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QUEBEC
.— La belleza verde de las colinas canadienses pasa por una metamorfosis tan notable en el otoño , que su símbolo más sintetizado ha sido elegido como escudo nacional. La naturaleza brinda un traje rojo, ámbar y anaranjado a los arces, contrastado con el verde permanente de los pinos y cedros, creando un entorno maravilloso, aunque con una duración limitada. Por un lapso de alrededor de tres semanas al año, estos colores otoñales atraen a los viajeros para respirar el fresco aire de los bosques y presenciar de cerca esta atmósfera efímera.
Foto: Carlos Cavazos
Un paraje de interés para vivir esta experiencia desde Quebec es el Cañón de Santa Ana , (Canyon Sainte Anne) formación natural con vistas panorámicas de fotografía. De camino, se observa el Río San Lorenzo y las cabañas típicas de la región acentúan esa atmósfera de cuento. El río Sainte-Anne-Du-Nord forma la catarata principal, con una caída de 74 metros. Tres puentes colgantes permiten tomar espectaculares selfies sin arriesgarse, y quienes buscan mayor emoción pueden tomar la vía ferrata y las bajadas en rappel. A pesar de su entorno agreste, el Cañón de Santa Ana ofrece acceso a personas con dificultades de movilidad, y transporte eléctrico para que disfruten el escenario. La combinación del viento y el tronar de la cascada son memorables.
Foto: Carlos Cavazos
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Paseos en canoa y en helicóptero
Para vivir más a profundidad el otoño canadiense , hay que considerar alojarse en el hotel Pourvoirie du Lac Blanc que se sitúa entre las ciudades de Montreal y Quebec . El huésped puede recorrer en canoa el Lago Blanco, así llamado por el aspecto que toma durante los meses de invierno. Cuenta con suites y chalets independientes con vista al lago, ideal para fogatas nocturnas.
Foto: Carlos Cavazos
También ofrece, a pie o en canoa, el avistamiento de castores. Aquí tuve la oportunidad de volar en helicóptero y contemplar desde las alturas el paisaje otoñal y la abundancia de lagos que rodean la región. El vuelo es estable, sin tumbos ni sacudidas. En invierno, Pourvoirie du Lac Blanc ofrece paseos en vehículos para nieve y esquí a campo traviesa.
Foto: Carlos Cavazos
Whiskey y osos negros
También a medio camino entre Quebec y Montreal , se halla el Hotel Sacacomie, rodeado de bosques y con una imponente vista del lago del mismo nombre. Su construcción está basada en robustos troncos rústicos, pero brinda una experiencia de primer nivel. Además de un spa nórdico denominado GEOS, ofrece una peculiar ceremonia de un brindis con el whiskey regional “Sortilege”, hecho con miel de maple, en un vaso que sorprenderá al huésped. Pedimos un deseo, bebemos el shot de whiskey maple y arrojamos hacia atrás por el balcón el vasito ecológico que desaparecerá en minutos.
Foto: Facebook Hôtel et GEOS Spa Sacacomie
Cerca, tras un corto recorrido en brecha a bordo de un vehículo militar, hay un criadero de perros de trineo. Además de dar un paseo en los meses de nieve, se aprende acerca de su particular vida. El criador nos comenta que cada día deben ser llevados a ejercitar: para ellos no hay domingos, pero que en verano no los fatigan, pues el calor es su debilidad. Las razas huskie y malamute son la mayoría, aunque hay varios criollos.
Otra de las experiencias más solicitadas es el avistamiento de osos negros y castores , con la guía de expertos que comparten los interesantes hábitos de estas especies, así como las precauciones para realizar este acercamiento. Existe todo un protocolo, casi parecería un ritual. En absoluto silencio la fila de visitantes avanzamos sin separarnos, con la orden de acallar los “bips” de las cámaras. Llegamos a un parapeto de madera con bancas, desde donde esperamos la llegada del susodicho.
Foto: iStock
Tiene un sentido zen el sentarse en absoluto silencio por minutos incontables, escuchando el viento en los árboles, sin distracciones, esperando la posible visita del oso negro. Con suerte, entre los arbustos aparece la oscura silueta, acercándose con prudencia al salmón previamente colocado a unos 50 metros del grupo, posando para nuestra discreta presencia, pero vigilando y olfateando, al saberse observado. Minutos después se retira, y nosotros hacemos lo propio. Cabe advertir que el oso no siempre acude a la cita.
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Lujo y masajes en medio del bosque
Para quienes en lugar de un sitio rústico busquen comodidad contemporánea y viajen en grupo o en familia, en la región de Quebec está la alternativa de hospedarse en los chalets de la Montagne Coupée: modernas residencias de tres niveles con impresionante vista de esta montaña cortada. El menú regional de su restaurante es notable, con platillos basados en trucha y salmón, foie gras y bisonte. A unos minutos de aquí, los monjes de la abadía Val Notre-Dame tienen su Magazin o tiendita donde ofrecen bebidas y conservas, producidas por ellos mismos.
Para reponer energía, el Spa y Chalets Natur’Eau es especialista en baños de vapor, sauna, aromaterapia y masajes relajantes.
En esta propiedad, los chalets se dividen en varios conceptos: cabaña tradicional cuatro estrellas y chalets minimalistas contemporáneos, de reducidas dimensiones y rodeados del profundo bosque.
Foto: Carlos Cavazos
En cada ubicación, destaca la calidez de la gente, que contrasta con los vientos fríos de la temporada. Presenciar el cambio de colores de otoño es una experiencia reconfortante, que llena los ojos y renueva el alma.
Vuelos. Los hay directos de CDMX a Montreal con Aeroméxico. Los mexicanos deben tramitar por internet la Autorización Electrónica de Viaje (ETA). Su costo es de siete dólares canadienses. El trámite solo toma unos 10 minutos.
Síguele la pista al otoño. Para monitorear el estado del cambio de follaje, Quebec Original ofrece un mapa interactivo en su sitio oficial www.quebecoriginal.com
Vestimenta. Lleva botas de excursión a prueba de agua, chamarra gruesa, sudaderas ligeras para usarlas en capas, gorra y guantes, mochila, impermeable robusto y cámara con cubierta impermeable.