Para muchos, el referente inmediato de son sus colores encendidos durante el otoño, las universidades prestigiosas y los Patriotas, equipo profesional de futbol americano que, a partir de 2002, se convirtió en una de las franquicias más exitosas en la National Football League (NFL) al ganar seis Super Bowls.

Esta región compuesta por seis estados —Maine, New Hampshire, Vermont, Massachusetts, Rhode Island y Connecticut—, además de todas las cualidades anteriores, también es el lugar donde se gestó el nacimiento de .

En cada una de sus pequeñas ciudades, pueblos pintorescos y paisajes, se palpa gran parte de la esencia histórica, gastronómica, cultural e incluso arquitectónica más profunda de aquella nación.

Foto: Newport Harbor Corp
Foto: Newport Harbor Corp

Entre sus montañas con picos nevados, bosques frondosos y una larga costa con playas rocosas y otras de arena blanca, este pedacito de Estados Unidos ofrece sitios como Boston, algunas de las universidades más antiguas y reconocidas del mundo, pueblos e islas con arquitectura colorida y un menú de experiencias para el viajero que busca nuevos escenarios.

Te proponemos una ruta por algunos de los destinos más auténticos en la costa de Nueva Inglaterra: desde asentamientos religiosos antiguos, mansiones de los primeros millonarios estadounidenses y hasta una ciudad de espíritu universitario que te hará sentir en el universo mágico y gótico de Harry Potter.

Mansiones de lujo

En el extremo sur de Rhode Island, el estado más pequeño de la región, se encuentra Newport, una pequeña y bonita ciudad costera en la isla de Aquidneck, conocida especialmente por ser uno de los centros vacacionales de verano más populares y lujosos de Nueva Inglaterra.

Foto: Discover New England
Foto: Discover New England

Destaca por su riqueza y belleza arquitectónica, a tal punto de ser conocida como ‘la única ciudad estadounidense de madera’ o ‘la ciudad estadounidense más elegante’.

Al haber sido un importante puerto comercial en el siglo XVIII, puede presumir numerosos edificios de la época colonial y de la Gilded Age o Era Dorada: esta última es una muestra de la arquitectura estadounidense de la posguerra civil.

En esa época, los acaudalados empresarios de Estados Unidos eligieron al actual Distrito Histórico de la Avenida Bellevue como el destino para edificar sus casas vacacionales, alejadas del centro de la ciudad y con vistas al océano.

Foto: Omar Moreno. El Universal
Foto: Omar Moreno. El Universal

Hay aproximadamente 140 de estas mansiones, cada una de ellas con un toque arquitectónico y estilo particular: gótico, renacentista, del segundo imperio francés y hasta shingle.

La gran mayoría de ellas es propiedad privada, aunque 11 están abiertas al público, ya que son administradas por la organización The Preservation Society of Newport County.

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La más espectacular y grande de todas es The Breakers, construida en 1895 por el arquitecto Richard Morris Hunt, para la familia del empresario Cornelius Vanderbilt II, nieto del magnate Cornelius Vanderbilt I, apodado ‘El Comodoro’.

Foto: Erin McGinn
Foto: Erin McGinn

Se trata de un palacio renacentista italiano con detalles románicos en su fachada.

Sus salones son verdaderamente ostentosos, al puro estilo francés del siglo XIX, con detalles en hoja de oro, mármoles rosa de África y azul de Italia, azulejos cortados pieza por pieza, candelabros de cristal de Baccarat y hasta una chimenea de 500 años de antigüedad traída desde Francia.

  • The Breakers ocupa más de 5.7 hectáreas, casi 2 más que el Zócalo de la CDMX.

Entre sus habitaciones más impresionantes llama la atención el comedor, con 12 columnas de alabastro rojo; The Morning Room, con una ventana con vista directa al amanecer y paredes de oro platinado, así como el cuarto de la condesa Széchényi, equipado con una lujosa bañera que podía llenarse con agua directamente del mar.

  • Abre todos los días de 9:00 a 17:00 horas.
  • La entrada cuesta 32 dólares ($600 pesos) por persona.
  • Sitio web: newportmansions.org

Si planeas conocer otras mansiones, al menos por fuera, te recomendamos caminar por Cliff Walk, un sendero de cinco kilómetros y medio al filo de los acantilados de la costa sureste de Newport. De un lado, la brisa marina y las olas rompientes; del otro, se levantan algunos de estos edificios.

Un pedacito de Wimbledon

Otra de las joyas arquitectónicas e históricas de la ciudad de Newport está en el corazón de la ciudad: el International Tennis Hall of Fame. Eso sí, no hace falta ser un gran fanático del deporte para disfrutar de su belleza y enorme colección.

Foto: Omar Moreno. El Universal
Foto: Omar Moreno. El Universal

Está dentro de lo que fuera el Newport Casino, un edificio de estilo shingle, construido entre 1879 y 1881. Este espacio de madera transporta a los visitantes al tradicional estilo de las canchas de pasto de Wimbledon en Inglaterra.

Cuenta con 20 pistas de tenis que se pueden rentar, y cinco salas principales donde se exhiben objetos originales que relatan la historia del deporte, su popularidad e influencia en la moda y la tecnología, además de trofeos, medallas y memorabilia de algunos de los tenistas más reconocidos —como Serena Williams, Rafael Nadal, Roger Federer y Novak Djokovic—, pantallas interactivas, una galería con los 270 miembros del salón de la fama (incluido el mexicano Rafael Osuna) y una experiencia inmersiva sobre los cuatro torneos que conforman el Grand Slam.

Foto: Omar Moreno. El Universal
Foto: Omar Moreno. El Universal

Además, el International Tennis Hall of Fame —considerado Monumento Histórico Nacional— es la ‘meca’ del tenis estadounidense, pues fue ahí donde en 1881 se jugó, por primera vez, el U.S. Open, el cual después se mudaría a Nueva York.

  • Abre todos los días de 10:00 a 17:00 horas.
  • La entrada tiene un costo de 22 dólares (414 pesos) por persona.
  • Sitio web: tennisfame.com

Las casas de jengibre

Desde la pequeña ciudad portuaria de Falmouth, Massachusetts, se aborda un ferry con destino a Martha’s Vineyard, una de las dos principales islas vacacionales al sur de la península Cape Cod.

Esta isla fue habitada originalmente por la tribu wampanoag, quienes la conocían como Noepe o ‘tierra entre arroyos’. Para 1602, el explorador británico Bartholomew Gosnold le cambió el nombre a Martha’s Vineyard, en honor a su hija Martha y a las vides que vio a lo largo de toda la costa.

Foto: Omar Moreno. El Universal
Foto: Omar Moreno. El Universal

Vineyard, como también se le conoce, no tiene viñedos en la actualidad, aunque sí hay seis pueblos, entre los que destaca Oak Bluffs, un pequeño asentamiento fundado como una comunidad religiosa en 1835 por Jeremiah Pease y seis miembros de la Iglesia Metodista de Edgartown.

Wesleyan Grove fue su nombre original. En sus inicios siguió el movimiento de campamentos religiosos del siglo XIX, llevando todos los veranos a feligreses que instalaban decenas de tiendas de campaña alrededor de un cobertizo de madera gigante para rezar y predicar durante todo el día.

Entre 1855 y 1865, las reuniones comenzaron a atraer personas por periodos más largos de tiempo, por lo que las tiendas se hicieron más grandes y complejas, hasta que aparecieron los gingerbread cottages o ‘casas de jengibre’, entre 1859 y 1865.

Foto: Omar Moreno. El Universal
Foto: Omar Moreno. El Universal

Se trata de pequeñas casitas de estilo victoriano pintadas de colores vivos, instaladas en espiral alrededor de una plaza central circular. Ahí, en 1879, se construyó el Tabernáculo, una inmensa estructura de hierro forjado que sirve como centro de actividades religiosas y culturales.

  • Tanto las gingerbread houses como el Flying Horses Carousel están incluidos en el Registro Nacional de Lugares Históricos.

En 1880 se contabilizaron 500 de estas casitas en Oak Bluffs. Algunas fueron relocalizadas en distintas áreas del pueblo; otras se ‘fusionaron’ para hacer casas más grandes y algunas sufrieron los estragos del tiempo y los incendios.

Actualmente sobreviven 318, todas administradas por la Martha’s Vineyard Camp Meeting Association (MVCMA).

Pasear por sus calles arboladas es como sumergirse en un cuento de hadas. Son tan llamativas que es irresistible no tomarles fotos e incluso querer entrar a ellas para descubrir cómo son por dentro.

Foto: Omar Moreno. El Universal
Foto: Omar Moreno. El Universal

Esto es posible, ya sea rentando una de ellas para pasar la noche o visitando el pequeño Cottage Museum, instalado en una de las casas que todavía conserva muebles de época, documentos y fotografías de la vida cotidiana en Oak Bluffs.

Fuera del ‘corazón’ de la MVCMA, de camino al muelle de Oak Bluffs, hay un montón de tiendas de souvenirs, bares, restaurantes, además del Flying Horses Carousel, el carrusel en funcionamiento continuo más antiguo de Estados Unidos.

  • Aunque la costa de Nueva Inglaterra es un destino de veraneo por sus playas, hoteles y casas vacacionales, es una de las mejores regiones en el mundo para observar el follaje otoñal y sus intensas tonalidades en rojo y naranja. La temporada suele iniciar desde mediados de septiembre y termina a finales de diciembre.

Historia marítima de Nueva Inglaterra

La historia indica que en 1620, en la ciudad de Plymouth, Massachusetts, atracó el barco Mayflower, el cual transportaba a los pilgrims o ‘padres peregrinos’, fundadores de la primera colonia británica en Nueva Inglaterra, una región cuya historia primaria se debe, en gran parte, a los barcos.

Foto: Omar Moreno. El Universal
Foto: Omar Moreno. El Universal

Connecticut fue uno de los principales epicentros del desarrollo marítimo y comercial de Nueva Inglaterra, especialmente el puerto de Mystic, un idílico pueblito con grandes casas de madera estilo shingle, jardines de hortensias y antiguos muelles en los que se construyeron más de 600 embarcaciones entre 1784 y 1919.

Prueba de ello está en el Mystic Seaport Museum, el museo marítimo más grande de Estados Unidos y el principal atractivo turístico del pueblo, a un costado del río homónimo.

Foto: Omar Moreno. El Universal
Foto: Omar Moreno. El Universal

Se divide en tres grandes secciones: North Entrance, con galerías que exhiben objetos antiguos, como los enormes y elaborados mascarones de proa; el Seaport Village, una recreación de un pueblo marinero del siglo XIX con edificios de los siglos XVII y XVIII, en cuyo interior se brindan demostraciones de los diversos oficios de la época; y el Henry B. Du Pont Preservation Shipyard, un astillero especializado en la restauración de embarcaciones históricas.

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Más allá de su enorme colección de objetos, cuentan con un verdadero ‘arsenal’ de 500 barcos, todos han sido remodelados, entre los que destacan el ballenero Charles W. Morgan (de 1841), el barco de vapor Sabino (de 1901) y el imponente buque de velas L.A. Dunton (de 1921).

Foto: Discover New England
Foto: Discover New England

Son auténticos museos flotantes y es posible recorrer sus cubiertas y cuartos interiores. También se pueden rentar botes de remos o pedales, veleros y tours guiados en lanchas o incluso cruceros por el río a bordo del Sabino.

  • Abre todos los días de 10:00 a 17:00 horas.
  • La entrada tiene un costo de 35 dólares ($656 pesos) por persona.
  • Sitio web: mysticseaport.org

Gótico, sabiduría… y pizza

Fundada en 1638 por una colonia de ‘puritanos’ ingleses, New Haven, Connecticut, es una ciudad que parece sacada de los libros de Harry Potter, pues además de que su ambiente se basa en la vida estudiantil de la Universidad de Yale, el Old Campus —sus instalaciones principales—, en pleno corazón de la ciudad, impresionan por su arquitectura neogótica de los siglos XVIII y XIX, muy al estilo de Cambridge y Oxford, en Inglaterra.

Foto: Omar Moreno. El Universal
Foto: Omar Moreno. El Universal

Además, es considerada la primera ciudad planificada de Estados Unidos, así que una de las mejores maneras de conocer algunos de sus atractivos es mediante un tour del Yale Visitor Center.

Aunque dura apenas una hora, el recorrido está lleno de historia y spots fotográficos increíbles. Guiado por un estudiante de la universidad, se aprenden datos curiosos: como que el edificio más antiguo de Yale está precisamente en Old Campus y data de 1750; o que la emblemática estatua de Nathan Hale —generación de 1773 y considerado el primer espía estadounidense— es una idealización patriótica de este personaje, pues no se sabe cómo era en realidad.

Foto: Omar Moreno. El Universal
Foto: Omar Moreno. El Universal

A lo largo del tour se aprecian sitios icónicos como la hermosa Harkness Tower y sus 66 metros de altura; se visitan algunos parques comunes y dormitorios; la Sterling Memorial Library, la principal biblioteca de Yale con más de cuatro millones de libros, y la Biblioteca Beinecke, con una fachada de mármol blanco traslúcido y una columna central acristalada interior que resguarda medio millón de libros, todos ellos manuscritos y libros raros antiguos, tales como una Biblia de Gutenberg o el Manuscrito Voynich del siglo XV.

  • Un par de museos imperdibles en Yale: el Yale University Art Gallery, con pinturas del Renacimiento italiano, esculturas africanas y arte moderno; y el Yale Center for British Art, que alberga la colección de arte británico más grande fuera de Reino Unido.

Los recorridos son gratuitos, aunque solo están disponibles en ciertos horarios durante el día, los cuales cambian dependiendo de la temporada. Consulta en visitorcenter.yale.edu

Foto: Omar Moreno. El Universal
Foto: Omar Moreno. El Universal

No te vayas de la ciudad ni de Nueva Inglaterra sin probar la pizza estilo New Haven. Es similar a la napolitana: con una masa fina y hecha en horno de carbón, aunque esta puede tener una ligera apariencia a quemada. Es una delicia.

Guía del viajero

¿Cómo llegar? Aeroméxico tiene vuelos directos a Boston, saliendo del AICM. El trayecto es de cinco horas y media. Boleto redondo desde $11,000 pesos por persona.

  • Sitio web: aeromexico.com

Renta de autos: Alquilar un auto es una buena opción para conocer los destinos a tu ritmo. Alamo cuenta con entregas en el aeropuerto de Boston desde 168 dólares diarios.

  • Sitio web: alamo.com.mx

Transporte: Si prefieres contratar servicio con auto y conductor que te lleve por la región, una opción es Joshua’s Worldwide. El precio depende de los destinos y los días.

  • Sitio web: joshuasworldwide.com

¿Dónde dormir?

  • En Newport: Brenton Hotel, frente a la terminal de ferry de Newport. Desde 612 dólares ($11,476 pesos) por noche. brentonhotel.com
  • En Oak Bluffs: Oak Bluffs Inn, con 10 habitaciones dentro de una auténtica ‘casa de jengibre’. Desde 325 dólares ($6,100 pesos) por noche. oakbluffsinn.com
  • En Mystic: The Whaler’s Inn, cinco edificios históricos con más de 125 años de antigüedad, casi a un costado del río Mystic. Desde 487 dólares ($9,151 pesos) por noche. whalersinnmystic.com
  • En New Haven: The Blake, a un par de calles de las instalaciones centrales de Yale y del New Haven Green, el parque principal de la ciudad. Desde 209 dólares ($4,000 pesos) por noche. theblakenewhaven.com

¿Dónde comer?

  • En Newport: Castle Hill Inn, con gastronomía regional en una terraza con vista al río Providence o en 22 Bowen’s, una taberna clásica especializada en carnes a un costado del puerto. castlehillinn.com y 22bowens.com
  • En Oak Bluffs: The Barn Bowl & Bistro, con especialidades de mar y pizzas artesanales o Martha’s Vineyard Chowder Company, con el tradicional clam chowder y mariscos frescos. thebarnmv.com y chowdermv.com
  • En Mystic: S&P Oyster Bar, con pastas, pescados y mariscos al lado del río Mystic o en The Shipwright’s Daughter, el mejor restaurante de Connecticut en 2022 por la ‘Connecticut Restaurant Association’. sp-oyster.com y shipwrightsdaughter.com
  • En New Haven: BAR, un animado bar de pizza estilo New Haven en el centro de la ciudad. barnightclub.com

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