Texto: Rebeca Jiménez
Naucalpan, Méx.— “Me tiraron al piso para quitarme mi mochila”, relató Norma Castillo, quien fue asaltada en el paradero norte del Metro Cuatro Caminos, que se ha convertido en una “ruleta rusa” para cerca de 250 mil pasajeros que todos los días llegan y salen de esta terminal olvidada por las autoridades.
“La mitad del paradero del Metro Cuatro Caminos es como si estuvieras en San Diego y la otra mitad en Namibia, por el abandono”, lamentó Felipe Miranda mientras esperaba su autobús bajo una tupida lluvia; además, señaló la oscuridad y el caos de la estación norte, que quedó como traspatio del moderno Mexipuerto, inaugurado ya hace seis años, en abril de 2017.
“Está muy oscuro, impera el caos”, la basura se acumula por toneladas, por lo que es común “ver ratas de dos y cuatro patas”, señalaron usuarios a EL UNIVERSAL durante un recorrido, en el que administradores del lugar trataron de impedir el trabajo de los reporteros.
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Aunque geográficamente el paradero del Metro Cuatro Caminos está en Naucalpan, el subterráneo es operado por autoridades del Sistema de Transporte Colectivo (STC) Metro de la Ciudad de México y los 11 pasillos que van del andén “A” al “K” son responsabilidad de autoridades de la Secretaría de Movilidad del Estado de México, quienes concesionaron la operación a una empresa, pero, en los hechos, “esta es tierra de nadie”, señalaron vecinos de Lomas de Sotelo afectados también por el caos, la inseguridad y los ambulantes.
Luego de la inauguración del Mexipuerto hace seis años, autoridades de la Secretaría de Movilidad se olvidaron de la remodelación del paradero norte del Metro, que durante seis años ha quedado como el traspatio de la moderna terminal sur de Cuatro Caminos, afirmó el diputado local Isaac Montoya.
En el paradero norte operan 37 rutas de transporte público de pasajeros, con más de cuatro mil combis, microbuses y camiones, donde llegan 250 mil usuarios tanto de municipios del Estado de México como de la Ciudad de México.
Además, cientos de vendedores han ocupado pasillos y andenes del paradero ofreciendo fritangas y comida con el uso de tanques de gas, entre el paso de miles de personas, así como artículos de telefonía, piratería, ropa y también se instalaron locales de máquinas de juegos electrónicos.
Corte de luz agravó inseguridad
“Aquí te pueden asaltar, violentar, lesionar, sufrir agresiones sexuales, caer y hasta ser asesinados”, señaló Isaac Montoya, diputado local, quien indicó que la inseguridad se agravó este año por el corte de energía eléctrica por adeudos del concesionario a la Comisión Federal de Electricidad (CFE).
El corte de luz que realizó la comisión a principios de marzo, presuntamente por un adeudo de 17 millones de pesos de la empresa concesionaria, dejó en oscuridad total el paradero norte, que lleva casi tres meses en penumbras, reconocieron transportistas y pasajeros.
De forma emergente, los administradores del paradero y operadores de rutas de transporte colocaron lámparas solares en los 11 andenes, pero son insuficientes, “pues hay puntos rojos, que están totalmente oscuros, como en el [andén] ‘K’, donde a mí me golpearon y tiraron el piso para quitarme mi mochila y mi dinero”, señaló Norma Castillo, quien dio su testimonio a EL UNIVERSAL.
“Aquí abundan los ladrones con armas de fuego, cuchillos y hasta con desarmadores, que llegan a asaltar al pasaje dentro de camionetas y camiones. O que están entre los andenes y en la salida del paradero, esperando cualquier descuido para asaltar”, relataron choferes.
Están los cadeneros, que te dan el manotazo para arrancarte cadenas o aretes. “A mí me dejaron sus uñas y dedos marcados en el cuello para robarme”, narró Eva mientras esperaba su transporte.
Cuando estás arriba del transporte, esperando que salga del paradero, suben y te dicen “‘ya se la saben, carteras, celulares’ y tienes que darles lo que traes, ante la amenaza de un disparo”, relató Joselyn.
Andenes como el “I”, que es donde llegan y salen los microbuses rumbo a la Facultad de Estudios Superiores (FES) Acatlán, ahora son de los más vigilados y ha bajado la incidencia de robos en este punto, luego de múltiples denuncias de asaltos, reconocieron estudiantes y profesoras entrevistados en el lugar.
Sin embargo, al ir caminando por los pasillos rumbo al Metro “te abrazan, te piden que no grites, ni digas nada y sientes un piquete en la cintura, mientras buscan entre tu ropa y mochila el celular, la laptop y tu dinero”, dijo con impotencia Luisa, estudiante de dicho plantel de la UNAM, quien ha sido asaltada dos veces en el paradero norte.
“Casi no hay vigilancia, no me siento segura, en las noches prefiero pagar otro transporte para irme al Mexipuerto y no llegar aquí”. “Con una navaja me obligaron a darles mi monedero”, “está horrible, oscuro, siempre me da miedo que me vaya a pasar algo”, relataron Guadalupe, Vania y Claudio, quienes caminaban apresurados por los andenes.
La mayoría de estos asaltos no son denunciados “porque perdemos más tiempo en el Ministerio Público”, reconocieron usuarios afectados, otros han optado por presentar su queja en línea por el robo de sus equipos celulares y laptops en la página electrónica de la Fiscalía General de Justicia del Estado de México.
Policías armados... con palos
Un promedio de 60 policías privados armados sólo con palos vigilan el paradero norte, por lo que es urgente que la policía estatal e incluso la Guardia Nacional refuercen la seguridad, “porque no podemos seguir regateando la seguridad de los usuarios”, aseveró el legislador mexiquense Isaac Montoya en entrevista.
EL UNIVERSAL solicitó entrevista a autoridades de la Secretaría de Movilidad para conocer su postura sobre la operación de este paradero norte del Metro Cuatro Caminos.
Sin embargo, al cierre de esta edición no hubo respuesta.
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