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Toluca, Méx.- El señor Crisanto nació entre sombreros de palma, pues la actividad que ha marcado a su familia la inició su abuelo y él a sus 80 años sigue tejiendo, aunque con el paso de los años todo ha cambiado, para él es un orgullo ser pionero en tejer los típicos sombreros de palma que se venden como parte de los productos para celebrar la Independencia.
Con la leyenda de ¡Viva México!, algunos pintados con verde, blanco y rojo, de ala ancha y el escudo nacional del Águila comiendo a una serpiente, así es como lucen en una especie de aparador, donde se pueden observar y decidir cuál de los modelos es el más atractivo, el costo de los sombreros oscila de los 80 a los 120 pesos, son pintados y acabados a mano.
Aunque pese al aumento en el costo del material, para los tejedores de palma ha sido complejo seguir comprando para generar el mismo nivel de producción que en años pasados, no sólo eso, también es difícil elevar el costo, pues los clientes no lo pagan.
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Lamentó que con el paso del tiempo y la llegada de productos chinos, la tradición de tejer palma se haya ido desapareciendo. Durante la pandemia, comentó, murieron la mayor parte de los abuelos dedicados a esta actividad y las nuevas generaciones ya no apuestan por ella, pues saben que se regatean los artículos, pues la gente no valora el trabajo de tejer a mano.
El pequeño negocio se localiza en la zona norte de Toluca, donde la mayoría de las familias se dedican a tejer con palma verde o seca, desde las cruces para el Día de Ramos, hasta los sombreros. En su local, no sólo se venden este tipo de sombreros, sino que las mujeres, especialmente están acostumbradas a portar boinas o sombreros decorados con encaje, porque el sol es muy duro en esa parte seca de la capital mexiquense.
Nietos ya no están interesados en seguir oficio
Don Cris, como le dicen sus familiares, ahora se acompaña por sus nietos y nietas, es su esposa quien atiende el negocio junto con sus hijos y nueras, son vendedores de temporada, pero lo que no cambia es la elaboración de estos productos con los que pudo sacar adelante a sus hijos, aunque está convencido de que podría perder la tradición familiar.
Dijo que en su familia son varios hijos e hijas, no todos continuaron con la tradición de elaborar estos sombreros de palma; sin embargo, los nietos ya no están interesados en seguir este oficio, no solo porque que han observado que la mayoría de los compradores buscan regatear el costo del producto pues consideran que es muy caro, sino porque buscan otros horizontes, estudiar una carrera y seguir con su vida en otro lado.
En San Cristóbal la mayoría de las familias son de origen Otomí y se dedican a la elaboración de productos de temporada, si bien anteriormente se observaban decenas de negocios que ofertaban no solo sombrero, sino otro tipo de artículos patrios, este año decidieron invertir menos y algunos apostaron por la compra de productos piratas, que tienen una menor calidad, pero implica menos inversión y un poco más de ganancia.
Para el señor Crisanto, seguir tejiendo algunos de los productos que vende, también significa recordar a su padre y a su abuelo, quienes iniciaron con ese oficio con el que sacaron adelante a su familia, además, considera que es uno de los orígenes o raíces de esa demarcación Toluqueña.
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