Desde su primer mandato, Donald Trump consolidó un frente abierto contra la segunda potencia económica del mundo. El 1 de agosto del 2019 inició una “guerra comercial” con China. En aquel entonces, el presidente de Estados Unidos impuso al país asiático un arancel del 10% sobre bienes chinos por un valor de 300 millones de dólares.

El segundo round entre Xi Jinping y Donald Trump está comenzando. Los nuevos aranceles impuestos por Trump, la polémica por TikTok y la influencia del gigante asiático en Latinoamérica son algunos de los temas que ya han generado tensiones en los primeros meses de gobierno del mandatario republicano.

Aumento de aranceles por fentanilo

Las más recientes tensiones entre China y Estado Unidos detonaron por la imposición de aranceles de Donald Trump. Ilustración: Guadalupe Manzanares
Las más recientes tensiones entre China y Estado Unidos detonaron por la imposición de aranceles de Donald Trump. Ilustración: Guadalupe Manzanares

Trump acusa a China de ser una de las principales fuentes de trasiego de fentanilo. En su candidatura, el magnate prometió que impondría a China el 60% de aranceles sobre productos y un adicional del 10% si el país asiático no cumplía con detener los envíos de fentanilo hacia Estados Unidos. Sin embargo, el pasado 1 de febrero, Donald Trump impuso aranceles del 10% y un mes después. el 3 de Marzo, los subió al 20%.

“En opinión de Estados Unidos y de Trump: China no está haciendo lo suficiente. Se le imponen aranceles inmediatamente. No hubo negociación, no hubo llamadas. Estados Unidos lo impuso y China tomó contramedidas”, explica en entrevista el Coordinador del Centro de Estudios China-México (Cechimex) de la UNAM, Enrique Dussel Peters.

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Estados Unidos no sólo aplicó aranceles, sino que también cerró su Servicio Postal a productos provenientes del país asiático. 24 horas después, Pekín rechazó la imposición de gravámenes y devolvió el gesto con la imposición de aranceles de entre el 10 y el 15% a productos estadounidenses como el gas natural licuado y maquinaria agrícola. También aplicó una restricción de exportación a ciertos minerales como el tungsteno, telurio, molibdeno; y aranceles a automóviles más grandes y camionetas de caja abierta para la industria y a nuevas tecnologías.

Además, las autoridades chinas anunciaron la apertura de una investigación antimonopolios a Google y Apple, así como la prohibición de exportaciones a materiales como wolframio y telurio, sustancias de gran importancia para la fabricación de chips y baterías. Pekín también agregó a empresas como PVH Corp, matriz de marcas como Tommy Hilfiger y Calvin Klein, e Illumina Inc. a la lista de empresas no confiables, lo que abre la posibilidad de sanciones y restricciones en sus operaciones en el país asiático.

En su anterior mandato, Trump estuvo enfocando en imponer aranceles en productos como los paneles solares, lavadoras y aluminio para detener el flujo de fentanilo por parte de China. El empresario también se comprometió a imponer la pena de muerte a las personas que exporten fentanilo a Estados Unidos.

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El mandatario estadounidense dijo que si en su administración se hubiera aplicado la pena capital “(China) no estaría enviando fentanilo a México, Canadá y otros lugares”, afirmó en una conferencia de prensa el pasado 22 de enero. En respuesta, Mao Ning, portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de China, aseveró que la política comercial no debe ser utilizada como una herramienta de confrontación.

Poco después de que Trump aumentara los aranceles en marzo, la embajada de China en Estados Unidos advirtióa través de una publicación en "X" que "la raíz del problema del fentanilo se encuentra en los propios Estados Unidos" y que si el país norteamericano "insiste en lanzar una guerra arancelaria, una guerra comercial o cualquier otra guerra, China luchará hasta el final".

Dussel Petters, quien también es profesor del posgrado de Economía de la UNAM, asegura que el presidente estadounidense mantiene una postura de coerción a través de los aranceles frente a los países de su interés. “Entonces es una negociación mucho más compleja y que me temo que no se va a terminar durante los 4 años de la presidencia de Trump”, sostiene.

TikTok y tecnología de punta en el radar de las potencias

Estados Unidos y China mantienen una fuerte rivalidad en el ámbito tecnológico. Ilustración: Guadalupe Manzanares
Estados Unidos y China mantienen una fuerte rivalidad en el ámbito tecnológico. Ilustración: Guadalupe Manzanares

“Existe una profunda competencia entre Estados Unidos y China en la última década”, puntualizó Dussel Peters, quien explica que, desde 2022, Estados Unidos plantea que el aspecto más importante a tomar en cuenta en su relación con China es la seguridad nacional.

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La popular red social TikTok fue prohibida en Estados Unidos el pasado 19 de enero tras un fallo de la Corte Suprema de ese país. La aplicación fue prohibida bajo el argumento de que podría ser una herramienta para que el gobierno chino accediera a los datos de los usuarios estadounidenses o bien pudiera influir en debates públicos. Sin embargo, 14 horas de suspensión bastaron para que la red social, propiedad de la compañía ByteDance, fuera habilitada nuevamente.

“Como resultado de los esfuerzos del presidente Trump, TikTok está de vuelta en Estados Unidos”, se leía en la aplicación. Un decreto de última hora del presidente estadounidense retrasó la ley que obliga a la red social a escindirse de su empresa matriz ByteDance para pasar a manos de empresarios del país norteamericano.

Tras el restablecimiento, Donald Trump expresó su deseo de que Estados Unidos poseyera el 50% de TikTok en una empresa conjunta. Los empresarios estadounidenses Frank McCourt y Kevin O’ Leary presentaron ofertas formales, no obstante, tanto funcionarios chinos como de la administración Trump estarían buscando que Elon Musk sea el comprador de la aplicación, según un reporte de Bloomberg.

“Trump se ha rodeado de un grupo relativamente pequeño de multimillonarios que quieren ser juez y parte”, señala Dussel Peters. El especialista explica que en el pasado había una distinción entre las actividades políticas y empresariales. Sin embargo, en las últimas décadas, la línea que delimitaba ambas operaciones se ha ido borrando.

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Tal es el caso de Elon Musk, quien participa junto a Vivek Ramaswamy en el nuevo Departamento de Eficiencia Gubernamental y a su vez es propietario de empresas como Tesla. Dussel Peters ve poco a probable que se mantenga la alianza del empresario con Trump a largo plazo, pues Musk tiene sus propios intereses que pueden no coincidir con los del republicano. El empresario de origen sudafricano mantiene actualmente una importante planta de Tesla en Shanghái.

El avance tecnológico es otro de los aspectos que caracterizan la rivalidad entre China y Estados Unidos. Hacia el final de la administración Biden, Estados Unidos anunció nuevas reglas de importación para los chips informáticos que se utilizan para el desarrollo de Inteligencia Artificial. Esta medida dificulta el acceso de China a este tipo de insumos, lo que puede interpretarse como un intento por parte de EU para dificultar el avance en este campo de su competidor.

Las nuevas normas entrarán en vigor durante la administración Trump, que no ha dado señales de echar atrás las disposiciones. El Ministerio de Comercio de China denominó estos actos como “un acto de coerción económica”, acusando a Estados Unidos de “expandir su jurisdicción” con el objetivo de interferir en las relaciones comerciales entre China y otros países. Ante esto, el ministerio prometió tomar “las medidas necesarias para proteger sus derechos e intereses legítimos”.

Discusión comercial y territorial sobre la mesa: “La Nueva Ruta de la Seda” y Taiwán

Estados Unidos y China mantienen tensiones por su control o influencia sobre algunos territorios. Ilustración: Guadalupe Manzanares
Estados Unidos y China mantienen tensiones por su control o influencia sobre algunos territorios. Ilustración: Guadalupe Manzanares

En los últimos años, Pekín ha estado diversificando y construyendo alianzas con economías emergentes y centrando su atención en países latinoamericanos, por ejemplo, el país asiático firmó un acuerdo de libre comercio con Chile, Panamá, Perú, Costa Rica, Ecuador y Nicaragua en 2017 como parte de la “Nueva Ruta de la Seda”, un plan que consiste en crear y establecer nuevas rutas marítimas y terrestres internacionales para los productos chinos.

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Trump acusó que China controlaba el Canal de Panamá y amenazó con “recuperar” la obra. Ante los amagos, el presidente panameño, José Raúl Mulino, anunció que no renovaría el tratado de la “Nueva Ruta de la Seda” firmado con China en el 2017.

Por otro lado, según un reporte de Bloomberg, Trump habría presionado a México para imponer aranceles a China. Sin embargo, el pasado 28 de febrero, Scott Bessent, secretario del Tesoro estadounidense, dijo en entrevista para el mismo medio que México fue el que ofreció aplicar los aranceles al gigante asiático; el funcionario elogió la propuesta e instó a Canadá a hacer lo mismo.

Hacia el oriente, hay un viejo conflicto geopolítico que ha prevalecido desde el siglo pasado entre China y Estados Unidos: Taiwán. A partir de 1954, la isla ha sido motivo de tensión entre ambas potencias.

“Ese es de los pocos aspectos en donde China tiene una política irreductible, no negociable. Mi impresión y mi experiencia es que China es muy pragmática en muchos temas (que no involucren a Taiwán)”, puntualiza Dussel Peters.

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Pekín ha estipulado que Taiwán es de su territorio, prometiendo anexarla por la fuerza si es necesario. Sin embargo, Estados Unidos, a pesar de que en 1979 el presidente Jimmy Carter, firmó el tratado de reconocimiento de la unificación del gigante asiático con Taiwán, hoy en día, Estados Unidos apoya a Taipei con armamento y tecnología bajo la Ley de las Relaciones de Taiwán.

En su primer mandato, Trump aprobó la “Ley de Viajes”. Esta norma indica que los funcionarios estadounidenses tienen la posibilidad de viajar a Taiwán con el objetivo de entablar relaciones con funcionarios de la isla y así crear relaciones mutuas. Los funcionarios de ambas patrimonios ya se habían reunido con anterioridad, pero habían mantenido un bajo perfil con el objetivo de no ofender a China.

Más de 150 países reconocen a Taiwán como parte de China, mientras que únicamente 12 consideran a la isla como independiente de Pekín.

Ante el complejo panorama de rivalidad entre las dos potencias más grandes del mundo, Enrique Dussel Peters advierte que los países tendrán que establecer “nuevas relaciones triangulares” con China y Estados Unidos, ya que muchas naciones dependen de ambas potencias en diferentes sectores.

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