del gobierno de coalición y que puede ser un cambio total del presidencialismo que se ha venido viviendo en México, un presidencialismo que está agotado y un régimen que está agotado.
¿Es su famoso cuarto polo?
—Sí, el cuarto polo derivó hasta llegar al Frente, pero lo que llegó a inspirar el cuarto polo es cambiar al régimen y eso es un reto nacional bien interesante.
Hace unos meses estaba como uno de los contendientes más fuertes para ser candidato presidencial, ¿qué pasó, dónde se cayó, qué le faltó?
—Pues que el partido que nos estaba proponiendo no era el partido que tenía la posibilidad, dentro del Frente, de seleccionar al candidato a la Presidencia, eso pasó.
¿No había igualdad de fuerzas?
—No, porque se tomó en consideración qué partido es el que llevaba la mayor representación nacional para hacer la propuesta del candidato a la Presidencia.
En ese momento hablaba de ser un candidato ciudadano, ¿no le daba para irse solo?
—No pude por el sismo. Cuando yo iba a tomar esa decisión, [de buscar la Presidencia] a través de la figura de los independientes, me vino el sismo en septiembre y la decisión fue ya no salir de la Ciudad, porque estaba toda la presión, todo lo que la Ciudad necesitaba.
Era un tema de convicción. Desde mi forma de ver las cosas advertí que la ciudad necesitaba que estuviera ahí y no por vanidad.
¿Si no hubiera ocurrido el sismo ahora lo estaríamos viendo como candidato presidencial?
—Pues cuando menos hubiéramos competido en los independientes, te lo aseguro.
¿Cómo avizora las próximas elecciones presidenciales?
—Mi pronóstico es que se va a cerrar a dos candidatos.
¿Que serían quiénes?
—Hoy me parece que en el saque está Andrés Manuel López Obrador, advierto yo en segundo lugar a Ricardo Anaya, hay quienes dicen que en segundo lugar está [José Antonio] Meade, pero entre ellos dos se va a definir este segundo lugar, yo calculo para el mes de mayo.
En la Ciudad de México arranca con ventaja Morena, en segundo lugar está el frente y vamos a ver qué dice la elección.
¿Se puede revertir la tendencia en la elección federal?
—Creo que todas las elecciones han tenido cambios. Las últimas tres cuando menos.
¿En la Ciudad de México se puede dar este cambio?
—En la Ciudad también puede suceder, la moneda está en el aire.
¿Usted le levantaría la mano a Andrés Manuel López Obrador si gana en los comicios del 1 de julio?
—Para mí las instituciones son de pleno respeto y yo lo voy a demostrar en la convicción. Si Andrés Manuel López Obrador gana la contienda electoral, no tendré ningún empacho en reconocer la figura presidencial y por supuesto trabajar para que le vaya bien a mi país en donde yo tengo que estar y donde fuera, si es que él así decide que interactúe.
¿Aceptaría trabajar con él?
—No estamos hablando de puestos o de cargos. Más que los cargos, lo que nos anima es la labor que se pueda hacer, ojalá que él, que la candidata o el candidato que estén en la contienda, pues tengan esta visión del gobierno de coalición.
¿Si gana Ricardo Anaya se ve desempeñando una función en el gobierno o en el Senado de la República?
—Estoy seguro que si Ricardo Anaya es el próximo Presidente, él estará en la idea de impulsar el gobierno de coalición, así me lo ha dicho. Hoy no tenemos todavía un documento firmado, pero así me lo ha dicho.
¿Le interesa ser el próximo fiscal General de la Nación?
—Interesarme, pues obviamente yo he sido fiscal, es una materia que siempre me apasiona, es algo que me gusta mucho, a lo que le entiendo, a lo que le sé. Digamos que esa es una tarea que me motiva.