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Dormir en medio de la espectacular selva, emocionarse al sortear los rápidos de un río y liberar adrenalina al máximo para luego relajarse en una hamaca a la orilla de un río, son solo algunas de las experiencias que Chiapas te da, además de convivir con los habitantes de las comunidades mayas. Ellos, los lacandones, son los anfitriones...
Como un primer acercamiento al mundo maya y su cosmovisión, hay que iniciar el viaje en uno de los sitios arqueológicos más importantes, no solamente de Chiapas , sino de todo México: Bonampak.
Aunque no tiene las grandes construcciones que sí puedes encontrar en otros sitios similares —como Yaxchilán o Palenque —, vale la pena apreciar sus murales, uno de los vestigios del arte prehispánico más destacados.
Los famosos murales de Bonampak son una serie de pinturas que decoran los muros y los techos de tres cuartos ubicados en uno de los templos de la zona arqueológica, la Estructura I. Sorprenden por el extraordinario estado de conservación de los colores y las escenas que representan. Los murales registran la batalla ganada por el gobernante Chan Muwan II con el apoyo militar de sus vecinos de Yaxchilán , sacrificios humanos, personajes con atuendos fastuosos, entre otros sucesos más.
(Foto: Adriana Hernández)
En Bonampak también hay dinteles en piedra, estelas y monumentos labrados de gran valor en los que se conservan inscripciones de los años 300 a 900 d.C., los cuales pueden ser explicados por guías lacandones.
(Foto: Adriana Hernández)
Ahora sí, estamos listos para saber cómo es vivir unos días en la selva Lacandona .
Tradición y aventura
A 45 minutos de Bonampak , a dos del Pueblo Mágico de Palenque y su zona arqueológica y a cuatro horas de Villahermosa (la mejor opción para llegar en avión a esta región) Lacanjá Chansayab , en el municipio de Ocosingo, es una comunidad lacandona asentada en las inmediaciones de la Reserva de la Biósfera Montes Azules , donde hay cascadas y ríos que son celosamente resguardados por los habitantes de esta zona de clima cálido y húmedo durante gran parte del año.
Aquí encontrarás el Campamento Ecoturístico Top Che , un lugar atendido por una familia lacandona formada por Enrique Chankin, su esposa Lola (con quien lleva 50 años de casado) y sus siete hijos.
(Foto: Adriana Hernández)
En el campamento hay cómodas cabañas —dobles o sencillas— con electricidad, ventilador y baño.
En la cabaña principal, que es un área común, hay Wi-Fi para que te conectes unos minutos al mundo. Aquí también te sirven la comida casera preparada por esta familia, como las increíbles quesadillas con tortillas hechas a mano o un pollo con calabazas de la región y aguas de fruta para refrescarte, mientras decides qué actividad realizarás al siguiente día: senderismo o visitar un sitio arqueológico.
La actividad preferida de quienes llegan a este lugar es el rafting , dirigido por guías certificados, como Jorge Chankin, uno de los miembros de la familia que se ha preparado durante mucho tiempo y que, además, conoce el lugar como la palma de su mano, por lo que realizar el recorrido con él será un placer.
El descenso por el río Lacanjá empieza temprano. Hay que desayunar como a las siete de la mañana, hidratarse bien y prepararse con ropa y calzado que se puedan mojar, dejar cualquier dispositivo electrónico que no sea resistente al agua y colocarse el equipo indispensable para la actividad: casco, chaleco salvavidas y, por supuesto, un remo. No es necesario que lleves toallas o ropa para cambiarte, recuerda que estás en modo naturaleza.
Jorge y los demás guías dan instrucciones antes de subir a las balsas y disfrutar de la corriente del río cristalino y los verdes paisajes que lo enmarcan; eso sí, siempre concentrados para remar en equipo y sortear las cascadas que se forman entre las rocas. La corriente dependerá de qué tanto haya llovido en la época del año que se esté viviendo.
(Foto: Adriana Hernández)
En algunos puntos, todos deben descender de las embarcaciones para echarse un clavado de unos tres metros y continuar el trayecto, lo cual hace que la actividad sea todavía más divertida y emocionante.
Casi al final, se detienen un momento en un arroyo en el que se puede nadar en aguas más frescas y que sirve para tomar un pequeño descanso después de todas la emociones que se sintieron durante el recorrido.
(Foto: Adriana Hernández)
Se han cumplido más de dos horas y se llega al término de la actividad, por lo que hay que descender del bote y ayudar a sacarlo del agua. Mientras tanto, Jorge prepara un ligero almuerzo de fruta, queso y galletas para después trepar ágilmente por un árbol y llamar por radio al vehículo que llevará a todos de vuelta al campamento, por supuesto, tras caminar varios metros entre la selva con el fin de llegar al punto de encuentro. Lleva repelente para no ser el banquete de los mosquitos.
Después de un baño y ponerte ropa seca, la comida estará servida (también algo casero, como una milanesa o pollo asado) y podrás conversar con tus anfitriones sobre lo que viviste.
Seguramente te contarán anécdotas interesantes del lugar y de sus experiencias de vida. Por la tarde puedes disfrutar del río, recostarte en una hamaca o simplemente vivir la paz de este lugar alejado del bullicio citadino y de la señal del celular.
(Foto: Adriana Hernández)
A tres horas de Top Che y Bonampak se localiza un sitio similar: el Campamento Ecoturístico Nahá , operado por un grupo de la etnia maya-lacandón.
Aquí también hay cabañas para pasar un par de noches relajadas, pero están más equipadas, con servicios como aire acondicionado y mayores acabados. Son de diversos tipos, dependiendo del plan de la visita y de la cantidad de personas (cinco como máximo).
(Foto: Adriana Hernández)
Lo que sí es igual, es que tampoco hay señal de celular; el internet solamente está disponible en el área de recepción.
Nahá
, de más de ocho mil 600 kilómetros cuadrados de selva, es un área natural de protección de flora y fauna desde 1988. En ésta viven especies amenazadas o en peligro de extinción, como el águila arpía y el jaguar.
(Foto: Adriana Hernández)
Una de las actividades que se pueden realizar es la visita a las lagunas, la cual comienza con un recorrido de unos 20 minutos por un sendero en el que un guía lacandón muestra y explica la riqueza de la flora del lugar antes de llegar al lago Nahá , un espectacular cuerpo de agua azul turquesa que puede admirarse desde una torre de observación mientras los anfitriones preparan el cayuco para el paseo. El cayuco es una canoa de una sola pieza con el fondo plano que se impulsa con remos y que tradicionalmente es de madera, pero para fines turísticos es de fibra de vidrio.
El recorrido en la embarcación dura apenas unos minutos, pero son suficientes para admirar el paisaje rodeado de selva en el que solamente se escucha el sonido que genera el remo al chocar con el agua.
(Foto: Adriana Hernández)
Al llegar al otro lado, hay que desembarcar y caminar unos metros por un empinado sendero que lleva a la laguna Amarilla, otro cuerpo de agua cuyo color mostaza se debe al tipo de tierra y profundidad que tiene. En ésta no se puede nadar ni navegar (entre otras cosas, porque hay cocodrilos), pero sí puedes rodearla por un camino abierto en medio de la vegetación.
(Foto: Adriana Hernández)
La actividad requiere de un poco de esfuerzo físico que seguramente te hará sudar, pero de acuerdo con el guía, también te sirve para purificarte un poco, especialmente si vienes de una gran ciudad. Son menos de dos kilómetros, aunque debes saber que se siente como si fueran más.
El recorrido de regreso es por el mismo camino por el que llegamos. Al final podrás comer en la comunidad de Nahá, en donde recobrarás fuerzas después de las tres horas que duró la excursión, al degustar un pescado o una carne y agua de piña.
Por la tarde hay que visitar a don Antonio Martínez Chankin, un líder espiritual lacandón que preserva los tradicionales rituales para curar a las personas. Dice que tiene 100 años, aunque las marcas de su rostro y agilidad parecen indicar que al menos es un par de décadas más joven.
En un terreno que se encuentra a unos pasos de su casa y en donde hay una pequeña palapa, don Antonio —mientras habla en una mezcla de español y maya— prepara unas plantas (entre ellas hojas de xate, una palma de la región), monta un altar en el que enciende incienso y pasa por el fuego una por una las hojas mientras dice una oración.
Posteriormente, entrega una hoja a cada uno de los visitantes dándole una bendición para después conversar un poco.
(Foto: Adriana Hernández)
Dice que es la última persona que mantiene esta tradición centenaria y que es probable que esté a punto de perderse. Por eso mismo, es una experiencia que hay que vivir. Para hacer cita, pregunta por él en el Campamento Ecoturístico Nahá .
A este viaje hay que incluir una experiencia gourmet inspirada en los orígenes de la región. En Palenque, en el kilómetro 2.8 de la carretera a las ruinas, está el restaurante Bajlum.
Francisco Álvarez y su esposa, Hilda Limón, junto con sus hijos, se dedican a investigar desde hace 12 años cómo era la alimentación en la cultura maya, centrándose particularmente en la zona de Palenque. Desde hace media década empezaron a operar este lugar. Por cierto, sus propietarios nunca se refieren a este sitio como “restaurante”.
Bajlum es como un comedor instalado en el patio de una casa. Prácticamente todos los días diseñan menús que retoman los sabores, la historia y los ingredientes palenqueños en medio de un ambiente tan familiar que hasta el servicio se limita solamente a unos 24 clientes cada día, en promedio.
Y aunque el objetivo es rescatar las tradiciones, los platillos son una fusión de la cocina prehispánica y la contemporánea, todo preparado con ingredientes de productores locales, lo cual ayuda a la economía regional.
Lo que vas a encontrar en el restaurante es una nueva gastronomía maya inspirada en la investigación histórica, basada en la sustentabilidad y de muy buen sabor.
Por ejemplo, cuando lo visitamos, el menú estuvo conformado por platillos como codorniz en salsa de cacao con puré de camote y hormiga chicatana, acompañada de una margarita de guanábana; pero también hay venado, cerdo de monte y robalo. ¡Ah!, y un flan de camote como postre.
(Foto: Adriana Hernández)
El establecimiento no hace publicidad; toda su fama ha crecido a través de las redes sociales y en sitios como Trip Advisor , por lo que la mayoría de sus clientes es extranjera. Como sea, venir aquí es algo único y saldrás gratamente sorprendido y satisfecho.
Para dormir, a unos 15 minutos de ahí se encuentra el Axkan Arte Hotel Palenque , un concepto de pequeñas cabañas que combinan una decoración moderna con el estilo prehispánico. Resulta una opción cómoda para descansar en medio de la naturaleza que te envuelve con el sonido de cigarras, grillos y aves, atmósfera coronada por los inconfundibles aullidos de los monos saraguatos.
(Foto: Adriana Hernández)
Con todo este puñado de experiencias te conectarás irremediablemente con la naturaleza y una cultura fascinante; aprenderás, comerás delicioso y hasta dormirás como un ángel. ¡Ah!, y descubrirás que no necesitas estar pegado a tu celular tanto como creías.
GUÍA DEL VIAJERO
En el Campamento Top Che
• Comida: 90 pesos por persona.
• Rafting: 850 pesos por persona.
• Hospedaje: 600 pesos (depende de la temporada y estilo de habitación).
• Cómo llegar: desde Palenque, por la carretera federal 199 y después la Fronteriza del Sur. A 135 kilómetros se localiza el Crucero San Javier, de aquí son cinco kilómetros a la comunidad de Lacanjá Chansayab.
• Contacto: Facebook Top Che Centro Ecoturístico. rjustita@hotmail.com y topche.centro.ecoturistico@gmail.com
• Comida: 100 pesos por persona.
• Paseo: 400 pesos por persona.
• Hospedaje: desde mil 156 pesos por habitación con baño privado. Las habitaciones con cuartos compartidos son mucho más económicas.
• Cómo llegar: desde Palenque toma la carretera federal 186 y después la carretera 185 Fronteriza del Sur. A 33 kilómetros se localiza el Crucero Cháncala-Reforma, desde donde se recorren unos 15 kilómetros. En el Crucero Ejido Piñal está la desviación de Ejido Santo Domingo para Nahá, desde donde son 54 kilómetros más.
En estos lugares no hay señal de celular, por lo que el GPS no suele servir muy bien.
Restaurante Bajlum
• Carretera a ruinas de Palenque Km 2.8.
• Teléfono: (916) 107 8518. Facebook: Restaurante Bajlum.
• Gasto promedio por personas: 800 pesos.
• Dirección: carretera Zona Arqueológica Km 1.5, en Palenque, Chiapas.
• Teléfono: (916) 688 0006. Para reservar y conocer sus actividades
• Precio: mil 900 pesos (depende temporada y estilo de habitación) por noche.
Servicio de transportación
Por si deseas contratar un servicio para recorrer estos lugares tenemos esta opción:
• Mexica Tours . Teléfono: (967) 631 6101.
En la web
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