Dicen que, si pasas una noche en su cabaña, a través de una rendija puedes ver la silueta de una persona dando vueltas por la construcción de madera. Que a veces se oyen pasos y metales chocando entre sí. Y, en general, los veladores no se quieren quedar aquí. Eso es lo que cuenta Rogelio Santana, el actual cuidador de la famosa Isla de las Muñecas y sobrino nieto del hombre que le dio origen.
Con la intención de entrar en ambiente para este Día de Muertos, tomé un recorrido especial de la touroperadora México Underground en colaboración con la organización campesina Umbral Axochiatl. Además de la Isla de las Muñecas, el tour visita una chinampa educativa y la casa de “El Indio” Fernández, uno de los máximos iconos mexicanos del siglo pasado.
La experiencia es guiada por Ubish Yaren, cocinero y experto gastronómico que recientemente participó en la serie documental de Netflix “Las Crónicas del Taco”.
Foto: Viridiana Ramírez
Partimos desde el Canal de Apatlaco, uno de los más grandes de Xochimilco, en una zona utilizada exclusivamente por los locales; aquí no ves turistas, sino gente trabajando y transportándose en trajineras. El paisaje es más natural y la vegetación se extiende sobre el agua formando grandes “alfombras”. Llegar a la Isla de las Muñecas toma una media hora, mientras que desde la zona turística puedes tardar dos horas.
Foto: Viridiana Ramírez
Actualmente existen 4 islas con muñecas, pero ésta es la original.
Todo comenzó en 1950, cuando un grupo de turistas llegaron hasta la chinampa de don Julián Santana; una mujer que iba con ellos se cayó al agua y se ahogó tras enredarse con la vegetación. Al poco tiempo, Julián comenzó a percibir que el alma en pena de la turista se manifestaba en su hogar.
Foto: Viridiana Ramírez
Julián intentó resolver el problema encendiendo veladoras para el espíritu, pero no funcionó. Entonces se le ocurrió dejarle muñecas, en los alrededores de su casa. No las compraba, sino las recolectaba donde fuera posible: desde basureros hasta los mismos canales. Por eso muchas de las figuras están incompletas o maltratadas.
El dueño de la chinampa nunca se casó ni tuvo hijos. Tras su muerte, en 2001, su sobrino Anastasio se quedó a cargo; él falleció en febrero de este año, y le dejó a Rogelio Santana, otro sobrino, la encomienda.
Foto: Viridiana Ramírez
Puedes llamarlo superstición, pero desde que pones un pie en la Isla de las Muñecas, la atmósfera cambia. El lugar tiene un toque lúgubre y esotérico. El paso del tiempo ha modificado el aspecto de los juguetes: hay Barbies con cabello de estropajo, peluches cubiertos de tierra o cabezas de bebé sin un ojo, por ejemplo. Las muñecas están por todos lados, desde los árboles hasta las paredes de una pequeña cabaña de madera que ahí se construyó.
Hoy en día se pueden contar 2 mil 500 muñecas, y los turistas siguen trayendo donaciones propias. “Agustina” era la favorita de don Julian; tiene un pequeño altar con una minitrajinera como adorno. A veces la gente le deja regalitos, como pequeñas pulseras, con la intención de dejar las malas energías ahí.
Foto: Viridiana Ramírez
El ambiente se volvió mucho más ligero cuando llegamos a la chinampa educativa de Umbral Axochiatl. Este es el Xochimilco que pocos viajeros conocen.
Umbral es una organización 100% campesina que nació hace más de 2 décadas. Está formada por un equipo multidisciplinario que incluye a biólogos y antropólogos con un par de objetivos claros: implementar de nuevo a las técnicas tradicionales de cultivo en chinampas e integrarlas con tecnologías sustentables.
La organización ha surtido a famosos restaurantes de la Ciudad de México, como Contramar y Nicos.
Foto: Viridiana Ramírez
Este es un turismo fuera de lo común, donde debes tener ganas de aprender algo nuevo, que te concientiza o incluso se aplica en la vida diaria; si has querido tener tu propio huerto, por ejemplo, y solo has hallado fracaso, te conviene tomar un pequeño taller aquí.
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Don Nicho, fundador de Umbral, es quien nos recibió. Junto con su equipo, él mismo le explica a los visitantes cómo funciona una chinampa y los retos que enfrenta en la actualidad. También muestran su estación biológica, dedicada a la conservación del ajolote.
Antes de nuestra siguiente actividad, visitamos un invernadero lleno de flores de cempasúchil en su mejor momento: 4 mil plantas, formando un paisaje de ensueño.
Foto: Viridiana Ramírez
En el barrio de Santa Catarina, Coyoacán, se oculta una peculiar y laberíntica casa de roca volcánica, que alguna vez le perteneció a Emilio “El Indio” Fernández. Él fue una de las figuras más importantes en la Época de Oro del cine nacional, con obras como "María Candelaria", "Río Escondido" o "Salón México".
Foto: Viridiana Ramírez
Es una verdadera mansión construida al gusto del legendario cineasta, la cual estuvo a cargo de su amigo y colaborador Manuel Parra. Todo lo que “El Indio” quería, está aquí: arquerías dignas de una hacienda, techos altos, una alberca, chimeneas, una bóveda catalana y varios elementos artísticos creados por Diego Rivera.
Con el frío que produce su construcción de piedra, la arquitectura y decoración de la casa (la mayor parte de los muebles son originales), es inevitable sentir que viajas en el tiempo hacia un México que ya no existe.
Foto: Viridiana Ramírez
Hay varias historias y curiosidades que se cuentan sobre la casa. Por ejemplo, se dice que aquí cualquier fiesta duraba 3 días. Además, el guía nos "chismeó” que el cineasta pidió al arquitecto 2 escaleras distintas con acceso a su habitación para que, si una mujer estaba ahí, pudiera salir sin encontrarse con otra.
Noviembre es la mejor temporada para ir, pues se monta una ofrenda monumental dentro de la casa.
Foto: Viridiana Ramírez
El tour cuesta 2 mil 778 pesos por persona. Incluye una comida en la chinampa educativa y, si vas justo en la celebración de Día de Muertos, una visita al Panteón de Xilotepec. Si se te pasa la temporada, puedes ponerte en contacto con Ubish Yaren para hacer el tour después.
Sitios web: mxunderground.com
axochiatl3.wixsite.com/umbral-axochiatl