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Tlalnepantla, Méx.— ¿Por qué el gerente del Black Royce no está detenido y está dentro de una burbuja de seguridad?, cuestionó uno de los abogados de la defensa de los seis empleados del bar que fueron vinculados a proceso por el homicidio del empresario Íñigo Arenas Saiz.
Todos los detenidos y vinculados a proceso por la muerte del cliente son mujeres y hombres que respondían a órdenes y que finalmente son el último eslabón de este caso, señaló el abogado defensor de Ana Karen, una de las jóvenes que son procesadas por el homicidio del empresario ocurrido el 6 de agosto pasado.
Pese a haber estado en el Centro de Justicia de Naucalpan, Ricardo pasó de estar detenido a ser testigo “colaborador” y fue quien señaló a cada uno de los jóvenes detenidos.
Durante la audiencia que inició el 15 y culminó el 16 de agosto, en diversos momentos, tanto los abogados defensores de los seis jóvenes que fueron vinculados a proceso como la jueza y el Ministerio Público señalaron el papel que jugó el gerente del bar Black Royce.
Fue Ricardo quien dijo que asignaron la mesa 40 a Íñigo Arenas, donde una de las jóvenes fue la que presuntamente vació un polvo verde en su bebida “para bajarle la borrachera”. Los abogados defensores cuestionaron en reiteradas ocasiones la forma en que pasó a ser “testigo colaborador”.
El gerente era el que presuntamente sostenía el acuerdo con taxistas para que llevaran clientes al bar, a los que pagaban 300 pesos o 30% de la cuenta de cada hombre que llevaban. Además, es quien debió de llamar a una ambulancia o trasladar a Íñigo a algún hospital para su atención médica.
Sin embargo, permitió que pasara cerca de una hora con 40 minutos hasta que pidieron ayuda, cuando Íñigo ya no se movía.
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bmc