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Prepara la maleta y lánzate a recorrer las calles y conocer los atractivos que ofrecen 12 Pueblos Mágicos de México, que se convertirán en un pretexto para viajar cada mes del año.
Enero: Huasca de Ocampo, Hidalgo
Su principal atractivo son los Prismas Basálticos de Santa María Regla, imponentes columnas de roca bañadas por cuatro cascadas. Hay un puente colgante para verlas desde arriba, pero, también puedes bajar para verlas de cerca.
Otra parada imperdible es el Museo de los Duendes, dentro del hotel Barranca Honda. Verás crines y colas de caballos supuestamente trenzadas por estos mitológicos seres. Por la noche, el hotel organiza caminatas nocturnas para conocer un árbol “habitado por los espíritus de la naturaleza”. Por último, no dejes de comer un buen paste y si te atrapa la noche, podrás dormir en alguna cabañera rústica por menos de 600 pesos.
Foto: Berenice Fregoso. EL UNIVERSAL
Febrero: Malinalco, Estado de México
Este Pueblo Mágico se antoja para una escapada en pareja, por su atmósfera mística y relajada. Muchas de sus casonas antiguas fueron transformadas en hoteles boutique. En su pequeño centro abundan las tiendas de decoración, diseño y joyería hippie. También encontrarás centros holísticos para un masajito o un baño de temazcal. Otros imperdibles para visitar son la zona arqueológica de Cuauhtinchán, con su estructura piramidal tallada en roca, y el templo agustino con frescos del siglo XVI.
Si te atrapa la noche, duerme en Casa Hotel Malikualli.
Foto: Casa Hotel Malikualli
Marzo: Tepoztlán, Morelos
Cárgate de buena vibra y recibe la Primavera en este Pueblo Mágico. Es de ley subir el cerro del Tepozteco y visitar su antiguo centro ceremonial, en la cima. Después, “chacharea” por la Avenida Revolución, con tienditas de ropa de manta, artesanías de madera y hasta cafés donde te leen el tarot. Tómate un mojito frappé, mientras recorres el tianguis sabatino. Aquí podrás comer los famosos itacates, unas gorditas de maíz en forma de triángulo rellenas de guisados.
Foto: Sectur Morelos
Abril: Aquismón, San Luis Potosí
Este Pueblo Mágico forma parte de la exuberante Huasteca Potosina. Una de sus principales maravillas naturales es la cascada de Tamul, cuya cortina de agua cae a 105 metros de altura y puede alcanzar los 300 metros de ancho. En Aquismón también se encuentran los sótanos de las Golondrinas, la sexta cavidad más profunda del planeta, y el de las Huahuas, ambos habitados por vencejos que diariamente salen hacia el golfo de México en busca de alimento.
Foto: Cortesía Reservamos
Mayo: Mineral de Pozos, Guanajuato
Es considerado un pueblo fantasma, por sus vestigios de haciendas y minas, que ahora puedes conocer en recorridos guiados a pie o en bicicleta. En sus calles empedradas encontrarás tiendas de instrumentos prehispánicos y hoteles boutique. Además de varios restaurantes para comer escamoles. Mayo es un buen mes para visitar El Rancho de la Lavanda, cuyos campos se pintan de color morado y donde puedes hacer jabones con esta flor.
Foto: Yadín Xolalpa. EL UNIVERSAL
Junio: Palenque, Chiapas
Además de resaltar el complejo arqueológico maya, antiguos dominios del gobernante Pakal, y ahora Patrimonio de la Humanidad, Palenque es el hogar de la etnia chol, maestros mayas del arte textil, lapidario y pirograbado. Esos terrenos salvajes también están habitados por la guacamaya escarlata y los monos aulladores, para los cuales construyeron una reserva en el centro de interpretación Los Aluxes. Welib Há es un tesoro de cascadas turquesas.
Foto: iStock
Julio: Tequisquiapan, Querétaro
Sus callejones adoquinados con casonas coloridas son un deleite para la vista; sus galerías de arte on objetos labrados en ónix y ópalo y sus boutiques con prendas de manta, te vuelven loco; ni hablar de sus barquitos dedicados al vino de sus queserías artesanales. Julio es un buen mes para visitar los viñedos que rodean al Pueblo Mágico, ya que es cuando se celebran las fiestas de la vendimia. Cada casa vinícola tiene su propio programa de actividades, como catas, degustaciones, ferias gastronómicas y conciertos.
Foto: iStock
Agosto: Zacatlán de las Manzanas, Puebla
Date una escapada para respirar aire puro en la sierra poblana. Este Pueblo Mágico está rodeado de cascadas y barrancas tapizadas de árboles, que puedes recorrer a pie o en caballo. Muy cerca del centro se encuentra el Valle de las Piedras Encimadas, un paraje con imponentes formaciones rocosas. En agosto celebran la Feria de la Manzana: podrás degustar sidras, licores y panes rellenos. Para pasar la noche, te recomendamos rentar una cabaña de El Despertar, la noche te cuesta 700 pesos.
Foto: El Despertar
Septiembre: Tlaquepaque, Jalisco
Se ubica a solo 15 minutos de Guadalajara. En su centro histórico se distribuyen más de 200 talleres artesanales. Además de trabajar el barro y la cerámica, Tlaquepaque es semillero de grandes artistas de la escultura en bronce, como Sergio Bustamante y Rodo Padilla. En cuanto a arquitectura, se aprecian la parroquia franciscana de San Pedro y las casonas coloniales, rescatadas para transformarse en hoteles boutique y restaurantes, como El Parián, la meca del mariachi.
Foto: OFVC Guadalajara
Octubre: El Mazunte, Oaxaca
Una escapada a la playa no viene mal. Este Pueblo Mágico es un nirvana rústico que mira al Pacífico. Tiene el cariño y el respeto del viajero ecológico por registrar arribazones de tortugas, principalmente de la especie golfina que llega de junio a noviembre. Sus playas, como La Ventanilla, se unen con lagunas protegidas por mangles, hogar de aves, cocodrilos e iguanas negras.
Foto: Oaxaca Travel
Noviembre: Pátzcuaro, Michoacán
Es un destino clásico para celebrar Día de Muertos, cuando sus panteones se iluminan con velas para recibir a las almas viajeras. Janitzio es una de las principales islas que forman parte del lago de Pátzcuaro y donde podrás apreciar altares grandes y profusamente decorados, además de danzas tradicionales y la representaciones de cómo preparar una ofrenda.
Foto: iStock
Diciembre: Tulum, Quintana Roo
Cierra tu año viajero en este Pueblo Mágico de sol y playa. Las joyas de Tulum se concentran en 10 kilómetros de arena y aguas turquesas: una zona arqueológica maya al borde de un acantilado; un pueblo asentado en ambos lados de la carretera federal 307; hotelitos que incitan al romance; cenotes; y, la puerta de entrada a la Reserva de la Biósfera de Siaan Ka’an, protectora indiscutible de 110 kilómetros del Arrecife Mesoamericano, el segundo más grande del planeta.