La madrugada de este 16 de abril, usuarios de redes sociales reportaron el avistamiento de un objeto luminoso en el cielo, acompañado de un estruendo que pudo percibirse en diversas ciudades del centro de la república. Incluso algunos sismógrafos de la Ciudad de México registraron el evento. De inmediato, internauta llamaron al destello un meteorito o bólido.
El Uni Explica consultó al Ingeniero Geólogo Alejandro S. Méndez para entender qué fue exactamente el objeto que surcó el cielo de la capital del país y cuál es la explicación científica detrás de su brillo y sonido.
¿Meteorito, meteoro o meteoroide? ¿Qué fue el destello que se pudo observar esta madrugada?
El fenómeno ocurrió alrededor de las 3:40 horas de la mañana y algunas cámaras de seguridad capturaron el intenso destello que se extinguió en unos pocos instantes. De acuerdo al ingeniero Alejandro S. Méndez, el término más adecuado para referirse al destello es el de un meteoroide o meteoro.
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“Las rocas que orbitan alrededor del sol se dividen en dos categorías: los asteroides y meteoroides. Lo primeros son cuerpos que miden desde 10 metros hasta varias decenas de kilómetros y los meteoroides son objetos de menos de 10 metros. Lo que vimos anoche muy probablemente fue un meteoroide de aproximadamente 1 metro de diámetro que atravesó la atmosfera”, explica el especialista.
El ingeniero del Instituto Politécnico Nacional puntualiza en que cuando estos meteoroides entran a la atmósfera y producen una serie de explosiones con gran brillo se les considera ya bólidos o meteoros. “Si el objeto no se desintegra por completo en la atmósfera y toca la superficie terrestre, se le considera entonces un meteorito”, señala.
“Explotan como palomitas”; la razón detrás del potente brillo y estruendo
La clave detrás del brillo y el poderoso ruido que generó el bólido se encuentra en su composición.
“Muy probablemente esta roca estaba compuesta en buena medida de minerales no ferrosos, lo que ocasiona fuertes explosiones, pues al entrar en contacto con la atmósfera se inestabilizan y se empiezan a fundir desde afuera hacia adentro. Esto es lo que causa el brillo que pudimos percibir, aunque no se trata de fuego, sino de plasma: el cuarto estado de la materia”.
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Según Alejandro S. Méndez, los objetos que ingresan a la atmósfera pueden alcanzar velocidades de más de 70 kilómetros por segundo. “La fricción empieza a desestabilizar los minerales. Imagínate, llevan miles o millones de años en el frío del sistema solar para de pronto alcanzar temperaturas súper calientes. Es por eso que explotan como palomitas”. El ingeniero estima que, por lo que se pudo observar del fenómeno, la energía liberada por el bólido durante la madrugada es equivalente a detonar decenas de toneladas de dinamita.
“El mejor ejemplo que tenemos es el bólido de Cheliábinsk”, recuerda el especialista. Este objeto, cuyo tamaño era similar al de un camión, sobrevoló la ciudad rusa el 15 de febrero de 2013, dejando a su paso miles de fragmentos que se convirtieron en meteoritos, los cuales se precipitaron hacia la superficie terrestre. La energía liberada fue tan grande que ocasionó el rompimiento de vidrios y daños menores en la localidad.
Todavía más atrás, en el pasado, tuvo lugar el bólido de Tunguska, registrado en 1908 y cuyo tamaño se estima entre los 50 y 150 metros. La explosión generada por este meteoro fue tal que arrasó millones de árboles en Siberia. “Fue la explosión más grande registrada en la tierra antes de la bomba atómica. Si lo pusiéramos a escala local, es como si todo el Valle de México se hubiera quedado sin árboles”, explica el especialista.
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Países como Estados Unidos, China y las naciones de la Unión Europea tienen protocolos para monitorear objetos que entran a la atmósfera. De hecho, los grandes asteroides se encuentran plenamente identificados. No obstante, cuando se trata de objetos muy pequeños, pueden pasar desapercibido y causar algunos destrozos.
Sin embargo, según el ingeniero Alejandro S. Méndez, el paso de bólidos y meteoros por la atmósfera de la tierra es un fenómeno muy común. “La gran ventaja es que el planeta es 70% agua, así que la mayoría de estas explosiones o caídas de objetos tienen lugar en el mar y sólo de vez en cuando caen en zonas pobladas y generan algunos inconvenientes.