El pasado 12 de abril la Feria de Texcoco fue escenario de la violencia ocasionada por algunos asistentes enfurecidos luego de que Luis. R. Conriquez se negó a cantar . El cantante justificó su postura en un comunicado diciendo que buscaba respetar las “nuevas normas del gobierno” sobre la interpretación del género.

No obstante, tras el incidente, la presidenta aclaró que en México no están prohibidos los narcocorridos y que su gobierno busca promover música con “otro tipo de contenidos”. La mandataria señaló que su posición está en contra de la prohibición y de la censura.

Sin embargo, diversos estados y municipios del país ya aplican restricciones a la difusión de los narcocorridos; las sanciones van desde multas hasta la cárcel. Al mismo tiempo, más entidades ya trabajan en iniciativas para aplicar medidas similares. Te cuál es el fundamento legal detrás de estas prohibiciones y el debate alrededor de la aplicación de estas medidas.

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¿Es legal prohibir los narcocorridos?

La negativa de Luis R. Enríquez de cantar narcocorridos tuvo lugar después de que la Secretaría de Seguridad del Estado de México hizo llegar a los ayuntamientos de Texcoco, Tejupilco y Metepec un oficio para advertir de la aplicación de sanciones ante la interpretación de narcocorridos en eventos masivos.

El Código Penal mexiquense contempla penas de 3 a 6 meses de prisión y multas equivalentes a 30 o 60 días de salario mínimo a quienes hagan apología del delito. Esta figura legal ha sido clave para las restricciones que han aplicado otras entidades, como Nayarit y Baja California, para prohibir la difusión o interpretación de narcocorridos en lugares públicos.

“Hay un debate alrededor de este tipo de prohibiciones porque pueden contravenir un montón de derechos al momento de restringir o impedir la manifestación de cierto tipo de cultura”, explica en entrevista la abogada .

La especialista en derecho penal señala que las prohibiciones de algunos estados de la república pueden tener un “encontronazo” con derechos de las personas como el libre desarrollo de la personalidad o de acceso a la cultura. Bajo este escenario, incuso se podrían presentar amparos o acciones de inconstitucionalidad contra las prohibiciones.

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La abogada advierte que “la apología del delito es un delito muy complejo y criticable, porque casi cualquier cosa puede calificar como tal. Incluso, si dejáramos la interpretación muy abierta, podríamos argumentar que ahí entran también los partidos de futbol donde se promueve cierto tipo de violencia”, asevera.

Bajo este panorama, Leslie Jiménez señala que, si bien los estados de la república han establecido prohibiciones basadas en el sustento legal de sus respectivos códigos penales, “no me atrevería a decir que la manera en la que la están ejecutando es del todo legal, sino que más bien atiende a las políticas internas de cada entidad y su postura ante los narcocorridos”, explica.

Por el momento, las prohibiciones sólo se han quedado en el ámbito local y las sanciones varían según el estado. En Baja California, las multas por cualquier contenido que haga apología del delito en espectáculos públicos pueden rebasar el millón de pesos.

Una prohibición general de los narcocorridos sólo sería posible a través de una iniciativa que provenga de la actual administración federal, pero la presidenta Claudia Sheinbaum ha sido enfática en su postura en contra de la prohibición.

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¿Sirven las prohibiciones para hacer frente a la violencia?

Respecto a la efectividad de las prohibiciones para evitar episodios como el de Texcoco, Leslie Jiménez se muestra escéptica. “Siempre he señalado que las medidas de prohibición no generan nada positivo ni reducen conductas indeseadas”, advierte.

“Estas prohibiciones ya criminalizan el género per se y esto no responde a las necesidades que probablemente tienen las juventudes que escuchan narcocorridos. Prohibir la música no logrará que las personas consuman menos sustancias, ni tampoco que no aspiren a tener cierto tipo de vida si se mantiene un contexto de precarización. El problema del crimen organizado va mucho más allá de la música. En ese sentido, la prohibición es más bien como poner cinta canela a un hoyo que tienes en la pared”, puntualiza la abogada.

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