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Es la zona perdida de Tacubaya en la calle Becerra, una de las más marginadas, justo donde se conjuga el hacinamiento, la drogadicción, el olvido y también la peligrosidad.
D espués del ex presidente priísta Carlos Salinas de Gortari ningún servidor público o candidato había ingresado a este lugar donde se respira olor a orín, a descuido y también a miedo porque aquí, se vive y se convive en medio de la inseguridad.
“Si entran solos aquí te bajan hasta tu celular, eh”, dice una vecina de la zona quien hace una llamada a una de las líderes que vive en este lugar para que entren por tres reporteros que acompañan al candidato del PRI al Gobierno de la Ciudad, Mikel Arriola , durante este recorrido y que se quedaron rezagados.
No hay seguridad para el candidato , lo acompañan dos aspirantes, uno a diputado federal y otro a la alcaldía de Miguel Hidalgo, así como su equipo de logística y medios.
La gente, en su mayoría mujeres, está molesta. Habían acordado, dicen, que no entrarían cámaras y hay muchas.
La zona es devastadora, pasillos cortos que, en un temblor, no hay para donde correr. Un cúmulo de agua encharcada, con moscas, que en temporada de lluvias puede ser un verdadero foco de infección, sobre todo para los adultos mayores y niños que viven en estas casas de tabique y lámina.
Ni siquiera hay un baño en forma, todo está improvisado para medio vivir. Por lo menos en cuartos de no más de nueve metros donde habitan más de 10 personas.
¡Qué hacen aquí, aquí no decide un líder, aquí nadie es líder, aquí decidimos todos y si el candidato quiere hablar con nosotras va a tener que hablar con todas! Comienzan a agruparse jóvenes madres y también señoras adultas.
Una lleva una cubeta en las manos para poder lavar, justo ahí mismo, en un espacio acondicionado para poder lavar la ropa.
La gente empieza a alborotarse, solo basta un segundo para que alguien alce la voz y se salga todo de control.
Pablo Orozco, candidato a la alcaldía en Miguel Hidalgo, controla la situación, mientras que Daniel Verdugo, candidato a una diputación federal acompaña a Mikel Arriola para que las personas escuchen sus propuestas en materia de vivienda.
En un pasillo se aprecia a un joven drogado, casi desnudo, y un paso más adelante a un niño que pasa al baño y que observa a otra persona que parece drogada.
A donde le permiten pasar, el ex director General del IMSS explica a grandes rasgos su propuesta para tener una vivienda digna. Hay quien lo escucha y otros simple y sencillamente hacen como que ni lo ven.
“Hoy tenemos mucha tristeza, tenemos que aceptar que hemos perdido muchas inequidades, que en la Ciudad de México, en la Miguel Hidalgo, donde yo vivo, hay gente que se busca en el bolsillo y no tiene para comer, hay niños que a unos metros de la avenida Revolución no tienen zapatos y que su mamá tiene que jugársela para saber cómo los saca adelante”, manifiesta Mikel Arriola, minutos después de que concluye el recorrido.
El abanderado del PRI llama a recomponer el tejido social y sacar adelante a los capitalinos.
Antes, pasa a comer taquitos del otro lado de la calle de Becerra y cuando intenta pagarlos, la responsable del puesto le dice que no es nada. Ah, pero eso sí le advierte que cumpla lo que promete porque los políticos cuando están en campaña siempre hacen promesas y éstas quedan en el olvido.
El candidato agradece que le invitaran el taco -porque él si lo quiso pagar- y manifiesta que este gesto no lo olvidará. Prometió regresar una vez que gane, él no es como los otros dice, -los del PRD y Morena-.
lsm