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Teotihuacán.- Y se quisieron hacer dioses en la Cuidad Sagrada de Teotihuacán.
Brazos y manos enfilados hacia el cielo, a la hora en la que se abren los portales del cosmos, como si sus almas quisieran entrar.
Los cuerpos vestidos de blanco en su mayoría, relajados, a la espera de que fluyera la energía del mediodía emanada de la pirámide del Sol, a la que llegaron desde temprano para hacer sus rituales del 21 de marzo.
No les importó que el equinoccio de primavera llegó al hemisferio norte después de las 21 horas del martes, para ellos es obligado acudir a la Zona Arquera de Teotihuacán a recibir los nuevos rayos solares del cambio de estación.
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Muchos de ellos iban vestidos de blanco porque piensan que así atraen más energía y realizaron ceremonias sobre la Calzada de los Muertos, frente a las pirámides del Sol y la Luna, así como al templo de Quetzalcóatl.
Aunque desde hace varios años no se permite que suban a la Pirámide del Sol, de la Luna y al templo de Quetzalcóatl para los turistas nacionales y extranjeros que llegaron a la segunda zona arqueológica más visitada del mundo, sólo después de la de Egipto, no fue impedimento para que alzaran sus brazos al cielo y recibieran energía en este lugar que consideran emblemático por lo que representa la cultura teotihuacana para el mundo.
En el cenit muchos de los asistentes gritaron tres veces gracias, en señal de agradecimiento al universo por la llegada de la primavera y por la renovación de su espíritu.
afcl/cr