Pasar la noche en la naturaleza puede ser mucho más glamouroso de lo que piensas. Para demostrarlo, está el hotel Playa Viva, en Guerrero. Está situado en Juluchuca, a una hora desde Zihuatanejo.
Se ha vuelto famoso por el diseño que presume una de sus suites. Es una casita del árbol construida con madera y bambú, suspendida a casi dos metros de altura. Aunque los materiales son rústicos, conserva un aire lujoso. Tiene una gran cama con mosquitero, baño privado y ducha exterior. El frente de la casita queda al aire libre, otorgando una vista panorámica hacia el mar.
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El resto del alojamiento que ofrece Playa Viva está conformado por cabañitas de madera. Al igual que la casa del árbol, carecen de una fachada para que puedas admirar la playa sin que nada se interponga.
El hotel está rodeado por vegetación. Incluso cuenta con senderos delimitados para explorar la región. Su playa puede ser recorrida a caballo. Las actividades disponibles para los huéspedes incluyen esnórquel, pesca y paseos a kayak por los manglares cercanos. Hay excursiones para practicar surf en costas cercanas o visitas a una comunidad en las montañas, donde la familia que te recibe cultiva café y cacao.
Todo el año se organizan retiros de yoga y bienestar. Por unos días, los viajeros se entregan a un estilo de vida saludable, que incluye alimentos provenientes de un huerto orgánico; tú mismo puedes recolectar algunos de los ingredientes.
Para ser congruente con su concepto natural, el hotel mantiene prácticas ecológicas, como agricultura sustentable, reciclaje y uso de energía solar. Tiene programas para beneficiar a la comunidad de Juluchuca y la región, entre ellos un santuario tortuguero.
Sitio web: www.playaviva.com