Entre acusaciones de ser espía y la polémica por un magnicidio del otro lado de la frontera, Elena Garro sobrevivió durante los años sesenta con su teléfono intervenido, huyendo de pensión en pensión y defendiendo su versión de los hechos. La escritora mexicana aparece en los recién desclasificados archivos del caso Kennedy, los cuales fueron liberados la semana pasada tras una orden ejecutiva del presidente Donald Trump.

Sobre la dramaturga pesan varios claroscuros, pues fue dura crítica del movimiento estudiantil de 1968 y de los regímenes comunistas de su tiempo, pero también simpatizante de movimientos guerrilleros en México. Archivos de la antigua Dirección Federal de Seguridad (DFS) la señalan como una informante de la agencia de seguridad que a su vez era espiada por la misma dependencia y que más tarde fue catalogada como “simpatizante” del Partido Comunista Mexicano.

Para entender el papel de Garro en el caso John F. Kennedy y su relación con agencias de inteligencia, consultó los documentos desclasificados del magnicidio del expresidente de Estados Unidos y archivos de la escritora que fueron liberados en 2006 por el extinto Instituto Federal de Acceso a la Información Pública (IFAI). Además, charló con el periodista y escritor mexicano Rafael Cabrera, quien escribió el libro “Debo olvidar que existí. Retrato inédito de Elena Garro”.

En la mira del gobierno mexicano

En 1962, con el asesinato de Rubén Jaramillo, un guerrillero de origen campesino, Elena dejó apuntes en los que se muestra convencida de que el expresidente López Mateos tuvo algo que ver con el crimen. “El gobierno de López Mateos le dijo a Octavio Paz, su esposo, que sacara a Elena del país porque estaba muy latosa con el tema de los campesinos”, detalló el periodista Rafael Cabrera en entrevista.

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Este tipo de declaraciones pusieron a Elena Garro en la mira del gobierno mexicano. Las autoridades aseguraban que la escritora no diferenciaba la ficción de la realidad, que mentía en todas sus declaraciones e incluso que fungía como espía para agencias extranjeras.

La primera vez que la escritora fue espiada por la DFS ocurrió en 1964 cuando el militar Raúl Rodríguez Carreón, quien formó parte del Escuadrón 201 en la Segunda Guerra Mundial como ingeniero en telecomunicaciones, ordenó intervenir las llamadas telefónicas de Elena, explicó Cabrera en entrevista.

Elena Garro y el asesino de Kennedy

El interés de las autoridades en la dramaturga aumentó en septiembre de 1963, cuando Lee Harvey Oswald, asesino del expresidente John F. Kennedy, pasó tiempo en México meses antes de cometer el magnicidio.

De acuerdo a los archivos desclasificados, a su llegada a México, Oswald se entrevistó con Silvia Tirado de Durán para solicitar un visado para Cuba con la intención de llegar a la Unión Soviética. Además de laborar como secretaria en la Embajada de Cuba, Silvia era prima de Elena Garro.

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Tirado de Durán declaró no haber tenido ninguna relación Oswald, según consta en los documentos desclasificados. Sin embargo, Elena Garro aseguró que el estadounidense asistió a una reunión en casa de Silvia, así lo señalan los archivos del IFAI.

La fiesta fue declarada como un evento de la Embajada de Cuba, sin embargo, la familia Durán fueron los anfitriones de la reunión en su propia casa. Al evento asistieron diversos intelectuales, políticos mexicanos, y, por alguna extraña razón, el asesino de Kennedy. Garro describió a Lee Harvey como un “gringo raro.”

Aunque Oswald no pasó desapercibido para Elena, fue hasta después del asesinato de Kennedy cuando la dramaturga notó que se trataba del mismo hombre que cometió el magnicidio en Estados Unidos.

Según Cabrera, durante la investigación del caso, Silvia Tirado de Durán fue llamada a declarar por su cercanía con el asesino y Garro contactó a Manuel Calvillo, agente de la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos (CIA, por sus siglas en inglés), para contarle lo que sabía. Posteriormente, el agente le dijo a Elena que debía “protegerse de los comunistas” y le sugirió ocultarse en un hotel de la Ciudad de México al menos unas semanas para después huir del país.

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Elena Garro fue severamente juzgada por la opinión pública ante su relato sobre Oswald en la fiesta de Durán. Se le tachó de “loca”, dijeron que era una “persona imaginativa” y que su realidad estaba gravemente alterada. “Elena no estaba equivocada, brindó elementos reales a la historia. Se confirmó todo lo que ella alguna vez narró”, puntualizó Rafael Cabrera.

La carta que la CIA quería que Elena Garro entregara en la cárcel

De acuerdo con Cabrera, a la par de la investigación por el asesinato de Kennedy, Garro y su hija, Helena Paz, estuvieron ampliamente involucradas en movimientos guerrilleros y opositores durante esa época, por lo que mantuvieron una estrecha amistad con el periodista español Víctor Rico Galán.

Rico Galán fue encarcelado en México por relacionarse con el Movimiento Revolucionario del Pueblo, un grupo subversivo que contó con la participación del cineasta Sergio Béjar. Sus ideologías y amistades hicieron del periodista un objetivo prioritario para la CIA durante su espionaje al país.

De acuerdo a los documentos desclasificados del caso Kennedy, oficiales de la Estación de la agencia estadounidense en la Ciudad de México, decidieron que el mejor método para entregar una carta a Rico Galán era a través de su esposa, sin embargo, tras dos semanas sin localizarla, acordaron entregarla a la escritora, quien era cercana a él.

En los archivos desclasificados se adjunta la carta que pretendían entregarle a Elena:

Muy señora mía

En vista de que en varias ocasiones he tratado de entrevistarme con usted personalmente sin poder lograrlo, ahora por medio de ésta carta ruego a usted de la manera más atenta hacerle llegar este sobre adjunto al señor Victor Rico Galán a sabiendas de que usted tiene una buena amistad.

Agradeciéndole de antemano el favor que le pido y la atención a estas fincas, quedo de usted como su seguro servidor.

La carta que la CIA pretendía que fuera entregada por Garro. En los documentos desclasificados no se explica la finalidad de la misiva. Foto: Captura de pantalla.
La carta que la CIA pretendía que fuera entregada por Garro. En los documentos desclasificados no se explica la finalidad de la misiva. Foto: Captura de pantalla.

constató que no existe información oficial de si la carta fue entregada a Elena Garro o si Rico Galán fue contactado por la CIA.

No obstante, la vigilancia de la escritora por parte de agentes persistió. De acuerdo al periodista Rafael Cabrera, el último reporte que existe en aparatos de inteligencia mexicanos sobre Elena Garro es de 1969 y se trata de un documento de la DFS que enlista a personas simpatizantes del Partido Comunista Mexicano.

“Sí, ella, una anticomunista profesional de tiempo completo, es nombrada como un contacto de este grupo político”, señala Cabrera en su tesis “Elena Garro y el 68, la historia secreta.”

Además, la CIA y el FBI (Oficina Federal de Investigación, por sus siglas en inglés) continuaron buscando a la escritora para declarar por el caso Kennedy, Garro se volvió ilocalizable por vivir de pensión en pensión y no volvió a hablar del tema. A la figura de Elena la rondan innumerables adjetivos, “loca” e “imaginativa” abundan en los rumores, sin embargo, lo dicho por Garro sobre el caso Kennedy “se confirmó” años después, apuntó Rafael Cabrera.

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