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Además de sus paisajes, la Ciudad de México está llena de misterios en cada una de sus alcaldías. En cuanto a naturaleza, la capital alberga lagos, cascadas y riachuelos que las civilizaciones pasadas utilizaban para el transporte de mercancías.
Entre ellos el río Magdalena es el único cuerpo de agua que no ha sido entubado en su totalidad y actualmente es el punto de reunión para las familias. Por si no lo sabías, este tesoro natural encierra una leyenda y en Destinos te la contamos.
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¿Cuál es la historia del Río Magdalena?
Abarca más de 20 kilómetros, atraviesa el cerro de San Miguel y el Parque Nacional Los Dinamos. El río nos regala hermosas postales, nos permite conectar con la naturaleza y con lo que alguna vez fue Tenochtitlán.
Desembocaba con las aguas de La Piedad y Churubusco, mientras que su fluido abastecía a los habitantes de la zona y a los pueblos de San Nicolás, Magdalena, San Ángel, Tizapán y Coyoacán y la hacienda de la Cañada, según información del Instituto Nacional de Antropología e Historia.
Fue el único río que sobrevivió a la construcción de presas, aljibes y canales para regar los cultivos que se comerciaban en la CDMX y el área metropolitana. Al estar escondido entre arboledas, se dice que lo habitaron hermosas sirenas que salían en las noches de luna llena.
Cuál es la leyenda del río Magdalena en CDMX
Una de sus leyendas más populares tiene que ver con las brujas. Hay quienes aseguran que el río Magdalena fue habitado por criaturas malévolas e incluso invadieron la zona boscosa de Los Dinamos.
Al caer la noche, las aguas cristalinas eran un "imán" para los practicantes de magia negra, santería, hechicería y otras artes ocultas. Esta es la razón por la que sus habitantes aseguran encontrar 'trabajos' o 'hechizos' por ejemplo amarres e incluso cuerpos de animalitos.
¿Qué sucede con el río Magdalena en CDMX?
Este río que nace en el cerro La Palma y desemboca en el drenaje de Coyoacán, ha sufrido los estragos de la contaminación. Hoy en día se aprovecha solo el 20% de su agua, mientras que el resto se mezcla con aguas negras y basura.
Con el paso de los años han incrementado sus niveles de sequía. Aunado a ello, el desecho de residuos tóxicos termina por afectar la flora y fauna que viven en la zona.
De manera periódica, las autoridades capitalinas organizan jornadas para rehabilitar las áreas naturales y limpiarlo a profundidad.
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